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Resultados 31 al 40 de 225
  1. #31
    En torno a las seis de la tarde del 3 de abril de 1974, el cabo primero de la Guardia Civil GREGORIO POSADA ZURRÓN conducía su coche por la calle Juan XXII de Azpeitia (Guipúzcoa). La calzada estaba en obras, lo que le obligaba a circular lentamente. Dos terroristas se pusieron delante del vehículo y le dispararon a quemarropa con dos ametralladoras de fabricación extranjera, tipo Marieta.
    Gregorio, alcanzado de lleno, perdió el control del vehículo, que acabó chocando contra la puerta de un local. Fue trasladado al Hospital Militar de San Sebastián donde murió dos horas después. Uno de los disparos le dio en la cabeza por lo que no pudo hacerse nada por salvarle la vida. Los dos terroristas huyeron en una moto Vespa que había sido robada previamente en Azpeitia.
    Gregorio Posada Zurrón tenía 33 años. Nacido en Villaferrueña (Zamora), estaba casado y tenía dos hijas, una de 6 años y otra de 4. Era el jefe del Grupo de Información que tenía la Guardia Civil en Azpeitia. Podría haberse trasladado a Logroño, pero decidió continuar en la localidad guipuzcoana. El padre de Gregorio también perteneció a la Guardia Civil, aunque ya estaba retirado.
    Gregorio fue la primera víctima mortal de las 19 del año 1974, entre ellas la primera masacre de civiles provocada por una bomba colocada en la cafetería Rolando de Madrid, atentado en el que murieron 13 personas. Todas ellas eran civiles, salvo el policía Félix Ayuso Pinel, que arrastró durante dos años y cuatro meses graves secuelas, falleciendo finalmente el 11 de enero de 1977. Ese año, además, la banda asesina amplió el abanico de objetivos, declarando como tales a todos los miembros de los Cuerpos de Seguridad.
    :rura:-)

  2. #32
    El 4 de abril de 1990, en torno a las cuatro de la tarde, es tiroteado en Pasajes (Guipúzcoa) el guardia civilBENJAMÍN QUINTANO CARRERO cuando regresaba a su domicilio. Varios disparos, efectuados a corta distancia por dos miembros del grupo Donosti de ETA, le causaron la muerte prácticamente en el acto.
    El atentado tuvo lugar en la calle Blas de Lezo, a menos de cincuenta metros del domicilio de la víctima, donde la Policía recogió seis casquillos de bala, cuatro FN y dos SF del calibre 9 milímetros parabellum. Benjamín fue alcanzado por cinco de los seis disparos realizados. Su hijo mayor, que había oído los disparos desde su casa, bajó rápidamente para auxiliarlo. El dueño de un bar próximo relató a El País (05/04/1990) que oyó los disparos y se acercó. En ese momento vio a "un hombre en el suelo y un chico [su hijo] que le agarraba las manos y lloraba".
    El guardia civil, que estaba adscrito al puerto de Pasajes, falleció poco antes de que llegase el equipo de rescate de la Cruz Roja. Había sido alcanzado en la cabeza y varias partes del cuerpo.
    Benjamín Quintano Carrero, de 48 años, era natural de Torregamones (Zamora). Estaba viudo desde hacía cuatro años. Su asesinato dejó huérfanos de padre y madre a cuatro hijos: tres niñas y un joven, el mayor, de 22 años. Estaba destinado en Pasajes, aunque ese día regresaba del cuartel de Intxaurrondo tras realizar un servicio especial. Vivía en Guipúzcoa desde 1970 pero su entierro fue en Torregamones, donde también estaba enterrada su esposa.


    El 4 de abril de 1994 la banda terrorista asesinó en Bilbao al guardia civil FERNANDO JIMÉNEZ PASCUAL.
    Fernando había acudido ese día a su trabajo con el vehículo de su padre. Tras regresar a su domicilio, aparcó el coche y se dispuso a montar en el suyo, esperando a que bajara su familia. Vio un objeto sospechoso debajo del asiento y lo cogió, momento en que se produjo la explosión. El techo y el morro del vehículo, arrancados de cuajo, fueron proyectados a veinte metros de distancia. Entre los hierros retorcidos del habitáculo, destrozado por la explosión, quedó el cadáver del guardia civil. La explosión causó heridas graves a Silvia González Chaves, a la que la onda expansiva provocó un traumatismo craneofacial.
    Su esposa, que oyó la explosión desde el domicilio familiar, bajó alarmada a la calle y encontró el cuerpo de Fernando ya sin vida. Un hermano de Fernando, que acudió al lugar del atentado, tuvo que ser ingresado en un centro sanitario después de sufrir un desvanecimiento al conocer la identidad del fallecido.
    El funeral por el alma del guardia civil asesinado se celebró al día siguiente, martes 5 de abril, en la parroquia de San José, ubicada a escasos metros del Gobierno Civil, donde la víctima prestaba sus servicios. Estuvo presidido por el ministro de Interior, Antoni Asunción.
    Fernando Jiménez Pascual había nacido en Baracaldo y el 23 de abril habría cumplido 30 años. Estaba casado y tenía una hija de 6 años. Ingresó en el Cuerpo el 2 de febrero de 1990. El agente asesinado pertenecía al Servicio de Custodia del Gobierno Civil de Vizcaya, con la categoría de guardia segundo. En los últimos meses su labor consistía en controlar la identidad de los visitantes de la institución gubernamental. Sus restos mortales fueron trasladados a Salamanca, donde recibieron sepultura, por expreso deseo de su viuda, Elena, natural de la localidad salmantina de Mieza.
    :rura:-)

  3. #33
    En la madrugada del 6 de abril de 1980 tres individuos ametrallaron a FRANCISCO PASCUAL ANDREU, guardia civil, y a FLORENTINO LOPETEGUI BARJACOBA, pescador, mientras tomaban una copa en el Bar Biotza de Orio (Guipúzcoa). Uno de los terroristas disparó una ráfaga de metralleta, mientras otro hizo fuego con una pistola. Florentino y Francisco resultaron muertos en el acto.
    Florentino se encontraba con unos amigos y se acercó a Francisco para interesarse por la marcha de una solicitud de licencia para una embarcación de su padre. Un compañero de Francisco Pascual, también guardia civil, acababa de irse porque tenía que incorporarse a su puesto de trabajo.
    Los tres etarras huyeron en un automóvil Seat 124 con matrícula de Madrid. En el lugar del atentado se recogieron trece casquillos del calibre nueve milímetros parabellum y otro del calibre 7,65 marca Gebelo.
    El atentado fue reivindicado el 10 de abril por los Comandos Autónomos Anticapitalistas y, al parecer, iba dirigido contra los dos guardias civiles. Los etarras no debieron darse cuenta de que uno de ellos se había marchado y le confundieron con Florentino Lopetegui. Sin embargo, los terroristas no asumieron su error en el comunicado de reivindicación, acusando a Florentino de ser un colaborador de la Guardia Civil para justificar su asesinato. La corporación municipal de Orio, en un pleno celebrado el 27 de junio, desmintió que Florentino fuese un "chivato". Lo mismo hicieron los padres de la víctima, calificando de "pura farsa" el comunicado de reivindicación de los asesinos de su hijo.
    Francisco Pascual Andreu era de Ceuta, tenía 24 años y estaba soltero. Su cadáver fue trasladado desde el aeropuerto de Fuenterrabía a su ciudad natal donde unas cuatro mil personas asistieron al día siguiente al entierro. En la casa-cuartel de la Comandancia de la Guardia Civil se ofreció una misa corpore insepulto. Presidió la ceremonia el capitán general de la II Región Militar, Pedro Merry Gordon, y asistieron el general jefe de la Segunda Zona de la Guardia Civil, Rafael Girón Lozano, y las primeras autoridades civiles y militares de Ceuta. Igualmente, asistieron los padres, hermanos y la novia de Francisco. En el momento de ser sacado el cadáver del guardia civil a la puerta del cuartel fueron lanzados varios vivas a la Guardia Civil. Francisco Pascual había conseguido recientemente su traslado a Ceuta, su ciudad natal.
    :rura:-)

  4. #34
    En la madrugada del 6 de abril de 1980 tres individuos ametrallaron a FRANCISCO PASCUAL ANDREU, guardia civil, y a FLORENTINO LOPETEGUI BARJACOBA, pescador, mientras tomaban una copa en el Bar Biotza de Orio (Guipúzcoa). Uno de los terroristas disparó una ráfaga de metralleta, mientras otro hizo fuego con una pistola. Florentino y Francisco resultaron muertos en el acto.
    Florentino se encontraba con unos amigos y se acercó a Francisco para interesarse por la marcha de una solicitud de licencia para una embarcación de su padre. Un compañero de Francisco Pascual, también guardia civil, acababa de irse porque tenía que incorporarse a su puesto de trabajo.
    Los tres etarras huyeron en un automóvil Seat 124 con matrícula de Madrid. En el lugar del atentado se recogieron trece casquillos del calibre nueve milímetros parabellum y otro del calibre 7,65 marca Gebelo.
    El atentado fue reivindicado el 10 de abril por los Comandos Autónomos Anticapitalistas y, al parecer, iba dirigido contra los dos guardias civiles. Los etarras no debieron darse cuenta de que uno de ellos se había marchado y le confundieron con Florentino Lopetegui. Sin embargo, los terroristas no asumieron su error en el comunicado de reivindicación, acusando a Florentino de ser un colaborador de la Guardia Civil para justificar su asesinato. La corporación municipal de Orio, en un pleno celebrado el 27 de junio, desmintió que Florentino fuese un "chivato". Lo mismo hicieron los padres de la víctima, calificando de "pura farsa" el comunicado de reivindicación de los asesinos de su hijo.
    Francisco Pascual Andreu era de Ceuta, tenía 24 años y estaba soltero. Su cadáver fue trasladado desde el aeropuerto de Fuenterrabía a su ciudad natal donde unas cuatro mil personas asistieron al día siguiente al entierro. En la casa-cuartel de la Comandancia de la Guardia Civil se ofreció una misa corpore insepulto. Presidió la ceremonia el capitán general de la II Región Militar, Pedro Merry Gordon, y asistieron el general jefe de la Segunda Zona de la Guardia Civil, Rafael Girón Lozano, y las primeras autoridades civiles y militares de Ceuta. Igualmente, asistieron los padres, hermanos y la novia de Francisco. En el momento de ser sacado el cadáver del guardia civil a la puerta del cuartel fueron lanzados varios vivas a la Guardia Civil. Francisco Pascual había conseguido recientemente su traslado a Ceuta, su ciudad natal.
    :rura:-)

  5. #35
    El domingo 11 de abril de 1976, a las 11:00 horas, el guardia civil MIGUEL GORDO GARCÍA murió electrocutado en Baracaldo (Vizcaya) al retirar una ikurriña colocada en un cable de alta tensión en la calle León, frente al edificio de Telefónica.
    Durante ese fin de semana ETA había incrementado su actividad de colocación de ikurriñas trampa. En algunos casos llevaban explosivos simulados y muchas veces las adosaban a cables de alta tensión. En otras ocasiones, las ikurriñas eran bombas trampa o se utilizaban como forma de tender una emboscada a los miembros de las fuerzas de seguridad. En aquel entonces, el despliegue de ikurriñas no estaba permitido.
    Este modus operandi de la banda terrorista ya había provocado el asesinato de miembros de la Guardia Civil. El 5 de octubre de 1975 los guardias civiles Esteban Maldonado Llorente, Jesús Pascual Martín Lozano y Juan Moreno Chamorro fueron asesinados tras retirar una ikurriña en el Santuario de Aránzazu (Guipúzcoa) que fue utilizada por ETA como señuelo para tenderles una emboscada.
    Tres meses después, el 17 de enero de 1976, el guardia civil Manuel Vergara Jiménez era asesinado al retirar una bandera que llevaba adosada a su mástil una carga explosiva. Su cuerpo salió despedido a casi veinte metros de distancia.
    Con la muerte de Miguel Gordo, en menos de seis meses habían sido asesinados cinco guardias civiles en similares circunstancias. Pocos días después, el 3 de mayo de 1976, el mismo procedimiento se utilizó en el asesinato del también guardia civil Antonio de Frutos Sualdea.
    Miguel Gordo, técnico en desactivación de explosivos, había intervenido en varias ocasiones en la retirada de ikurriñas y se había encargado de quitar todas las banderas con explosivo de Vizcaya a lo largo de la última semana. La mañana del 11 de abril se había recibido una llamada telefónica en el cuartel de la Guardia Civil de Baracaldo avisando de la colocación de la bandera en la calle León de la localidad.
    Un grupo de especialistas acudió al lugar donde estaba colocada la bandera para retirarla. Miguel se subió a una plataforma de teléfonos, que fue elevada hasta la altura de los cables, y procedió a cortar con unos alicates la argolla metálica que sujetaba la ikurriña a los cables. En ese momento sufrió la descarga eléctrica que le provocó la muerte. Fue trasladado rápidamente al Hospital de Cruces, donde ingresó cadáver. De ahí, el cadáver del agente fue llevado al cuartel de la Guardia Civil de La Salve, en cuya biblioteca se instaló, a las seis de la tarde del domingo, la capilla ardiente.
    Un día después de la muerte de Miguel, otra bandera, firmada por ETA, fue colocada en la Parte Vieja de San Sebastián. Estaba unida por cables a dos paquetes, uno de los cuales contenía un potente explosivo.
    Miguel Gordo García había nacido el 23 de abril de 1935 en Villabrán de Cea (Palencia), por lo que tenía 41 años cuando falleció. Llevaba 17 años en la Guardia Civil, siendo su primer destino Ochandiano (Vizcaya). Estaba casado y era padre de un niño de 6 años. Fue enterrado en Riesgo de la Vega (León), de donde era su viuda.
    :rura:-)

  6. #36
    A las ocho y media de la mañana del 12 de abril de 1989, ETA asesinaba en el barrio de Las Arenas de Guecho (Vizcaya) al sargento de la Guardia Civil JOSÉ CALVO DE LA HOZ. Un hombre y una mujer dispararon contra el agente cuando se encontraba en el interior de su vehículo y aguardaba su turno para atravesar la ría de Bilbao en el transbordador que une Las Arenas con Portugalete. Pretendía llegar a la oficina del Servicio Fiscal del puerto de Santurce, donde estaba destinado.
    Los terroristas huyeron en un Renault 11, robado con anterioridad a punta de pistola. Una patrulla de la Ertzaintza localizó al propietario atado a un árbol con unas esposas de marca francesa en un pinar en la localidad de Lejona (Vizcaya). Su automóvil apareció abandonado en Deusto (Bilbao). En el lugar del crimen se recogieron tres casquillos marca SF, fabricados en 1977, de calibre 9 milímetros parabellum.
    El sargento, que recibió el impacto de cuatro balas, fue trasladado al Hopital de Cruces y falleció pasadas las nueve y media de la mañana. La capilla ardiente quedó instalada en el Gobierno Civil de Vizcaya a las 16:00 horas de esa misma tarde. A las seis y media acudieron la esposa del fallecido y sus dos hijos mayores. También acudió el vicelehendakari y secretario general del PSE-PSOE, Ramón Jáuregui.
    José Calvo de la Hoz era la primera víctima mortal de las 18 del año 1989. Además, fue el primer asesinato de la banda tras finalizar la tregua del 8 de enero de 1989 anunciada por ETA para facilitar los contactos con el Gobierno en Argel. El 6 de abril la banda dio por acabado el alto el fuego y declaró que abría "todos los frentes de lucha". Seis días después asesinó a José.
    José Calvo de la Hoz, de 51 años, había nacido en Joarilla de las Matas (León), y residía en Vizcaya desde 1981, cuando fue destinado al Servicio Fiscal de la Guardia Civil de Santurce. Al llegar a Bilbao ascendió a sargento. Estaba casado y tenía tres hijos con edades comprendidas entre los nueve y los veinte años.
    :rura:-)

  7. #37
    El 14 de abril de 1981, tres etarras asesinaban a tiros en la localidad vizcaína de Basauri a Luis Cadarso San Juan, teniente coronel retirado de la Guardia Civil.
    En torno a las once de la mañana, el teniente coronel retirado había salido de su domicilio, situado en la Plaza de España. Se dirigió andando hacia una peluquería situada en la calle Nagusia, que hacía también las veces de despacho de quinielas. Un empleado del establecimiento, del que era cliente la víctima, le comentó que habían matado a un teniente retirado del Ejército en San Sebastián. "Así es la vida: un día les toca a unos y cualquier día nos puede tocar a otros", comentó Luis Cadarso, mientras rellenaba un boleto de ocho apuestas.
    Minutos después se dirigió por la calle Nagusia a un quiosco situado en el cruce de la citada calle con la de Autonomía. A escasos metros del mismo se le acercaron dos hombres y una mujer que le dispararon a bocajarro cuatro tiros de pistola, alcanzándole dos de ellos en el corazón y en la sien. Murió en el acto.
    El quiosquero, Juan Bautista Olgado, relató al detalle el asesinato. "Momentos antes del atentado vi como tres jóvenes trataban de sustraer por la fuerza un Mercedes de color negro que estaba estacionado casi enfrente del quiosco, en la acera de la calle Autonomía que da a la parroquia. Como el conductor se resistía a abandonar el coche, le sacaron a la fuerza y, para intimidarle, le hicieron un disparo en un pie (posteriores testimonios confirmaron que le rozó el borde de goma del zapato sin herirle). Estaban tan nerviosos que no lograban meter las marchas y dejaron el Mercedes cruzado en la calle. Pensé que el disparo era de fogueo. Cuando se me estaba empezando a pasar el susto, segundos después, oí en la parte derecha del quiosco, en la pared que quedaba fuera de mi vista, cuatro detonaciones muy seguidas que sonaron como cohetes. Me quedé paralizado". En el lugar del atentado se encontraron varios casquillos de 9 milímetros parabellum.
    Este testimonio coincidía con el de otros transeúntes que afirmaron que, tras cometer el atentado, los tres terroristas se dirigieron hacia la derecha, por la calle Nagusia, en dirección al Ayuntamiento. Trataron de apoderarse de un Renault 6 de color blanco que, conducido por un mecánico, pasaba por el lugar, pero desecharon la idea al comprobar que el indicador de la gasolina marcaba reserva. Unos metros más adelante lograron su objetivo, al apoderarse de un Seat 131, de color marrón, con el que se dieron a la fuga.
    Como dato simbólico cabe señalar que en la pared del quiosco, situada junto a la acera donde cayó mortalmente herido Luis Cadarso San Juan, podían verse varias tiras de papel correspondientes a la campaña lanzada por Euskadiko Ezkerra, con el lema "Dad una oportunidad a la paz".
    En 2005, veinticuatro años después del asesinato de Luis Cadarso, fueron condenados como autores materiales los miembros del grupo Vizcaya de ETA Sebastián Echaniz Alcorta, Enrique Letona Viteri y José Antonio Borde Gaztelumendi a 28 años de reclusión mayor cada uno. El cuarto participante en el atentado, Juan María Otegui Elizegui, alias Txato, murió en un atendado de los GAL en el sur de Francia en agosto de 1985.
    Luis Cadarso San Juan había nacido en Vitoria en 1917, por lo que tenía 64 años en el momento en que fue asesinado. Había abandonado el servicio activo en 1975, tras ocupar durante varios años el cargo de segundo jefe de la Comandancia de la Guardia Civil en Vizcaya, en el cuartel de La Salve de Bilbao. Retirado con el empleo de teniente coronel honorario de la Guardia Civil, vivía desde hacía años en Basauri. Hacía una vida normal, sin ningún tipo de medida preventiva ni de protección. A los amigos que le aconsejaban que anduviera con cuidado les decía: "Yo nunca he hecho daño a nadie, y por eso no temo que atenten contra mi vida". Estaba casado y tenía tres hijos.
    :rura:-)

  8. #38
    En torno a las 20:15 horas del 16 de abril de 1980 los guardias civiles LUIS MARTOS GARCÍA y JOSÉ TORRALBA LÓPEZ, adscritos al Puesto de Especialistas Fiscales de Irún, fueron ametrallados por dos terroristas mientras tramitaban los papeles de un camión con matrícula extranjera que iba a cruzar la frontera. Se encontraban en el interior de la cabina del puesto de la Aduana de Irún, cercana a la puerta 2 del paso del Puente de Santiago, que une la localidad española con la francesa de Hendaya.

    Al parecer, Luis y José se encontraban de espaldas, por lo que no pudieron observar la presencia de los dos terroristas, que dispararon varias ráfagas de ametralladora contra la caseta. El camionero se lanzó al suelo y, gracias a ese gesto, resultó ileso.

    En la explanada de camiones del Puente de Santiago se recogieron treinta y ocho casquillos de bala 9 milímetros parabellum, marca FN. Tras cometer el atentado, los dos pistoleros de la banda se dieron a la fuga a pie y, posteriormente, huyeron en un coche Simca 1200 que les esperaba en un lugar cercano. Inmediatamente los guardias civiles fueron asistidos por los propios funcionarios de fronteras, que los trasladaron urgentemente a la Cruz Roja de Irún, donde únicamente se pudo certificar su muerte.

    Los cadáveres de los dos guardias civiles fueron trasladados al Hospital Militar de San Sebastián, donde se instaló la capilla ardiente. Al día siguiente, a las doce del mediodía, se celebraron los funerales en la capilla del hospital sin que se produjeran incidentes. Siguieron la ceremonia unas doscientas personas, la mayoría miembros de la Guardia Civil, el Ejército y la Policía.

    El asesinato de Luis y José provocó un paro de la mayor parte de los agentes de aduanas y de los funcionarios de la Administración en la frontera de Irún. El Ayuntamiento de Irún condenó el atentado con los votos a favor de PNV y PSOE, y las abstenciones de Euskadiko Ezkerra y tres independientes. Los representantes de Herri Batasuna abandonaron la sesión alegando no haber recibido el orden del día con la debida antelación.

    A día de hoy, no se sabe nada sobre quiénes asesinaron a Luis y José.

    Luis Martos García de 29 años, era de Córdoba, ciudad en la que fue enterrado. Estaba casado y tenía un hijo de siete años.
    José Torralba López había nacido en Armilla (Granada) y estaba soltero. Tenía 23 años. Aunque pertenecía a la reserva de la Guardia Civil de Logroño, llevaba sólo cinco días prestando servicio en el puesto fronterizo de Irún. Sus restos mortales fueron inhumados en el cementerio de Santa Cruz de Tenerife, donde vivía su familia. Hijo de guardia civil, como señaló su madre Concepción López "su vida se movió entre tricornios desde que tuvo uso de razón". De hecho, una parte importante de su corta vida transcurrió en el cuartel de la Guardia Civil de Granadilla de Abona, donde habían destinado a su padre Rafael. En abril de 2008 el Ayuntamiento de Armilla homenajeó al agente dedicándole una plaza con su nombre como símbolo de rechazo al terrorismo.
    :rura:-)

  9. #39
    En torno a las tres de la madrugada del 17 de abril de 1979 un camionero encontró herido en el kilómetro 43 de la carretera de Irún al guardia civil JUAN BAUTISTA GARCÍA. El conductor del camión vio una mano al borde de la carretera, por lo que detuvo el vehículo y se bajó.

    Con una herida en el pecho, y todavía consciente, le pidió al camionero que le llevara a la clínica de San Cosme y San Damián. El conductor del camión detuvo a un turismo que pasaba en ese momento, en el que viajaba un estudiante de Medicina que taponó la herida del guardia civil. Pero a pesar de los esfuerzos, Juan falleció durante el traslado al centro hospitalario. Un impacto en el pecho, a la altura del esternón con salida por el costado derecho, fue la causa de su muerte.

    Junto al cuerpo de la víctima se encontró su pistola reglamentaria con la que había efectuado cinco disparos, posiblemente como forma de llamar la atención sobre su situación. Su automóvil se encontraba aparcado a unos doscientos metros del lugar en el que fue encontrado el agente malherido.

    Hacía poco más de un mes, el 10 de marzo, que Juan Bautista García estuvo a punto de morir consecuencia de una bomba-lapa colocada en los bajos de su coche que fue desactivada por los Tedax. Aquella vez tuvo más suerte y salvó la vida.

    Juan Bautista García tenía 24 años y era de Las Palmas de Gran Canaria. Hijo de un brigada retirado de la Guardia Civil, estaba destinado en la Agrupación de Tráfico con destino en Tolosa. Tenía pensado casarse en poco tiempo con su novia, que vivía en Leiza (Navarra) de donde volvía cuando fue asesinado. Con ella había estado hasta las 2:30 de la madrugada. Tras dejarla en su domicilio, emprendió regreso al cuartel en el que vivía, cuando sufrió el atentado que le costó la vida y del que no hubo testigos. Según declaró su hermano, Juan estaba esperando un inmediato traslado a Canarias, donde residía su familia. Su muerte fue muy sentida en el municipio gran canario de Schamann, donde era conocido por su carácter "extrovertido, bueno y campechano". Aficionado a las motos, Juan era lo que popularmente se conoce como "un manitas". Le metía mano a todo electrodoméstico que sus vecinos le llevaban para que echara un vistazo. Sus hermanos, Antonio, Rafael y María Esther, residentes en Gran Canaria, le siguen recordando con extraordinario cariño y pese al paso del tiempo les cuesta asumir aquella tragedia repentina. Todavía hoy siguen sin creerse del todo que su hermano haya sido asesinado.
    :rura:-)

  10. #40
    Campagnolo
    Guest
    Es difícil contener las lágrimas leyendo estos relatos.
    Ni olvido ni perdono.

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