¿Pagar cantidad en concepto de alquiler?
¿Destinar ese concepto a arreglarlos?
¿Cerrar los pabellones y todos a vivir a la calle?

No acabo de entender el por qué quitar un beneficio que ya tenemos y que puede ser muy útil si se utiliza de forma justa y coherente. (otra cosa es que no existieran y/o que los nuevos cuarteles no los contemplaran, cosa que no es así)

En cualquier caso, todo lo anterior, en mi opinión, queda un tanto lejos y para hablar de realidades, (que se puedan cumplir desde ahora mismo) no me cabe otra solución que Retocar o, en su caso, Rehacer el actual Reglamento y para ello lo fundamento:

Para cumplir con el principio de máxima ocupación y "habitabilidad" se debe de, no solo, obligar a ocuparlo sino de hacer un seguimineto "efectivo" de la misma. (Eso sería lo primero e importante).
Y para que se cumpla es necesario, imperiosamente, ampliar y a su vez constatar fehacientemente los requisitos exigidos para su ocupación.
Esta demostrado que aportar un simple certificado de empadronamiento del familiar o un certificado de convivencia en pareja no debería ser lo único necesario para adjudicarlo, (porque cuando desparecen las causas que motivaron su adjudicación no se le quita el pabellón a nadie y esto no puede ser). A mi juicio hay que ir más allá...
Propongo crear la figura de supervisor ( sino la hubiera) y que sobre él recayera toda la responsabilidad de su cumplimiento.

Una vez que se hubieran ocupado de forma "efectiva" todos los pabellones existentes en la Unidad, seguir la correspondiente lista de espera como hasta ahora y así sucesivamente.

Es evidente que algunos no desean vivir en los cuarteles (entre otras cosas porque son de la zona y ya tienen vivienda propia fuera) pero si no fuera así y quisieran ocuparlo, los que teniéndola fuera, deberían pasar al final de la lista.
(Bajo ningún concepto se debería de permitir que el adjudicatario de un pabellón a su vez tuviera una vivienda alquilada, en la misma localidad, y que el que viene de fuera tuviera que pagarse un alquiler)
En definitiva, priorizar la adjudicación a los que llegan de fuera, que con ese espíritu fueron creados los pabellones y no para que unos pocos puedan lucrarse.