De una persona que nos conoce y nos respeta.
Lorenzo Silva:
sigue en http://www.elmundo.es/espana/2014/10...00a8b4583.htmlSucedió allá por 1844 y 1845. Por los caminos de España empezó a verse a unos tipos vestidos con uniforme azul (ése fue el color al principio) y tocados con un tricornio que tenían entre otras misiones acabar con la inseguridad endémica de nuestras rutas interiores. Estaban éstas asoladas por partidas de bandidos, gentuza sin escrúpulos experta en agredir al prójimo y arrebatarle el fruto de su sudor. Rufianes a los que algunos literatos despistados, propios y ajenos, llamaron bandoleros y dieron un tinte romántico que dudosamente habría confirmado ninguna de sus víctimas, rara vez gente poderosa y bastante más a menudo campesinos inermes. Fue el caso que en ese empeño los guardias civiles (nombre que una reina niña les había dado, cuando le pusieron a la firma el real decreto que fundaba el cuerpo) se aplicaron a rastrear por dónde paraban los malhechores y quiénes los mandaban y favorecían. Y hete aquí que se encontraron con que no pocas partidas venían amparadas o dirigidas por caciques locales, en posesión muchos de ellos del bastón de alcalde, y que el Ayuntamiento servía como tapadera y hasta depósito de armas a quienes desvalijaban a sus conciudadanos.................................
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