Un pedazo mas de mi alma que se desvanece entre las esperanzas de que algo cambie, al menos en la dirección que mi ilusión mira.

Solo queda felicitar al cuerpo hermano por su mejora, y para mi, que mis oídos al menos me priven del sonido de las palmas de los palmeros tocando, de los compañeros a los que una caricia compensa cientos de palizas, no de las que uno sangra, al menos no con sangre visible. Estoy agotado de todo esto.