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Resultados 61 al 70 de 225
  1. #61
    A las ocho y cuarto de la noche del 27 de mayo de 1984 la banda terrorista ETA asesinaba en Pamplona, mediante una bomba-lapa colocada en su vehículo, al capitán de la Guardia Civil LUIS OLLO OCHOA.
    El capitán, jefe de la Compañía de la Guardia Civil de Aoiz, había ido ese domingo al piso de su propiedad en el barrio de la Chantrea en Pamplona. En torno a las ocho de la tarde abandonó la vivienda, acompañado por su mujer, para regresar de nuevo a su destino, en la localidad de Aoiz. Se dirigió a su vehículo, se introdujo en el mismo y lo puso en marcha. La vibración del motor hizo estallar la potente bomba colocada en los bajos del coche, compuesta por una carga de cuatro o cinco kilos de Goma 2.
    El vehículo de la víctima quedó totalmente destrozado y el techo del turismo fue lanzado a una distancia de unos quince metros. La explosión provocó, además, fuertes destrozos en los vehículos aparcados en las inmediaciones, así como la rotura de numerosos cristales de viviendas y de varios establecimientos comerciales.
    Luis murió en el acto atrapado en el amasijo de hierros en que quedó convertido el coche. Su mujer, Esther Pérez de Aramendi, que no llegó a entrar en el vehículo, resultó herida de gravedad. Su cuerpo fue lanzado por efecto de la onda expansiva a varios metros del lugar de la explosión. Fue intervenida quirúrgicamente en la residencia sanitaria Virgen del Camino. A última hora de la noche abandonó la Unidad de Vigilancia Intensiva en un estado calificado como de pronóstico reservado. Se le había reventado un tímpano y tenía heridas en el cráneo.
    Luis Ollo Ochoa, de 54 años, estaba destinado en el cuartel de Aoiz, donde mandaba el destacamento existente en esta población, una de las más importantes de Navarra. Anteriormente había estado destinado en el Servicio de Información de la Comandancia de la Guardia Civil de Pamplona con el grado de teniente. Había sido amenazado de muerte por ETA en varias ocasiones.
    Era natural de Ochagavía, en el Pirineo navarro, estaba casado con Esther Pérez de Aramendi y tenía dos hijos: una chica de 24, que acababa de terminar la carrera de Medicina, y un chico de 22 años, alumno de la escuela militar de suboficiales de Talarn (Lérida). El matrimonio residía en los días laborables en la localidad de Aoiz, y los fines de semana los pasaban en su domicilio de Pamplona.
    :rura:-)

  2. #62
    A las once de la mañana del 28 de mayo de 1983 ETA asesinaba en Pamplona a los guardias civiles ANTONIO CONEJO SALGUERO y FIDEL LÁZARO APARICIO cuando se encontraban vigilando en el interior del edificio central de Correos de la capital Navarra, situado en el Paseo Sarasate de Pamplona.
    Tres guardias civiles se encargaban de la seguridad del edificio. Dos de ellos en la zona de acceso al público y un tercero en el interior de una garita blindada. Dos etarras se introdujeron en el edificio donde, en esos momentos, se encontraban unas sesenta persona entre empleados y clientes. Cuando estaban a un metro de distancia de los guardias civiles los terroristas sacaron sendos revólveres del calibre 38 y dispararon doce tiros.
    Los guardias cayeron al suelo y ahí fueron rematados, sin que el tercer guardia civil fuese capaz de reaccionar. Los etarras contaron con la ayuda de una tercera persona, al parecer una mujer. En medio del pánico provocado por el tiroteo, los pistoleros huyeron del lugar con toda tranquilidad.
    El tercer guardia civil acudió al lugar donde se hallaban sus dos compañeros agonizando en medio de dos charcos de sangre. Los guardias civiles fueron trasladados rápidamente al Hospital de Navarra, el cabo primero Antonio Conejo, y a la Clínica Universitaria, el guardia civil Fidel Lázaro. Ambos ingresaron ya cadáveres.
    A los pocos minutos de producirse el atentado, varias personas que habían acudido al lugar de los hechos colocaron una bandera española y dos ramos de flores donde habían caído los guardias. El delegado del Gobierno en Navarra, Luis Roldán, acudió también al edificio de Correos, junto con miembros de la Guardia Civil y la Policía Nacional y varios parlamentarios navarros.
    El atentado se produjo a unos doscientos metros escasos del palacio de la Diputación Foral de Navarra, donde había comenzado la reunión de la junta preparatoria del recién elegido Parlamento de esta comunidad para decidir la fecha de constitución de la Cámara. Los partidos políticos que integraban el Parlamento, con excepción de Herri Batasuna que no asistía a las sesiones, condenaron el atentado en duros términos.
    La capilla ardiente con los cuerpos de los dos guardias civiles se instaló por la tarde en las dependencias de la Delegación del Gobierno. Al día siguiente, 29 de mayo, se celebró el funeral por sus almas en la Iglesia de San Miguel de Pamplona. Los féretros con los restos mortales de los guardias civiles fueron llevados a hombros por sus compañeros desde el edificio de la Delegación del Gobierno hasta la iglesia. Al funeral asistió el Rey Juan Carlos, acompañado del ministro del Interior, José Barrionuevo, y altos mandos de la Guardia Civil y la Policía Nacional. Posteriormente, una marcha con varios centenares de personas recorrió las calles de Pamplona gritando consignas en contra de la banda asesina ETA.
    El asesinato de Antonio y Fidel fue reivindicado por los Comandos Autónomos Anticapitalistas, pero judicialmente ha quedado impune.
    Antonio Conejo Salguero, de 41 años, era de Valle de Santa Ana (Badajoz). Estaba casado con Mercedes Pérez y tenía dos hijas de 12 y 11 años. Cabo primero de la Guardia Civil, pasó muchos años trabajando en las oficinas de la Comandancia de la Guardia Civil. El día de su asesinato estrenaba destino en Correos. Su hija Ana recordó en 2008, a través de las páginas del Diario de Navarra, como fue ese día: "Recuerdo a compañeros de mi padre de la Comandancia que lloraban y que pregunté a mi madre qué pasaba. Me respondió que habían matado a mi padre. ‘¿Por qué si es tan bueno?’. Mi madre nos explicó que no lo habían matado porque fuera malo, sino por el uniforme que llevaba. No tuvimos la ayuda de ningún psicólogo, afortunadamente ahora se hacen las cosas mejor. Entonces me dieron un valium (...). Hubo algunas promesas que no se cumplieron. A mi padre le faltaba muy poco para ascender a sargento y nos dijeron que se iba a efectuar esa promoción, también que iban a colocar una placa a él y a Fidel en Correos... Pero nadie se acordó de eso, aunque algunos terroristas aún tengan su placa en las plazas (...). Nos quedamos sin casa, puesto que el último año habíamos vivido en la Comandancia. Fuimos a vivir a la de mis abuelos. En cuatro años cambié cuatro veces de colegio. Pero lo peor fue que, de la noche a la mañana, habíamos perdido a un padre que con nosotras siempre había sido muy cariñoso. El recuerdo posterior es que tengo que acompañar a mi madre, que sufrió depresiones muy fuertes, cada tarde al cementerio. Mi padre siempre quiso que las dos hijas estudiáramos y así lo hicimos. La Asociación de Víctimas nos dio una ayuda de cien mil pesetas y con alguna beca pude estudiar Geografía e Historia y mi hermana Derecho".
    Fidel Lázaro Aparicio era natural de Torrehermosa (Zaragoza). Tenía 48 años y estaba soltero. Unos minutos antes había comentado a un oficial de Correos que tenía pensado marcharse de vacaciones en los próximos días. Llevaba catorce años destinado en Navarra y tenía planeado pasar a la reserva y volver a su tierra natal. El 27 de agosto de 2010 el Ayuntamiento de Torrehermosa organizó un homenaje al guardia civil asesinado, con asistencia de la Asociación de Víctimas del Terrorismo. Durante el acto se descubrió una placa en la calle en la que nació, junto a la Plaza Villarreal de la localidad.
    :rura:-)

  3. #63

    A las siete y cinco de la tarde del 29 de mayo de 1991, la banda asesina ETA lanzaba un coche-bomba contra la casa cuartel de la Guardia Civil en Vic (Barcelona), que quedó totalmente destruida. La explosión provocó la muerte directa de nueve personas. Dos guardias civiles: JUAN CHINCOA ALÉS y JUAN SALAS PÍRIZ; dos mujeres: NURIA RIBÓ PARERA, mujer del guardia civil Juan Chincoa, y MAUDILIA DUQUE DURÁN, suegra del guardia civil Juan Salas, también fallecido; y cinco menores de edad: FRANCISCO CIPRIANO DÍAZ SÁNCHEZ, de 17 años; MARÍA PILAR QUESADA ARAQUE, de 8 años; ANA CRISTINA PORRAS LÓPEZ, de 10 años; ROSA MARÍA ROSA MUÑOZ, de 14 años, y VANESSA RUIZ LARA, de 11 años. Además, el guardia civil en la reserva RAMÓN MAYO GARCÍA falleció al ser atropellado por una ambulancia que evacuaba a los heridos mientras prestaba auxilio a los afectados por la explosión.


    El vehículo utilizado, un Renault 6 cargado con 216 kilos de explosivos (doce bombonas con dieciocho kilos de amonal cada una), fue proyectado aprovechando la ligera pendiente de una de las calles laterales en las que se encontraba ubicada la casa cuartel. Una vez que el coche-bomba estuvo dentro del patio de la casa cuartel, el etarra Juan Carlos Monteagudo activó el explosivo con un telemando.

    En la casa cuartel de Vic vivían catorce agentes de la Guardia Civil, trece mujeres y veintidós niños. El atentado se produjo cuando numerosos familiares de los guardias se encontraban en sus viviendas y algunos niños, como era habitual a esas horas, jugaban en el patio. Los niños iban al colegio por la mañana, pero a las siete de la tarde, hora del atentado, lo habitual es que hubiese 10 ó 12 de ellos jugando en el patio. Por ello las niñas asesinadas fueron las más afectadas por la explosión y sus cuerpos quedaron literalmente destrozados.

    Cuarenta y cuatro personas resultaron con heridas de diversa consideración, algunas de ellas muy graves, con importantes mutilaciones (a una de las niñas heridas tuvieron que amputarle una pierna) y secuelas. Entre los heridos muy graves que consiguió sobrevivir, el niño de 2 años Rafael Reinoso Sánchez, que sufrió fractura de la base del cráneo.

    Al día siguiente de la brutal masacre, la Guardia Civil desarticuló al grupo Barcelona de ETA, autor del atentado, en una operación llevada a cabo en un chalé de la localidad barcelonesa de Lissá de Munt. Durante la operación murieron los etarras Juan Carlos Monteagudo Povo (jefe del grupo y exdirigente de Terra Lliure) y Juan Félix Erezuma Uriarte, que se resistieron a su detención con armas de fuego, pero se detuvo al tercer autor directo de la matanza, Juan José Zubieta Zubeldia, que no opuso resistencia. En la misma operación se detuvo a Pilar Ferreiro Bravo y a Jordi Mas Trullenque, profesor ayudante de Matemáticas Aplicadas en la Universidad Autónoma de Barcelona.

    Juan Chincoa Alés, guardia civil de 30 años, era natural de Martín de la Jara (Sevilla). También fue asesinada en el atentado su esposa, Nuria Ribó Parera, de 26 años. Su hija Ana fue una de las heridas. Quedó huérfana de padre y madre antes de cumplir los 2 años.



    Francisco Cipriano Díaz Sánchez tenía 17 años cuando fue asesinado por la banda terrorista ETA en la casa cuartel de Vic. En el momento de la explosión se encontraba estudiando en su domicilio del acuartelamiento. Murió en el acto por la onda expansiva provocada por el coche-bomba. Francisco estudiaba tercero de enseñanza secundaria en el Instituto Callis de Vic. Sus padres estaban ese día en Zaragoza asistiendo a un funeral, y su hermana Pilar, de 18 años, también resultó herida por la explosión.

    Ana Cristina Porras López, de 10 años, murió en el acto mientras jugaba con sus amigas en el patio de la casa cuartel. Su hermana Isabel Porras López, de 7 años, resultó herida de gravedad y se le tuvo que amputar parte de la pierna izquierda. Eran hijas del guardia civil Teodoro Porras.

    Vanessa Ruiz Lara, de 9 años, también murió en el acto. Era amiga del colegio de hijas de guardias civiles. Como en otras ocasiones, su madre, Emilia Lara, había dejado que su niña fuera a jugar al patio de la casa cuartel con sus amigas, hijas de los guardias civiles. Diez años después no ha habido el más mínimo reconocimiento a los nueve muertos del atentado de Vic, cinco de ellos niños. Nada. Sólo el olvido. Y después de que te asesinan a un hijo ¿puede haber algo más doloroso que le entierren en el olvido? Ana Chincoa, que no tenía más de dos años, perdió a su madre y a su padre en el atentado. ¿Quién se acuerda de ella?" (Los Domingos de ABC, 11 de agosto de 2002). Emilia y la hermana pequeña de Vanessa, Cristina Ruiz, fueron entrevistadas en el documental Trece entre mil de Iñaki Arteta. Este es el testimonio de Cristina: "Siempre que salíamos del colegio íbamos un día al parque que había al lado de mi casa y otro día al cuartel. Ese día tocó ir al cuartel. A mí me cayó un ladrillo en la cabeza y me quedé ahí también. Ya luego vino un guardia y me cogió y me sacó para fuera". Cristina contaba cómo desde el asesinato de su hermana mayor visiona periódicamente un vídeo en el que está con Vanessa tres días antes del atentado, en el campo: "A lo mejor hay semanas que lo pongo tres días seguidos o pasan tres semanas y lo pongo otra vez (...) Tengo a mis hermanos, pero no es lo mismo. Ahora mismo me gustaría que estuviera para darme consejos, hablar de cosas.

    María Pilar Quesada Araque, de 8 años, estudiaba en el colegio del Sagrat Cor, situado a escasos metros de la casa cuartel en la que vivía. Al domingo siguiente iba a recibir la primera comunión. Por ese motivo, la niña había ido minutos antes de la explosión del coche-bomba al colegio para mostrarle a las monjas unas fotografías de estudio que le habían hecho con motivo de la celebración del citado sacramento.

    Rosa María Rosa Muñoz, de 14 años, murió también en el acto mientras jugaba con sus amigas en el patio de la casa cuartel. Sus hermanos, Pedro y David, de 15 y 17 años en esos momentos, se salvaron de milagro, pues esa tarde se estaban examinando en la Escuela Industrial de Vic. En el momento en que asesinaron a su hija, su padre, el cabo de la Guardia Civil David Rosa, se encontraba en Madrid cursando estudios para ascender de graduación. Su madre, María Angustias Muñoz, estaba terminando su jornada laboral en un taller de confección cuando oyó la explosión. No le dejaron ver el cuerpo de su hija, que tuvo que ser reconocido por una vecina y compañera de trabajo. María Angustias confesó a ABC (01/06/1991) que querían quedarse en Vic, "porque es donde hemos enterrado a mi hija y es el pueblo donde ella se quería quedar. Ella estaba bien en Vic, hablaba catalán y tenía buenas amigas".

    Juan Salas Píriz, guardia civil de 48 años, era natural de Olivenza (Badajoz). Estaba casado con Manuela Morgado Duque, que resultó herida, y tenía dos hijos. La explosión del coche-bomba también mató a la suegra de Juan, y madre de Manuela, Maudilia Duque Durán, de 78 años y natural de Alburquerque (Badajoz).

    Ramón Mayo García, de 55 años y casado, era guardia civil en situación de reserva activa. Natural de Talavera la Real (Badajoz), falleció atropellado por una ambulancia que evacuaba a los heridos mientras él mismo prestaba auxilio a los afectados por la explosión. Ramón fue reconocido como víctima del terrorismo por el Consejo de Ministros en el año 2005. Hubo otros tres heridos consecuencia de accidentes que se produjeron durante las labores de rescate y evacuación de los heridos: Josefina López Muñoz, de 48 años; Salvador Rodríguez Caña, de 17 años, y Juan Manuel Ruiz Alcalá, de 29 años.




    https://www.youtube.com/watch?v=Vqn9aJgOioY
    Última edición por ARANO; 04/06/2015 a las 20:28
    :rura:-)

  4. #64
    https://www.youtube.com/watch?v=Vqn9aJgOioY
    A las siete y cinco de la tarde del
    29 de mayo de 1991, la banda asesina ETA lanzaba un coche-bomba contra la casa cuartel de la Guardia Civil en Vic (Barcelona), que quedó totalmente destruida. La explosión provocó la muerte directa de nueve personas. Dos guardias civiles: JUAN CHINCOA ALÉS y JUAN SALAS PÍRIZ; dos mujeres: NURIA RIBÓ PARERA, mujer del guardia civil Juan Chincoa, y MAUDILIA DUQUE DURÁN, suegra del guardia civil Juan Salas, también fallecido; y cinco menores de edad: FRANCISCO CIPRIANO DÍAZ SÁNCHEZ, de 17 años; MARÍA PILAR QUESADA ARAQUE, de 8 años; ANA CRISTINA PORRAS LÓPEZ, de 10 años; ROSA MARÍA ROSA MUÑOZ, de 14 años, y VANESSA RUIZ LARA, de 11 años. Además, el guardia civil en la reserva RAMÓN MAYO GARCÍA falleció al ser atropellado por una ambulancia que evacuaba a los heridos mientras prestaba auxilio a los afectados por la explosión.



    El vehículo utilizado, un Renault 6 cargado con 216 kilos de explosivos (doce bombonas con dieciocho kilos de amonal cada una), fue proyectado aprovechando la ligera pendiente de una de las calles laterales en las que se encontraba ubicada la casa cuartel. Una vez que el coche-bomba estuvo dentro del patio de la casa cuartel, el etarra Juan Carlos Monteagudo activó el explosivo con un telemando.


    En la casa cuartel de Vic vivían catorce agentes de la Guardia Civil, trece mujeres y veintidós niños. El atentado se produjo cuando numerosos familiares de los guardias se encontraban en sus viviendas y algunos niños, como era habitual a esas horas, jugaban en el patio. Los niños iban al colegio por la mañana, pero a las siete de la tarde, hora del atentado, lo habitual es que hubiese 10 ó 12 de ellos jugando en el patio. Por ello las niñas asesinadas fueron las más afectadas por la explosión y sus cuerpos quedaron literalmente destrozados.


    Cuarenta y cuatro personas resultaron con heridas de diversa consideración, algunas de ellas muy graves, con importantes mutilaciones (a una de las niñas heridas tuvieron que amputarle una pierna) y secuelas. Entre los heridos muy graves que consiguió sobrevivir, el niño de 2 años Rafael Reinoso Sánchez, que sufrió fractura de la base del cráneo.


    Al día siguiente de la brutal masacre, la Guardia Civil desarticuló al grupo Barcelona de ETA, autor del atentado, en una operación llevada a cabo en un chalé de la localidad barcelonesa de Lissá de Munt. Durante la operación murieron los etarras Juan Carlos Monteagudo Povo (jefe del grupo y exdirigente de Terra Lliure) y Juan Félix Erezuma Uriarte, que se resistieron a su detención con armas de fuego, pero se detuvo al tercer autor directo de la matanza, Juan José Zubieta Zubeldia, que no opuso resistencia. En la misma operación se detuvo a Pilar Ferreiro Bravo y a Jordi Mas Trullenque, profesor ayudante de Matemáticas Aplicadas en la Universidad Autónoma de Barcelona.


    Juan Chincoa Alés, guardia civil de 30 años, era natural de Martín de la Jara (Sevilla). También fue asesinada en el atentado su esposa, Nuria Ribó Parera, de 26 años. Su hija Ana fue una de las heridas. Quedó huérfana de padre y madre antes de cumplir los 2 años.




    Francisco Cipriano Díaz Sánchez tenía 17 años cuando fue asesinado por la banda terrorista ETA en la casa cuartel de Vic. En el momento de la explosión se encontraba estudiando en su domicilio del acuartelamiento. Murió en el acto por la onda expansiva provocada por el coche-bomba. Francisco estudiaba tercero de enseñanza secundaria en el Instituto Callis de Vic. Sus padres estaban ese día en Zaragoza asistiendo a un funeral, y su hermana Pilar, de 18 años, también resultó herida por la explosión.


    Ana Cristina Porras López, de 10 años, murió en el acto mientras jugaba con sus amigas en el patio de la casa cuartel. Su hermana Isabel Porras López, de 7 años, resultó herida de gravedad y se le tuvo que amputar parte de la pierna izquierda. Eran hijas del guardia civil Teodoro Porras.


    Vanessa Ruiz Lara, de 9 años, también murió en el acto. Era amiga del colegio de hijas de guardias civiles. Como en otras ocasiones, su madre, Emilia Lara, había dejado que su niña fuera a jugar al patio de la casa cuartel con sus amigas, hijas de los guardias civiles. Diez años después no ha habido el más mínimo reconocimiento a los nueve muertos del atentado de Vic, cinco de ellos niños. Nada. Sólo el olvido. Y después de que te asesinan a un hijo ¿puede haber algo más doloroso que le entierren en el olvido? Ana Chincoa, que no tenía más de dos años, perdió a su madre y a su padre en el atentado. ¿Quién se acuerda de ella?" (Los Domingos de ABC, 11 de agosto de 2002). Emilia y la hermana pequeña de Vanessa, Cristina Ruiz, fueron entrevistadas en el documental Trece entre mil de Iñaki Arteta. Este es el testimonio de Cristina: "Siempre que salíamos del colegio íbamos un día al parque que había al lado de mi casa y otro día al cuartel. Ese día tocó ir al cuartel. A mí me cayó un ladrillo en la cabeza y me quedé ahí también. Ya luego vino un guardia y me cogió y me sacó para fuera". Cristina contaba cómo desde el asesinato de su hermana mayor visiona periódicamente un vídeo en el que está con Vanessa tres días antes del atentado, en el campo: "A lo mejor hay semanas que lo pongo tres días seguidos o pasan tres semanas y lo pongo otra vez (...) Tengo a mis hermanos, pero no es lo mismo. Ahora mismo me gustaría que estuviera para darme consejos, hablar de cosas.


    María Pilar Quesada Araque, de 8 años, estudiaba en el colegio del Sagrat Cor, situado a escasos metros de la casa cuartel en la que vivía. Al domingo siguiente iba a recibir la primera comunión. Por ese motivo, la niña había ido minutos antes de la explosión del coche-bomba al colegio para mostrarle a las monjas unas fotografías de estudio que le habían hecho con motivo de la celebración del citado sacramento.


    Rosa María Rosa Muñoz, de 14 años, murió también en el acto mientras jugaba con sus amigas en el patio de la casa cuartel. Sus hermanos, Pedro y David, de 15 y 17 años en esos momentos, se salvaron de milagro, pues esa tarde se estaban examinando en la Escuela Industrial de Vic. En el momento en que asesinaron a su hija, su padre, el cabo de la Guardia Civil David Rosa, se encontraba en Madrid cursando estudios para ascender de graduación. Su madre, María Angustias Muñoz, estaba terminando su jornada laboral en un taller de confección cuando oyó la explosión. No le dejaron ver el cuerpo de su hija, que tuvo que ser reconocido por una vecina y compañera de trabajo. María Angustias confesó a ABC (01/06/1991) que querían quedarse en Vic, "porque es donde hemos enterrado a mi hija y es el pueblo donde ella se quería quedar. Ella estaba bien en Vic, hablaba catalán y tenía buenas amigas".


    Juan Salas Píriz, guardia civil de 48 años, era natural de Olivenza (Badajoz). Estaba casado con Manuela Morgado Duque, que resultó herida, y tenía dos hijos. La explosión del coche-bomba también mató a la suegra de Juan, y madre de Manuela, Maudilia Duque Durán, de 78 años y natural de Alburquerque (Badajoz).


    Ramón Mayo García, de 55 años y casado, era guardia civil en situación de reserva activa. Natural de Talavera la Real (Badajoz), falleció atropellado por una ambulancia que evacuaba a los heridos mientras él mismo prestaba auxilio a los afectados por la explosión. Ramón fue reconocido como víctima del terrorismo por el Consejo de Ministros en el año 2005. Hubo otros tres heridos consecuencia de accidentes que se produjeron durante las labores de rescate y evacuación de los heridos: Josefina López Muñoz, de 48 años; Salvador Rodríguez Caña, de 17 años, y Juan Manuel Ruiz Alcalá, de 29 años.




    https://www.youtube.com/watch?v=Vqn9aJgOioY
    :rura:-)

  5. #65
    El 3 de junio de 1974 la banda terrorista ETA terminó en Ataún (Guipúzcoa) con la vida del guardia civil MANUEL PÉREZ VÁZQUEZ, que formaba parte de un dispositivo de control que se estableció tras el robo en la empresa CAF (Compañía Auxiliar de Ferrocarriles).
    El 31 de mayo cinco terroristas armados con subfusiles habían atracado, con la complicidad de un empleado, las instalaciones de CAF en Beasain, haciéndose con los catorce millones de pesetas de la nómina de los trabajadores. Tras el atraco, la Guardia Civil había establecido un dispositivo de búsqueda en toda la zona para tratar de localizar a los etarras. Estos eran Juan Labordeta Vergara, alias Lezo, José Manuel Pagoaga Gallastegui, Peixoto, José Antonio Garmendia Artola, Dumpe, Félix Eguía Jaureguizábal y Francisco Javier Aya Zulaica, Trepa.
    Doce horas después, una pareja de motoristas de la Agrupación de Tráfico localizó un vehículo cerca de Olaberría, cuyos ocupantes habían entrado en un edificio en ruinas. Se produjo un tiroteo y los etarras consiguieron huir. En el edificio se encontró casi todo el dinero robado y armas de todo tipo. Poco después se detuvo a uno de los asaltantes, Juan Labordeta Vergara, que no ofreció resistencia.
    La operación de búsqueda del resto de atracadores se prolongó varios días. Durante la madrugada del 2 al 3 de junio, un vehículo de la Guardia Civil, conducido por Manuel Pérez Vázquez, circulaba por Ataún cuando vieron a dos hombres y una mujer que les resultaron sospechosos. Éstos transitaban por el tramo de carretera que une las localidades guipuzcoanas de Lezcano y Ataún. En el vehículo de la Guardia Civil viajaban también el teniente Evaristo García Sotelo y el cabo primero Miguel Alonso Martín.
    Los guardias civiles se detuvieron y pidieron la documentación a los tres sospechosos. Dos de ellos (María Lourdes Aizmendi y José María Arín Baztarrica) la mostraron, pero el tercero sacó una pistola y disparó contra Manuel, dejándolo gravemente herido. Alcanzado por un disparo en el corazón, murió poco después en la Clínica de San Cosme y San Damián de Tolosa.
    El autor de los disparos sería identificado posteriormente como Miguel Ángel Apalategui Aierbe, de 19 años, que trabajaba como administrativo en CAF y había suministrado a los etarras la información para cometer el atraco. Tras asesinar al guardia civil, saltó a un río cercano salvando un gran desnivel y huyó amparado por la oscuridad de la noche. La Guardia Civil sospechó que Apalategui Aierbe, alias Apala, pensó que Labordeta Vergara lo había delatado y que iban a detenerlo. Pocos años después, el asesino de Manuel Pérez alcanzaría gran notoriedad como miembro de ETA.
    Manuel Pérez Vázquez era de San Román de la Retorta (Lugo). Tenía 29 años y estaba soltero. Estaba destinado en la Comandancia de San Sebastián, adscrito al cuartel de Zaráuz. Era la segunda víctima mortal del año 1974, tras el asesinato el 3 de abril del jefe del Grupo de Información de la Guardia Civil en Azpeitia, Gregorio Posada Zurrón.
    :rura:-)

  6. #66
    En la mañana del 5 de junio de 1975 fallece el guardia civil MARIANO ROMÁN MADROÑAL a consecuencia del accidente sufrido mientras prestaba servicio de escolta en un tren correo durante una operación de detención de dos etarras.

    A las siete de esa mañana, la pareja de la Guardia Civil formada por Mariano Román Madroñal e Higinio Martín Domínguez estaba de servicio en el tren correo número 14 de los Ferrocarriles Vascongados, que efectuaba normalmente el recorrido San Sebastián-Bilbao. En la estación de Añorga (Guipúzcoa) subieron al tren dos personas que, por su vestimenta (llevaban gabardinas en una mañana muy soleada del mes de junio), les infundieron sospechas.

    Higinio Martín Domínguez, que iba sentado en el centro del vagón frente a su compañero, fue quien se percató de esa circunstancia, por lo que desenfundó su pistola y se acercó a ellos con el objeto de identificarlos. Los sospechosos retrocedieron, agachándose el primero y haciendo fuego con una metralleta sobre el guardia civil el otro sospechoso. Una de las balas se estrelló contra un cristal del vagón y uno de los trozos de cristal se incrustó en uno de los ojos de Higinio, momento que aprovecharon los dos terroristas para pasar al vagón siguiente.

    Los guardias civiles, al sospechar que fueran a apearse del tren en la estación de Recalde, cubrieron desde las puertas ambos lados del convoy. En ese momento Román Madroñal tuvo la mala suerte de salir despedido del tren en marcha, fracturándose la base del cráneo en la caída, lo que le causó la muerte en el acto. Los terroristas aprovecharon la caída y la conmoción que causó para huir en el automóvil que les estaba esperando con el motor en marcha y las puertas abiertas en la estación de Recalde. Nunca se identificó a los etarras, pero el 6 de junio la banda terrorista reivindicó la muerte de Román Madroñal en Radio Montecarlo, presentándolo no como una acción casual, sino como un atentado.Higinio Martín Domínguez, que resultó herido, tenía 37 años, estaba casado y era padre de una niña de 10 años. Era natural de Lasepega y llevaba 14 años en la Comandancia de San Sebastián.

    Mariano Román Madroñal era natural de Algodonales (Cádiz). Estaba casado y tenía cinco hijos (tres niños y dos niñas), el mayor de 11 años. Llevaba veinte años destinado en la Comandancia de la Guardia Civil de San Sebastián. El funeral por el guardia civil se celebró en la catedral del Buen Pastor de la capital donostiarra y, a continuación, fue enterrado en el cementerio de Polloe.
    :rura:-)

  7. #67
    El 7 de junio de 1968 la banda terrorista ETA asesina en Villabona al guardia civil JOSÉ PARDINES ARCAY. Fue la primera víctima mortal deliberada de la banda y, durante muchos años, se consideró que fue el bautismo de sangre de ETA. Aún tenían que pasar muchos años para que el asesinato de la niña Begoña Urroz Ibarrola, el 27 de junio de 1960, fuese atribuido a la banda terrorista.

    El año 1968 fue el año en que la organización terrorista tomó la decisión de empezar a matar, aunque ya desde 1962 la denominada "rama acción" de ETA se convirtió en "rama acción militar". También en ese año se produjo la primera baja en las filas de la banda. Fue un año crítico en el que el régimen de Franco respondió a los asesinatos con la declaración del estado de excepción y el restablecimiento de medidas de represión contra el bandidaje y el terrorismo, que suponían recuperar para la jurisdicción militar los juicios por esos delitos.

    El asesinato de José Pardines se produjo en la Nacional I, a su paso por el término municipal de Villabona (Guipúzcoa), en una zona en obras de la carretera. La Guardia Civil de Tráfico se encontraba en el lugar desviando los vehículos y dirigiendo el tráfico. Pardines estaba en un extremo de las obras y Félix de Diego, su compañero, en el otro, a una distancia de dos kilómetros. En ese momento, los etarras Francisco Javier Echebarrieta Ortiz, alias Txabi, e Iñaki Sarasketa, que viajaban en un automóvil Seat 850 coupé con matrícula de Zaragoza, se detuveron junto a Pardines, que debió ver algo sospechoso en el mismo y les solicitó la documentación. Treinta años después, Iñaki Sarasketa relataría en La Revista de El Mundo (7 de junio de 1998) como ocurrieron los hechos: "Txabi me dijo: ‘Si lo descubre, lo mato’. ‘No hace falta’, contesté yo, ‘lo desarmamos y nos vamos’. ‘No, si lo descubre, lo mato’. Salimos del coche. El guardia civil nos daba la espalda, de cuclillas mirando el motor en la parte de detrás. Sin volverse empezó a hablar: ‘Esto no coincide...’. Txabi sacó la pistola y le disparó en ese momento. Cayó boca arriba. Txabi volvió a dispararle tres o cuatro tiros más en el pecho. Había tomado centraminas y quizá eso influyó. En cualquier caso, fue un día aciago. Un error. Como otros muchos en estos veinte años. Era un guardia civil anónimo, un pobre chaval. No había ninguna necesidad de que aquel hombre muriera".

    En el momento del asesinato, el conductor de un camión que pasaba por ese tramo de obras se percató de lo que sucedía y alertó al compañero de Pardines, que se acercó con una motocicleta hasta el lugar donde se encontraba el guardia civil, muerto en medio de un charco de sangre.

    Txabi Echebarrieta, autor material del crimen, murió horas más tarde en un enfrentamiento con la Guardia Civil en Tolosa. Sarasketa fue detenido y condenado a muerte, aunque la pena fue conmutada por cadena perpetua. Beneficiado por las medidas de amnistía aprobadas como parte del proceso de Transición a la democracia tras la muerte de Franco, salió de prisión en 1977. El día que asesinaron a Pardines, Echebarrieta y Sarasketa se dirigían a San Sebastián para preparar el asesinato del inspector Melitón Manzanas.

    José Pardines Arcay era natural de Malpica (La Coruña). Estaba soltero y tenía 25 años. Hijo y nieto de guardias civiles, había residido en varias localidades gallegas y también en Santa Pola (Alicante), donde también estaba destinado su padre en el momento del asesinato. Una vez que entró en la Guardia Civil, estuvo destinado primero en Asturias y, posteriormente, tras realizar el curso de Tráfico, fue destinado a Guipúzcoa, donde conoció a su novia, Emilia. Huérfano de madre desde muy joven, se crió con la ayuda de una tía. Cuando empezó a ganar dinero, contribuyó a la economía familiar para que sus dos hermanos menores pudiesen estudiar. Su compañero el día del atentado, Félix de Diego Martínez tuvo que abandonar la Guardia Civil en 1972. Siete años más tarde, el 31 de enero de 1979, fue asesinado también por la banda terrorista ETA.

    Los restos mortales de José Pardines fueron enterrados en Malpica, donde se celebró el funeral. Un año después, se le hizo un homenaje en su localidad natal y se colocó una placa azul con letras blancas en la calle que lleva su nombre donde puede leerse: "Guardia civil 1943-1968. Morto en servicio. 7 xunio".
    :rura:-)

  8. #68
    En torno a las 23:00 horas del día 8 de junio de 1986 el cabo primero de la Guardia Civil, ANTONIO RAMOS RAMÍREZ, es ametrallado en Mondragón (Guipúzcoa) por miembros de la banda terrorista ETA. La víctima no estaba de servicio, ni vestía el uniforme reglamentario, por lo que los etarras debían de conocer bien sus hábitos tras someterlo a un período de seguimiento y vigilancia.

    El atentado se produjo en el barrio de San Andrés, en el momento en que Antonio Ramos se acababa de introducir en su vehículo particular después de haber estado en un bar próximo. El guardia civil fue alcanzado en el corazón y el brazo izquierdo, quedando gravemente herido. Aunque fue trasladado de forma inmediata al centro asistencial de Mondragón por personal de la Cruz Roja, no pudo hacerse nada por su vida e ingresó cadáver.

    El vehículo de Antonio presentaba un total de diez impactos (dos disparados desde el interior), por lo que el guardia civil debió de repeler la agresión, ya que en su mano tenía un arma que había sido disparada. El turismo quedó cruzado en la calle del Doctor Bañez, a poca distancia del bar en el que, hasta momentos antes de su asesinato, había estado.

    Antonio Ramos Ramírez, de 28 años, estaba destinado en el cuartel de Oñate. Era natural de la localidad de Espera (Cádiz), aunque había vivido en Sevilla desde muy pequeño. Estaba casado con Carmen Rodríguez Muriel y tenía un hijo de 5 años, Alejandro. Su mujer estaba embarazada de seis meses y, según contaron los medios de comunicación, dio muestras de una gran serenidad durante la celebración del funeral de su marido. Sus restos mortales fueron enterrados en el cementerio de San Fernando en Sevilla.

    Antonio Ramos ya había sufrido anteriormente un atentado terrorista. El 15 de octubre de 1983, minutos antes de las once de la noche, tres vehículos de la Guardia Civil circulaban por la carretera de acceso a la localidad guipuzcoana de Oñate, concretamente en el barrio de Zubillaga. Al pasar junto a una vieja tapia, varios etarras apostados en la oscuridad accionaron a distancia un artefacto, compuesto por explosivos y tornillos, que impactó en el vehículo que marchaba en primera posición. Como consecuencia de la explosión falleció prácticamente en el acto, por fractura de cráneo, el guardia civil José Reyes Corchado Muñoz. Ramos resultó herido leve, mientras que el conductor del vehículo, Francisco Borjas Reinoso, resultó ileso. Pese a ello Antonio, que llevaba ocho años destinado en el País Vasco, se había negado a pedir el traslado a otro destino menos peligroso.
    :rura:-)

  9. #69
    El domingo 13 de junio de 1982, ETA asesinaba de un tiro en la cabeza en la localidad guipuzcoana de Pasajes (Guipúzcoa) al guardia civil JOSÉ LUIS FERNÁNDEZ PERNAS. Eran las nueve de la noche y José Luis se encontraba con otro guardia civil prestando servicio de vigilancia ante la caseta de control situada en la entrada del puerto de Pasajes. Los etarras realizaron un único disparo con un rifle Winchester de mira telescópica que le alcanzó en el parietal y le provocó la muerte en el acto. Los cristales de la garita saltaron hechos añicos por el impacto de la bala, ocasionando leves rasguños al compañero del guardia civil asesinado.

    Los terroristas efectuaron el disparo desde un punto situado en el Alto de Capuchinos, a varios cientos de metros de la caseta de la Guardia Civil, pero desde el que tenían a tiro a los dos agentes. Previamente habían robado un taxi y, tras introducir al conductor en el maletero, se dirigieron al Alto de Capuchinos, en una zona cercana al barrio de Beraun desde la que se domina los puestos de control de la Guardia Civil en el puerto de Pasajes. El propietario del taxi permaneció en el maletero de su coche mientras se cometía el atentado y fue localizado poco después en una calle de Rentería.El cuerpo de José Luís Fernández Pernas, cuya muerte se produjo de forma instantánea, fue trasladado inicialmente al Hospital Militar de San Sebastián y, posteriormente, al Gobierno Civil de Guipúzcoa en cuyas dependencias se instaló la capilla ardiente.

    La garita atacada estaba situada en la misma entrada del puerto, junto a la barrera que controla el paso de vehículos. Los etarras dejaron el rifle en el suelo, así como varios proyectiles, para que las fuerzas de seguridad los encontraran. La utilización de una mira telescópica confería una particularidad a este atentado, según informaron fuentes policiales, quienes contraponen esta acción con otras efectuadas casi a bocajarro por la banda terrorista. ETA pretendía sembrar el pánico entre los agentes destinados a custodiar la entrada del puerto, pues el modus operandi mostraba la vulnerabilidad en la que se encontraban los guardias civiles encargados de la vigilancia del mismo.

    José Luis Fernández Pernas, de 25 años de edad, era natural de Pontes de García Rodríguez (La Coruña). Pertenecía a la Comandancia de Pontevedra, aunque estaba destinado temporalmente en comisión de servicio en un operativo de refuerzo de la Comandancia de Guipúzcoa. Estaba casado y era padre de dos niñas, de dos años y dos meses de edad en el momento de su asesinato.
    :rura:-)

  10. #70
    Hacia las cinco de la tarde del 13 de junio de 1991, la banda terrorista ETA asesina al guardia civil RICARDO COUSO RÍOS en la localidad vizcaína de Valle de Trápaga. Ricardo había estacionado su coche frente al colegio Franciscanas de Montpellier y permanecía dentro del mismo mientras esperaba a que su hijo pequeño saliera del colegio. Carolina, que tenía catorce años, había salido antes y se dirigió a casa. El niño se entretuvo un poco más en la salida y, justo cuando subía al coche de su padre, un miembro del grupo Vizcaya de ETA se acercó al vehículo y disparó seis tiros a través de la luna delantera. El guardia civil se desplomó sin vida dentro de su automóvil en presencia del pequeño de nueve años. "Pero nadie tuvo el valor, ni la decencia, de coger a ese niño de nueve años y acercarse a darle un mimo después de haber visto el asesinato de su padre. Le dejaron sentado, con la mente en blanco, en un banquito de piedra, hasta que llegaron los compañeros de mi marido" recordaba su viuda, Fina Saavedra, en una entrevista en el diario Soitu.es (10/09/2009).

    El autor de los disparos se montó en un taxi, robado previamente a punta de pistola, donde le esperaban otros terroristas. El propietario del taxi fue abandonado atado a un árbol en el mismo término municipal donde se cometió el atentado. El vehículo fue localizado poco después en Portugalete.

    El funeral oficial por Ricardo Couso se celebró en la Iglesia de los Padres Agustinos de Bilbao, presidido por el gobernador civil de Vizcaya, Daniel Vega, y por el director general de la Guardia Civil, Luis Roldán. La hija mayor, de 14 años, tuvo que ser llevada en volandas, pues no cesaba de llorar y apenas podía caminar. En Galicia se ofició un segundo funeral al día siguiente en la Iglesia de San Francisco de Santiago de Compostela. Después del acto religioso, el féretro con los restos mortales del guardia civil fue portado por sus compañeros hasta el cementerio de Boisaca, donde fue enterrado.

    Ricardo Couso Ríos, de 38 años, estaba casado con Josefina Saavedra y tenía dos hijos: Carolina, de 14 años, y Ricardo, de 9. Era natural de Santiago de Compostela (La Coruña), igual que Fina, aunque llevaba doce años de servicio en el País Vasco cuando fue asesinado. Con 17 años Ricardo se fue a Francia a buscarse la vida. Cinco años después tramitaba los papeles para conseguir la nacionalidad francesa, pues había encontrado trabajo al otro lado de la frontera. Pero ese verano (1976) coincidió con Fina en la misma cuadrilla de Santiago y se hicieron novios. Antes de casarse, tuvo que hacer el servicio militar en Melilla. Allí se despertó su vocación, y decidió entrar en la Guardia Civil, como lo habían hecho anteriormente su abuelo y sus tíos. Tras nueve meses de academia, y pese a tener nota para elegir destino, toda la promoción fue enviada al País Vasco. Cuando Carolina, la hija mayor, tenía dos años, les trasladaron a Valle de Trápaga, pequeño pueblo dormitorio de unos trece mil habitantes, la mayoría de ellos inmigrantes que trabajaban en los Altos Hornos de la Margen Izquierda. El recibimiento en el pueblo no fue bueno, y desde el principio estuvieron marcados por pertenecer a la Guardia Civil. Fina tuvo incluso que sacar a la niña del colegio público y meterla en uno concertado, como contó en la entrevista en Soitu.es.Por la época en la que fue asesinado estaba preparando la mudanza, pues le habían concedido el traslado a su ciudad de origen.

    La familia de Ricardo ha estado muy involucrada en la defensa de la Memoria, Dignidad y Justicia de las víctimas del terrorismo. Especialmente Josefina, que fue delegada de la AVT en Galicia, y la hija mayor, Carolina Couso Saavedra, desde su trabajo como periodista. En 2005 publicó La Guardia Civil frente al terrorismo: por las Víctimas, por la Libertad, libro patrocinado por la Fundación Víctimas del Terrorismo y por la Fundación de la Guardia Civil. Ricardo, el hijo, viste ahora con orgullo el uniforme de su padre.
    :rura:-)

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