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    General de Brigada Avatar de Trevelez
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    168 aniversario de la creación de la Guardia Civil

    Los ocho artículos que principian este tema, están sacados de la página que puedes ver haciendo clic aquí.
    El pasado 13 de mayo, se conmemoró el 168 aniversario de la fundación de la Guardia Civil. Este es un breve retazo de su historia.
    El 13 de mayo de 1844 se publicó el Real Decreto definitivo para la creación del nuevo Cuerpo de la Guardia Civil bajo la dependencia del ministerio de la Gobernación. Incluimos en este reportaje la transcripción del texto íntegro que Narváez presentó a la reina Isabel II para su rúbrica.
    Señora: - Para rubricar V.M. - El Real Decreto sobre la nueva organización de la Guardia Civil. - Don Ramón María Narváez.
    - Señora: El Ministro que suscribe ha examinado con mayor atención el Real Decreto de 28 de marzo último, sobre la formación de la Guardia Civil. - Al llevarla al efecto por el Ministerio de mi cargo, en virtud del Real Decreto de trece de abril próximo pasado, se han tocado dificultades, sin cuya aclaración no es posible constituirla desde luego en una forma fija. - Necesario es que este Cuerpo que ha de crearse con Oficiales del Ejército, depende del Ministerio de la Guerra en su organización, personal, disciplina, material y percibo de sus haberes. En él únicamente puede haber todos los datos precisos, para que la elección de sus Gefes y Oficiales, sea tan escogida e imparcial, como su preferente servicio exige, y poder llenar en lo sucesivo sus vacantes. - En su servicio peculiar debe entenderse con las Autoridades civiles, y depender por lo tanto del Ministerio de la Gobernación. - Concluida la primera organización, para centralizar a las inmediaciones del Gobierno todo lo concerniente a la organización, personal, disciplina y material, indispensable en un centro común, que reuniendo las comunicaciones de todos los Jefes de los Tercios, se entiende con este Ministerio y pueda transmitirle las resoluciones de V.M. relativas a la parte de él, y que del mismo modo pueda centralizar las comunicaciones de los cuarenta y ocho Jefes Políticos, y las relaciones que con el Ministerio de la Gobernación, tendrá el Cuerpo indispensablemente que mantener. - Para seguir el orden ya establecido en los demás institutos del Ejército, creo necesario, después de concluida la primera organización, la formación de una Inspección de la Guardia Civil a cargo de un General, aunque con un corto número de Jefes y Oficiales empleados en ella, que para la debida economía en todos los ramos, no pasen de ocho ni de cinco el de sus Escribientes. Por esta inspección deberán pasar todas las propuestas, que han de ser nombramiento de V.M. y demás asuntos concernientes a la organización, personal, disciplina, y material del Cuerpo. - La fuerza asignada al primer Decreto de veinte escuadrones y ochenta y nueve compañías parece excesiva, pues es muy difícil, sino imposible, encontrar en un breve tiempo catorce mil, novecientos setenta y cinco licenciados, con todas las circunstancias brillantes que deben tener, los individuos de un Cuerpo que en todas partes y en todas ocasiones, se han de presentar como el primer agente del Gobierno y el primer sostenedor de la tranquilidad y seguridad pública. - De la base del Cuerpo ha de depender el éxito de sus resultados, para plantearla con la solidez debida, muy bueno será empezar por poco, para ir aumentando progresivamente conforme los medios y las necesidades de vayan presentando. - Como el servicio especial del Cuerpo, ha de depender del Ministerio de la Gobernación y en él radican las noticias necesarias para acudir a las necesidades de cada una de las Provincias civiles; destinándose al servicio de la Corte una Compañía-Escuadrón de Caballería, y dos de infantería, el resto de la fuerza asignada al primer Distrito, y a todos los demás se repartirá por el Ministerio de la Gobernación, dando las órdenes a los Jefes de los Tercios, de la fuerza que haya que asignar a cada Provincia civil, de las que corresponde al distrito de su Tercio, y esta dependencia del Jefe Político de aquella Provincia, en todo lo relativo a su servicio, pudiéndose verificar cuantas variaciones crea convenientes en este particular el Ministerio de la Gobernación. - Las Planas Mayores de los Tercios , aún cuando éstos hubiesen de tener toda la fuerza, que en el primer Decreto se les marca, son excesivas, pues no habiendo de pasar la contabilidad de un Tercio de la de un Batallón y siendo esta muy simplificada por la índole de este Cuerpo, a excepción del primer Distrito en que ha de haber mayor fuerza, y por consiguiente necesitan un Teniente Coronel, puede suprimirse este en los trece Tercios restantes, como igualmente uno de los Ayudantes, los Cabos trompetas y tambores, y el mariscal veterinario, pues habiendo de obrar siempre el Cuerpo aislado y fijamente, para nada necesita estas plazas de Plana Mayor, lo que produce en el presupuesto el considerable ahorro de setecientos veintinueve mil seiscientos cuarenta reales. - Los primeros Jefes con el auxilio del Ayudante, pueden muy bien desempeñar la contabilidad de los Tercios. - En aquellos Tercios, que por la pequeñez de su Distrito, o menores atenciones, ha de haber menos fuerza, en lugar de Coroneles, podrán emplearse Tenientes Coroneles, lo que producirá también de ahorro en el presupuesto, treinta y seis mil reales, pues de los trece Tercios, ocho pueden estar al mando de Coroneles y cinco al de Tenientes Coroneles. - En un Cuerpo que ha de obrar tan aisladamente, necesario es que el número de Oficiales, sea el mayor posible, para que su vigilancia, sea más inmediata y cuidando siempre de no perder de vista, la necesaria economía cuando no daña, será muy conveniente, suprimir un Sargento y cuatro Cabos segundos de los proyectados en el primer Decreto, y aumentar en cada compañía un Subteniente o Alférez, de esta manera se podrán las compañías dividir en cuatro Secciones, mandada cada una por un oficial, quedando sin Sección el Capitán primero, para vigilar sobre las otras. - Como este Cuerpo tiene una índole de servicio distinta del Ejército, conveniente será dar el nombre de Cabos mayores, á los que en el resto del Ejército se llaman Sargentos. - Llegamos ahora al punto capital de esta organización, que es, la dotación de sus individuos de tropa, pues la de los Jefes y Oficiales, es correspondiente al servicio del Cuerpo. - si aquella no es la indispensable para proporcionar una subsistencia cómoda, y decente, no solicitará tener entrada en la Guardia Civil, aquellos hombres que por su disposición, y honradez, se necesita atraer. Una peseta y el pan, es el jornal de cualquier bracero, que no tiene que entretener, ni un vestuario, ni un equipo complicado y lucido. - La índole de este Cuerpo, lo separa absolutamente del minucioso mecanismo de las multiplicadas revistas, que en los Batallones y Escuadrones del Ejército se pasan: necesario es pues, que al cumplimiento de la obligación, se una el interés del individuo. - Dos necesidades imperiosas se deducen de lo anteriormente expuesto: primera, la de una buena dotación á estos individuos: segunda, la de que los caballos, monturas, vestuario y equipo, que han de tener á su único cuidado, sean de su propiedad; y para este efecto, preciso es señalar en Caballería, doce reales diarios al Cabo mayor primero; diez á los segundos; nueve y medio á los Guardias civiles de primera clase; y nueve á los de segunda, de lo que solo perciban diariamente hasta que tengan satisfecho el capital de propiedad que tienen á su cargo, ocho reales el Cabo mayor primero; siete y medio los segundos; siete los Cabos primeros; seis y medio los segundos; seis los Guardias civiles de primera; y cinco los de segunda; cuyo descuento se hará para reintegrar al Erario del adelanto, que ha de hacer en la compra de caballos y efectos indicados; y para fondo particular que cada compra de caballos y efectos indicados; y para el fondo particular que cada individuo ha de tener con objeto de atender al entretenimiento de menaje, y efectos, del vestuario, montura y equipo. - En Infantería disfrutarán diarios diez reales y medio el Cabo mayor primero; diez los segundos; nueve y medio los Cabos primeros; nueve los segundos; Ocho y medio los Guardias civiles de primera clase; y ocho los de segunda; y sufrirán el descuento hasta que hayan satisfecho el importe del vestuario y equipo, en igual proporción que los de Caballería. - de la especie de hombres que se propone, es indudable que prestarán seis mil, más servicio que doce mil de otra, menos pagados, y por consecuencia de no tan buenas cualidades, y el adelanto que para la primera organización se hace del Erario, se le irá reintegrando diariamente con los descuentos, que se hagan a los individuos del Cuerpo; de modo que si se suma el valor de los caballos, montura, vestuario y equipo que el Estado debía facilitar, según el artículo once del primitivo proyecto, cuyo costo no bajaría de siete millones de reales, corto podrá calcularse el aumento de sueldo anterior marcado, dando la gran ventaja de asegurar al hombre un porvenir, cual es la propiedad del caballo y efectos que ha de cuidar y manejar, al paso que no se graba al Erario, con este considerable desembolso. - En vista de todo cuanto llevo expuesto, tengo la honra de someter á la Soberana aprobación de V.M. el adjunto proyecto de Decreto. - Señora. - A.L.R.P. de V.M. - Ramón María Narváez. - (Rubricado).-

  2. #2
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    Re: 168 aniversario de la creación de la Guardia Civil

    Esta es una breve semblanza sobre el Duque de Ahumada, fundador de la Guardia Civil, y alma máter del Instituto Armado tal y como lo conocemos hoy. El Duque de Ahumada elaboró los principios que han hecho que esta institución perviva, adaptándose siempre a los tiempos, a lo largo de estos 168 años. Este fue el hombre que fundó la Guardia Civil.
    El 11 de marzo de 1803 nació en Pamplona (Navarra) Francisco Javier, María de la Paz, Bernardo, José, Juan Nepomuceno, Eulogio, Leandro Girón y Ezpeleta Las Casas y Enrile, quien con el paso del tiempo llegó a ser el II Duque de Ahumada y V Marqués de Las Amarillas así como el fundador del benemérito Instituto de la Guardia Civil.
    Sus padres eran Pedro Agustín Girón de Las Casas -entonces teniente coronel de la 3ª División de Granaderos provinciales de Andalucía y futuro héroe de la Guerra de la Independencia donde alcanzaría el generalato y sería condecorado con la Gran Cruz de San Fernando- y Concepción Donata Ezpeleta Enrile Galdeano y Alcedo, siendo el único descendiente que tuvo dicho matrimonio.
    Dado que su padre estuvo destinado en diversas guarniciones y participando en diferentes campañas, buena parte de la educación primaria de Francisco Javier fue llevada a cabo por su abuelo paterno Jerónimo Girón y Moctezuma, virrey y capitán general de Navarra.
    A los doce años de edad, el 19 de junio de 1815, fue nombrado capitán de la Milicia Provincial nº 28 de Sevilla, en donde estuvo encuadrado hasta fin de agosto de 1822, habiendo participado durante ese periodo en las acciones gaditanas de Torregorda y el ataque marítimo de la batería de la Cantera.
    Tras un breve periodo de exilio en Gibraltar hasta septiembre de 1823 como consecuencia de los devenires políticos de la época entre absolutistas y liberales, volvió a reingresar en su unidad sevillana en donde continuó hasta que en enero de 1826 comenzó un periodo de dos años de licencia absoluta.
    El 9 de julio de 1829 volvió al servicio en su regimiento de Sevilla pero en la clase de teniente coronel donde permaneció hasta el 2 de abril del año siguiente, fecha en la que fue destinado en comisión para el mando del provincial de Plasencia hasta el 24 de diciembre de dicho año.
    Ascendió a coronel y pasó a mandar el provincial de Granada hasta el 16 de diciembre de 1832, fecha en la que fue nombrado primer comandante del 2º Batallón del Regimiento de Guardia de la Guardia Real Provincial Permanente, si bien apenas estuvo en él poco más de un mes, volviendo a su anterior mando de las milicias provinciales granadinas.
    El 17 de marzo de 1834 fue ascendido a Brigadier y fue nombrado primer ayudante general de la 2ª División de la Guardia Real de Infantería Provincial Permanente, cargo que desempeñó hasta el 19 de abril de 1836.
    Permaneció en situación de cuartel en Madrid hasta el 6 de mayo de 1838, fecha en la que pasó destinado al Ejército de Reserva de Andalucía, confiriéndosele el mando de la 3ª Brigada, participando en las campañas contra los carlistas de aquel periodo bajo las órdenes del general Ramón María Narváez, llegando a mandar tras resultar herido éste, el Cuerpo de Reserva.
    El 1 de enero de 1839 fue nombrado comandante general de la División de Reserva de dicho Ejército, participando activamente en las operaciones militares llevadas a cabo contra los carlistas por varias provincias, siendo ascendido por méritos de campaña a mariscal de campo el 25 de junio de 1840. El 15 de febrero del año siguiente pasó a la situación de cuartel en Madrid hasta que el 15 de agosto de 1842 fue destinado a pasar revista de inspección a las tropas existentes en los distritos 2º y 4º, continuando en su situación anterior.
    Por real decreto de 15 de abril de 1844 se le confirió -bajo el reinado de Isabel II y el gobierno del general Narváez- la organización del Cuerpo de la Guardia Civil, finalmente creado el 13 de mayo de dicho año, siendo nombrado Director General del mismo.
    El 7 de noviembre de 1846 fue ascendido a teniente general, continuando al frente de la Guardia Civil hasta el 1 de agosto de 1854, pasando a la situación de cuartel. Por decreto de 12 de octubre de 1856 fue nombrado Inspector General de la Guardia Civil, cargo que desempeñó hasta el 1 de julio de 1858, pasando a la situación de cuartel, siendo nombrado el 2 de junio de 1862 comandante general del Cuerpo de Alabarderos, desempeñando dicho cargo hasta el 15 de julio de 1866.
    Además de senador del Reino -donde llegó a ser su vicepresidente- y gentil hombre de Cámara de S.M., entre las diversas condecoraciones concedidas estaban la cruz de 1ª clase de la Real y Militar Orden de San Fernando, la Flor de Lis de Francia y la de Fidelidad de 1ª clase, la Placa de 3ª clase de la Real y Militar Orden de San Fernando, la Gran Cruz de la Real Orden Americana de Isabel la Católica, la Gran Cruz de la Real Orden de Carlos III, la Cruz de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo y la Legión de Honor de Francia.
    Contrajo matrimonio con Nicolasa Aragón Arias Saabedra, de cuyo matrimonio tuvo nueve hijos llamados Pedro (llegaría a teniente general), Javier, Inés, Agustín (llegaría a teniente general), Luis (llegaría a general), Concepción, Sancha, Rodrigo y Rafael (falleció como comandante en Cuba en 1896). Quien fuera fundador de la Guardia Civil fallecería en Madrid el 18 de diciembre de 1869 a la edad de 66 años.

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    Re: 168 aniversario de la creación de la Guardia Civil

    El Duque de Ahumada recopiló en 1844 en una sencilla cartilla en la que recogió como debía ser un guardia civil, sus valores, su conducta y su forma de enfrentarse al día a día. En sus sencillos 35 artículos, en su mayoría vigentes, concretó y sintetizó, las razones por las que la Guardia sigue subsistiendo, y en ella encontramos la auténtica forma de ser de la Benemérita.
    CARTILLA DEL GUARDIA CIVIL
    CAPÍTULO PRIMERO
    Prevenciones generales para la obligación del Guardia Civil
    Artículo 1º.- El honor ha de ser la principal divisa del Guardia Civil, debe por consiguiente conservarlo sin mancha. Una vez perdido no se recobra jamás.
    2º.- El Guardia Civil por su aseo, buenos modales y reconocida honradez, ha de ser un dechado de moralidad.
    3º.- Las vejaciones, las malas palabras, los malos modos, nunca debe usarlos ningún individuo que vista el uniforme de este honroso Cuerpo.
    4º.- Siempre fiel a su deber, sereno en el peligro y desempeñando sus funciones con dignidad, prudencia y firmeza, será más respetado que el que con amenazas, sólo consigue malquistarse con todos.
    5º.- Debe ser prudente sin debilidad, firme sin violencia y político sin bajeza.
    6º.- El Guardia Civil no debe ser temido sino de los malhechores, ni temible sino a los enemigos del orden. Procurará ser siempre un pronóstico feliz para el afligido, y que a su presentación el que se creía cercado de asesinos, se vea libre de ellos; el que tenía su casa presa de las llamas, considere el incendio apagado; el que veía a su hijo arrastrado por la corriente de las aguas, lo crea salvado; y por último, siempre debe velar por la propiedad y seguridad de todos.
    7º.- Cuando tenga la suerte de prestar algún servicio importante, si el agradecimiento le ofrece alguna retribución, nunca debe admitirla. El Guardia Civil no hace más que cumplir con su deber, y si algo debe esperar de aquel a quien ha favorecido, debe ser sólo un recuerdo de gratitud. Este desinterés le llenará de orgullo, le granjeará el aprecio de todos, y muy particularmente la estimación de sus Jefes, allanándole el camino para sus ascensos.
    8º.- El Guardia Civil, lo mismo en la Capital de la Monarquía, que en el despoblado más solitario, no deberá nunca salir de su casa cuartel sin haberse afeitado lo menos tres veces por semana, teniendo el pelo y las uñas cortadas, bien lavado, peinado y aseado, limpiando diariamente las botas y los zapatos.
    9º.- Lo bien colocado de sus prendas y su limpieza personal, han de contribuir en gran parte a granjearle la consideración pública.
    10º.- El desaliño en el vestir infunde desprecio.
    11º.- Si encontrase algún conocido, amigo o camarada, le saludará con urbanidad y decencia, sin gritos ni ademanes descompuestos, y usando siempre para ello de sus nombres y apellidos, sin valerse de los motes o apodos por que son conocidas algunas personas.
    12º.- Será muy atento con todos. En las calles cederá la acera del lado de la pared, no sólo a los jefes militares, sino a las justicias de los pueblos en que esté, a todas las autoridades en cualesquiera de las carreras del Estado, y por lo general a toda persona bien portada, y en especial a las Señoras. Es una muestra de subordinación para unos, de atención para otros y de buena crianza para todos.
    13º.- Tendrán muy presente los individuos del Cuerpo el artículo de Ordenanza que previene el saludo a todos los oficiales del Ejército, para distinguirse en observarlo con la mayor puntualidad.
    14º.- Nunca se entregará por los caminos a cantos ni distracciones impropias del carácter y posición que ocupa. Su silencio y seriedad deben imponer más que sus armas.
    15º.- Ha de procurar juntarse generalmente con sus compañeros, para fomentar la estrecha amistad y unión que debe haber entre los individuos del arma, aunque también podrá hacerlo con aquellos vecinos de los pueblos, que por su moralidad y buenas costumbres sean apreciados y considerados en el pueblo donde estuviere.
    16º.- No entrará en ninguna habitación sin llamar anticipadamente a la puerta y pedir permiso, valiéndose de las voces “da V. su permiso” u otras equivalentes, olvidando absolutamente la denominación de patrón o patrona, que comúnmente suelen usar todos los soldados. Cuando le concedan entrar, lo harán con el sombrero en la mano, y le mantendrán en ella hasta después de salir.
    17º.- Cuando tenga que cumplir con las obligaciones que le imponen el servicio peculiar del instituto a que pertenece y sus Reglamentos, de exigir la presentación de pasaportes, disipar algún grupo, hacer despejar algún establecimiento o impedir la entrada en él, lo hará siempre anteponiendo las expresiones de haga V. el favor o tenga V. la bondad. Cuando sean Oficiales o Jefes del Ejército, lo verificará además, dándoles el tratamiento y haciéndoles el saludo que les corresponda por sus insignias.
    18º.- Sus primeras armas deben ser la persuasión y la fuerza moral, recurriendo sólo a las que lleve consigo, cuando se vea ofendido por otras o sus palabras no hayan bastado. En este caso dejará siempre bien puesto el honor de las que la Reina le ha entregado.
    19º.- Cuando tenga que dar parte personalmente a algún superior, después de saludarlo, con el arma o sin ella, según se encontrare, le hará una relación sucinta de lo que hubiese presenciado, concretándose a referir la ocurrencia tal y como hubiere pasado, sin añadir nada ni hacer comentarios importunos; hablará despacio, en tono de voz comedido y respetuoso, manteniéndose cuadrado y con los brazos caídos, dando siempre a cada uno el tratamiento que le corresponda.
    20º.- El Guardia Civil siempre llevará consigo tintero y papel para hacer sus apuntaciones, y el cuaderno de requisitorias de los criminales a quienes se persiga por la Ley.
    21º.- Deberá estar muy engreído de su posición, y aunque no esté de servicio, jamás reunirse a malas compañías, ni entregarse a diversiones impropias de la gravedad que debe caracterizar el Cuerpo.
    22º.- Los individuos de la Guardia Civil se conducirán en todo caso como si estuviesen de servicio, y para su desempeño deben saber de memoria el Reglamento del arma, que llevarán siempre consigo.
    23º.- Para llenar cumplidamente su deber, procurarán conocer muy a fondo y tener anotados los nombres de aquellas personas, que por su modo de vivir holgazán, por presentarse con lujo, sin que se les conozcan bienes o fortuna, y por sus vicios, causen sospecha en las poblaciones.
    24º.- Observará a los que, sin motivo conocido, hacen frecuentes salidas de su domicilio, y seguirá los pasos de los sujetos que se hallen en este caso, reconociendo sus pasaportes para cerciorarse de su autenticidad, y en el caso de tener noticia de la perpetración de algún delito, tratará de averiguar por todos los medios posibles, donde estuvieron estas personas en el día, y hora que se cometió. Practicando estas indagaciones con el detenimiento y minucioso examen que tan delicado asunto requiere, tal vez no se cometerá un crimen cuyos autores no sean descubiertos.
    25º.- Por ningún caso allanará la casa de ningún particular sin su previo permiso. Si no lo diese para reconocerla, manteniéndose la debida vigilancia a su puerta, ventanas y tejados, por donde pueda escaparse la persona que persiguiese, enviará a pedir al Alcalde su beneplácito para verificarlo.
    26º.- Se abstendrá cuidadosamente de acercarse nunca a escuchar las conversaciones de las personas que estén hablando en las calles, plazas, tiendas o casas particulares, porque éste sería un servicio de espionaje ajeno de su instituto; sin que por esto deje de procurar adquirir noticias y de hacer uso de lo que pueda serle útil, para el mejor desempeño de las obligaciones que el servicio del Cuerpo le imponen.
    27º.- Será siempre de su obligación, perseguir y capturar a cualesquiera que cause herida o robe a otro, y evitar toda riña.
    28º.- Siempre que observe algún motín o tumulto, que por su muy superior fuerza no pueda contener por sí solo, deberá acudir a pedir auxilio a la Guardia o Cuartel que hubiere más inmediato; y donde no lo hubiese, ponerlo inmediatamente en conocimiento de la autoridad, para que adopte las medidas que el caso requiera.
    29º.- Cuando dé parte de alguna ocurrencia verbal o por escrito, cuidará mucho de poner los nombres de los individuos aprehendidos, preguntándoselos, así como su edad, oficio y pueblos de naturaleza.
    30º.- Si el parte fuese referente a delitos cometidos, como asesinato, herida, robo u otros de esta especie, y hubiese testigos presenciales, cuidará igualmente de referir esta circunstancia y de informarse si pudiere, del nombre de ellos, su oficio, y señas de las casas donde habitan, si fuera en población, y si en los caminos o despoblado, de los pueblos donde residen.
    31º.- La Guardia Civil no tiene autoridad para llamar a su presencia, ni reprender a las justicias de los pueblos, pero si hallasen alguna falta en su comportamiento, o conociesen que los alcaldes, desentendiéndose de su sagrada obligación, son causa de experimentarse en el País o en el servicio de S.M. males que pudieran evitarse, sin perder momento lo pondrán en conocimiento de sus respectivos Jefes, para que llegando por su conducto a noticia del Jefe Político de la Provincia, adopte las medidas que crea convenientes; y cuando la urgencia del caso lo requiera, directamente al Jefe Político.
    32º.- No tienen inmediata dependencia de las justicias de los pueblos, en que se hallan destacados; mas si éstas les pidieren auxilio, para cualesquiera función de servicio, se lo prestarán con sujeción al Reglamento.
    33º.- Cuando en el campo o despoblado, encuentren los Guardias Civiles algún herido que por su gravedad no crean pueden dar lugar a conducirlo con vida al pueblo más inmediato, deberán tomarle una declaración indagatoria, arreglada al modelo número 2º de los formularios de sumarias que se acompañan a esta cartilla.
    34º.- En caso de que ocurra incendio, acudirá inmediatamente al punto donde tenga lugar, cuidando especialísimamente de proteger a todas las personas que se encuentren en el sitio de la desgracia, asegurando sus intereses y evitando que se introduzcan en la casa gentes que, con el pretexto de auxiliar, llevan el de robar o cometer otros excesos.
    35º.- En las avenidas de los ríos, huracanes, temblores de tierra o cualesquiera otra calamidad, prestará cuantos auxilios estén a su alcance, a los que se vieren envueltos en estos males.

    Haz clic aquí para ver la cartilla original de la Guardia Civil.

  4. #4
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    Re: 168 aniversario de la creación de la Guardia Civil

    En este artículo, el Teniente Coronel de la Guardia Civil Eduardo Martínez Viqueira, actualmente al mando de la Comandancia de Oviedo y una de las mejores plumas del cuerpo nos narra su visión sobre lo que han sido estos 168 años de vida del Instituto Armado, y que él ha narrado de forma muy descriptiva en sus libros “Atlas de la Guardia Civil” y de la novela sobre la Guardia Civil en Cuba “La Conjura de Siboney”.
    El 13 de mayo se cumplirán 168 años de aquel momento histórico en que la Reina Isabel, aún con trazos casi infantiles, estampaba su firma en el Real Decreto que fijaba las bases generales por las que habría de regirse la Guardia Civil, recién concebida.
    Tímidamente, un primer Real Decreto publicado el 26 de enero de 1844 por el Gobierno de González Bravo se hacía eco, al fin, de una demanda creciente para la “organización de un servicio de protección y seguridad pública a cargo del Ministerio de la Gobernación de la Península”; en definitiva, la creación de “una fuerza especial destinada a proteger eficazmente las personas y las propiedades”.
    Dos meses más tarde, se intentaba dar forma a aquella idea inicial con un segundo Real Decreto, firmado el 28 de marzo, y que hablaba ya de un cuerpo especial de Infantería y Caballería, con dependencia del Ministerio de la Gobernación y cuya dirección para el servicio correría a cargo de los responsables políticos. Poco después, se daba nombre a aquella nueva institución, de la mano de la propia Reina niña: el Cuerpo de Guardias Civiles.
    Pero era preciso ahora organizar ese nuevo cuerpo, con voluntad de permanencia en el tiempo, de plenitud de competencias en materia de seguridad, y de despliegue y ámbito de actuación en todo el Estado. Y eso sólo lo podía hacer un militar de prestigio y con la experiencia necesaria, pues había que partir casi de cero y la recluta debía proceder del Ejército. Por tanto, se dejó en suspenso la entrada en vigor del Real Decreto de 28 de marzo hasta que tomara forma la organización de esa nueva fuerza pública, su plantilla, despliegue, uniformes y retribuciones. Para ello contaba Ramón María Narváez, Presidente del Gobierno y Ministro de la Guerra en aquel momento, con una persona idónea y de su entera confianza: el mariscal de campo Francisco Javier de Girón y Ezpeleta, que unía a su cargo de Inspector General Militar, la condición de entusiasta colaborador de su propio padre en la concepción de la Legión de Salvaguardias Nacionales, ambicioso proyecto gestado durante el Trienio Liberal, finalmente desbaratado por las Cortes Generales.
    El mariscal Girón, segundo duque de Ahumada, culminó su minucioso informe apenas tres semanas más tarde. En sus conclusiones establecía unos criterios claros que, a su juicio, era preciso sostener para que el nuevo instituto fuera realmente eficaz, además de asegurar su inmunidad ante las veleidades políticas de cada momento, lo que era equivalente a garantizar su pervivencia en la Historia. Aquellas exigencias, junto a otras importantes observaciones en materia organizativa y retributiva, fueron de tal contundencia que desembocaron inevitablemente en la redacción de un nuevo Real Decreto que, esta vez sí, entró en vigor el 13 de mayo de 1844.
    Es preciso, por tanto, resaltar la trascendencia del encuadramiento y relaciones que establecía aquel Real Decreto para la Guardia Civil, como auténtica norma fundacional, y que se materializó en una doble dependencia del Ministerio de la Guerra y del Ministerio de la Gobernación; en este último caso, “en lo relativo a su servicio peculiar y movimiento”. Porque lo cierto es que, con diversas modificaciones a lo largo de una historia que no ha estado exenta de tiranteces entre el poder político y la institución militar, la Guardia Civil se ha mostrado siempre como una herramienta necesaria e insustituible para la seguridad de los españoles. Y en ese sentimiento extendido y aceptado con carácter general, ha tenido una influencia decisiva esa doble dependencia institucional o, si se prefiere, el constituir un cuerpo policial volcado en la seguridad de los ciudadanos, aunque con naturaleza y estatuto militar.
    Se equivocan quienes piensen que la defensa de nuestra Institución y de la fidelidad a su carisma fundacional ha provenido siempre de los sectores militares –y aun de los políticos- más inmovilistas. Ni lo eran militares progresistas como Prim o Serrano, defensores del modelo fundacional; ni tampoco políticos republicanos como el federalista Francisco Pi y Margall, para quien la Guardia Civil era “el firme escudo de las leyes patrias”, o Santiago Casares Quiroga, que consideraba al Cuerpo como “una de las cosas más grandes que se han hecho en España”. Cuando la Guardia Civil estuvo en horas bajas o peligró su continuidad, siempre contó con los valedores necesarios en políticos de diferentes opciones ideológicas y, por supuesto, en el estamento militar. Ahí estuvo la clave. De hecho, en casi todos los cambios de régimen se planteaba, de una forma u otra, la disolución de la Guardia Civil. En no pocos momentos históricos resultó la Institución especialmente molesta para unos o para otros. Y en cambio, la Guardia Civil siempre estuvo ahí, fiel a sí misma, cumpliendo con lo que honradamente creyó era su deber. Y de este modo, si una crisis o cambio de rumbo político la debilitaba como Institución frente a la opinión pública, otro giro posterior ejercía el efecto contrario y devolvía la Guardia Civil a su pueblo. Del que procede y al que se debe.
    Al mismo tiempo, quienes critican hoy el llamado modelo policial latino o napoleónico, por desfasado respecto a la realidad política y territorial española, y siempre con el punto de mira sobre la Guardia Civil, se esfuerzan en argumentar una supuesta falta de coordinación y eficacia que la realidad, mucho más tozuda, se empeña en desmentir categóricamente a diario. La Guardia Civil es ahora más necesaria que nunca, porque también lo es una profesionalización cada vez mayor contra las amenazas emergentes en materia de seguridad pública. No es época de saltos en el vacío, sino de búsqueda de la excelencia en el trabajo policial y en alcanzar las mayores cotas de seguridad en nuestra Nación. La Guardia Civil sigue ofreciendo calidad de servicio y así es apreciado por una sociedad cada vez más exigente. Estar a la altura de lo que nos demanda, es nuestro reto.
    En fin, se trata de una historia de abnegación, sacrificio, espíritu de servicio y amor a España que dura ya casi ciento setenta años. Recogiendo con orgullo, como un valioso tesoro, el legado de los que nos precedieron, con la mirada al frente y el paso firme, se abre ante nosotros un prometedor futuro que se prolongará mucho más allá en la Historia.

  5. #5
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    Re: 168 aniversario de la creación de la Guardia Civil

    La Guardia Civil tiene en el tricornio su emblema y el símbolo más reconocido por la población e identificativo del cuerpo. Sin embargo, el tricornio no siempre fue así, ni tuvo esa forma ni esos colores, y desde su fundación hasta hoy el tricornio, como el cuerpo ha ido evolucionando y adaptándose. Sin duda es una de las prendas de cabeza que no dejan indiferente a nadie y demuestra por sí mismo la singularidad de la Guardia Civil. Esta es su historia.
    La Real Academia de la Lengua otorga una entrada exclusiva del término tricornio al "sombrero de la Guardia Civil".
    Este es un caso particular por haber pervivido al más del largo siglo y medio de historia de la Benemérita con apenas unos cuantos cambios de dimensiones y una peculiaridad que comenzó siendo una solución de economía. Este sombrero que utiliza y caracteriza a España y a la Guardia Civil ya no es de fieltro sino de un material negro y brillante (no charol sino vinilo) que es una evolución del hule que se usaba para enfundar y proteger los viejos sombreros de las inclemencias meteorológicas a las que estaban sometidos los de los primeros Guardias Civiles en sus largos y sufridos servicios a la intemperie. Este gorro militar no fue creado por el Duque de Ahumada, fundador del cuerpo en 1844, sino que fue propuesto como prenda de cabeza para las fuerzas de caballería, mientras que para las de infantería se proponía un morrión o gorra similar a un ros. Fue S.M. la Reina Isabel II, a propuesta del General Narváez, quién resolvió extender el uso del tricornio a la fuerza de las dos armas.
    Aquel viejo sombrero de fieltro negro, guarnecido todo el contorno de su amplio ala con galón de hilo blanco, con su ala trasera casi recta y elevada, y la delantera ceñida y curvada entorno al frente de la copa, con sus ya solo dos picos casi horizontales sobre cada oreja del Guardia Civil portor, era una prenda que confería elegancia y vistosidad, incluso prestancia y respeto, pero que no era nada económica y muy sensible al rápido deterioro por la acción del sol y de la meteorología. Como consecuencia de ello Ahumada resolvió al poco tiempo autorizar el uso de unas entonces muy rudimentarias fundas de hule que pudieron confeccionar las propias mujeres de los Guardias, aunque solo para servicios invernales en descampado o nocturnos; autorizándose no mucho después otra funda blanca para verano.
    Estas fundas se acoplaban al sombrero "de gala" cerrándose bajo cada pico con dos pequeños botones, a cada lado. El sombrero de fieltro negro que iba debajo llevaba además en el frente una presilla de galón también blanco aunque más estrecho que sujetaba una escarapela, cucarda o cocarda (grana primero y con los colores nacionales después) y se remataba con un botón que la fijaba en medio de la pala delantera. La protuberancia de este botón se notaba perfectamente con la funda puesta y esta es la razón por la que los tricornios actuales mantienen este boyo frontal además de los cuatro pequeños botones negros bajo los picos.
    Con el paso de los años se dispuso la utilización de sombreros cuyo armazón pudiera ser construido de cartón grueso o corcho y que llevando ya la funda de hule fija -y bien estirada- imitaran "en un todo" a los de gala, que ya solo se siguieron usando con esta modalidad de uniforme. Pasados los años 50 del siglo XX, el hule dio paso al plástico -vinilo- lo que le dio mayor brillo y apariencia.
    El charol es un acabado que se le da al cuero, por lo que los sombreros de la Guardia Civil han podido ser acharolados, por imitar su color y su brillo, pero nunca de charol, por que nunca han sido construidos con este material.
    Del boyo frontal se han escrito cosas tales como que es una reminiscencia del pico delantero, tercer pico que también se ha pretendido buscar en la inicial forma curvada de la pala trasera o en la propia copa, como también se han escrito otras peregrinas argumentaciones como que la pala trasera es plana para que los Guardias pudieran dormir con él puesto. Que es un derivado de la montera de los toreros y que su forma evoca una plaza de toros. Que se fabrica con piel de toro o que deriva de un llamado "sombrero de medio queso".
    Que la forma del sombrero de la Guardia Civil no ha variado sustancialmente desde su fundación, salvo en lo que respecta a sus dimensiones generales, queda acreditado por numerosos documentos gráficos datados fidedignamente con anterioridad a su primera variación en 1860, entre otros una fotografía que se considera la primera tomada en la historia a un Guardia Civil en Reinosa entre 1855 y 1857 por el ingeniero ferroviario inglés Willian Atkinson y que se conserva en el Archivo General del Palacio Real - Madrid - Patrimonio Nacional.
    Con el Reglamento de Uniformidad y Equipo para el Ejército de 1943, los tricornios de gala pasaron de estar galoneados o guarnecidos con cinta de hilo blanco a seda amarilla, variando también el dibujo del galón que en lo sucesivo sería de hojas de roble.
    En la actualidad el tricornio galoneado solo se usa con el uniforme de etiqueta, prácticamente ha desaparecido, y el acharolado ha quedado relegado al uso en días de gala y contados servicios en edificios oficiales o de representación. En algunas unidades o destinos ni siquiera esto debido a que se emplea exclusívamente una prenda de cabeza específica como la boina, y desde hace unos meses una gorra tipo béisbol que no ha gustado nada al quererse eliminar con ella el carácter militar de la Guardia Civil que siempre marcó el espíritu de la Benemérita.

  6. #6
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    Re: 168 aniversario de la creación de la Guardia Civil

    Con el título "Historia de la Guardia Civil. Historia de esta Institución y de todas las que se han conocido en España con destino a la persecución de malhechores, desde los tiempos más remotos hasta nuestros días: Obra dedicada al Cuerpo de Guardias Civiles por un Oficial del Ejército Español", se editaba en 1858 la que fue la primera historia de la Guardia Civil, y que por su curiosidad incluimos aquí.
    Así se titulaba hace ya 144 años la primera obra literaria dedicada a la incipiente pero ya muy extensa y épica historia de la Guardia Civil, convirtiéndose en la primera institución de seguridad pública en Europa que tuvo escrita su historia.
    Sus autores eran dos oficiales del Ejército llamados José Sidro Surga y Antonio de Quevedo Donis habiendo sido editada en el ya lejano año de 1858 por la Imprenta y Litografía militar del Atlas, sita en el núm. 7 de la madrileña calle de San Bernardino, a cuyo cargo estaba Antonio Pérez Dubrull.
    Desde mayo de 1844 empezaron a hacerse eco de la existencia y actuaciones del Instituto los periódicos y cronistas de la época si bien hubo que esperar hasta 1851 para que naciera una publicación propia, "El Guía del Guardia Civil", similar en espíritu al ya existente "El Guía del Carabinero" de su Cuerpo hermano y cuyo testigo fue recogido en 1855 por "El Mentor de la Guardia Civil", en donde también se relataban similares hechos.
    Sin embargo hubo de transcurrir tres años más para que se escribiera "la primera historia de la Guardia Civil" que tuvo el honor de encabezar una larga lista de obras que vieron la luz a lo largo de la segunda mitad del siglo XIX y todo el XX.
    La semilla de la admiración y el reconocimiento de sus autores se sembró en la primera página de su introducción: "Hoy vemos con suma complacencia que la Guardia Civil, en los pocos años que cuenta de una existencia ya robustecida por medio de sus gloriosos hechos, iguala, si no es que supera, á aquellas antiquísimas instituciones, monumento de nuestra historia, gloria de nuestra civilización, cuna del Ejército permanente en España".
    La obra se inicia retrocediendo en el tiempo hasta el siglo XI, en donde se comienza a abordar la existencia de quienes pudieran ser sus ancestros institucionales desde la época del Rey Alfonso VI hasta los Reyes Católicos (1073-1474). Seguidamente continua con la etapa que abarca hasta el Rey Felipe V (año 1700) para detenerse posteriormente cuando la Reina Isabel II alcanzó la mayoría de edad en 1844, año fundacional del benemérito Instituto, glosándose hasta entonces con todo lujo de detalles aquellas instituciones y cuerpos que con mayor o peor fortuna habían precedido al de la Guardia Civil en el difícil y quebradizo campo de la seguridad pública.
    Sin embargo y como es lógico el plato fuerte de este libro de 840 páginas, ilustradas con láminas al cromo, es la minuciosa y detallada historia del Instituto entre 1844 y 1858.

  7. #7
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    Re: 168 aniversario de la creación de la Guardia Civil

    Esta es la galería fotográfica de la Guardia Civil, que les reproducimos en colaboración con Benemérita al Día y el Círculo Ahumada-Amigos de la Guardia Civil, a quienes agradecemos su colaboración en este homenaje.

    Haz clic aquí para ver la galería.

  8. #8
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    Re: 168 aniversario de la creación de la Guardia Civil

    Por iniciativa del Círculo Ahumada-Amigos de la Guardia Civil, el 1 de junio de 2007 se levantaba en Mérida el único monumento existente en España en honor a la Guardia Civil. El monumento, obra del prestigioso escultor Santiago de Santiago, y que inicialmente iba a ser colocado en Madrid, se financió mediante una suscripción popular con aportaciones de ciudadanos llegadas de todos los rincones y su levantamiento costó ocho años de trabajo al Círculo Ahumada. Les acercamos hoy la galería fotográfica del monumento, situado muy cerca de la actual Academia de Tráfico de la Guardia Civil en la bella ciudad extremeña de Mérida.
    EL SIGNIFICADO DEL MONUMENTO SEGÚN SU ESCULTOR
    El monumento representa en piedra y bronce un tricornio a gran escala, a cuyos lados se incluyen agentes en misión humanitaria y protectora. El escultor ha incluido en la parte frontal el escudo del cuerpo así como la fecha de creación del mismo.
    Según ha explicado Santiago de Santiago, el concepto que ha pretendido plasmar en su obra hace referencia a la compenetración entre la sociedad en general y la Guardia Civil, hasta que "llega a crear un bienestar social y ético que es en el que la sociedad ha de vivir".
    Cabe recordar que, dicho monumento ha sido construido por suscripción popular, y por iniciativa del Círculo Ahumada Amigos de la Guardia Civil, con la colaboración de la Junta de Extremadura y el Ayuntamiento de Mérida.


    Haz clic en la foto para ver a mayor tamaño.

  9. #9
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    Re: 168 aniversario de la creación de la Guardia Civil

    Pues este militar Narvaéz que ejerció como político, me llama la atención que pensó en todo detalle al crear el Decreto de la creación de la guardia civil, el sueldo de los guardias civiles, los nombramientos, todo absolutamente, yo creo que los políticos de hoy día, a mi me parece que no se lo curran tanto.

  10. #10
    Guest

    Re: 168 aniversario de la creación de la Guardia Civil

    Hola Trevelez me ha gustado muchísimo la cartilla esta que creó el Duque de Ahumada, no sabía de su existencia, pero si reconozco claramente muchas de estas caracteríscas porque las he visto reflejadas con toda claridad en alguien del cuerpo, pero si me atrevería a añadir, que muchas de esas cualidades, son adquiridas solo con el mucho tiempo, por observarlas en otros compañeros sobretodo, y porque al final cuando llevas mucho tiempo en un sitio, evidentemente eso se nota. Saludos.

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