El 4 de abril de 1990, en torno a las cuatro de la tarde, es tiroteado en Pasajes (Guipúzcoa) el guardia civilBENJAMÍN QUINTANO CARRERO cuando regresaba a su domicilio. Varios disparos, efectuados a corta distancia por dos miembros del grupo Donosti de ETA, le causaron la muerte prácticamente en el acto.
El atentado tuvo lugar en la calle Blas de Lezo, a menos de cincuenta metros del domicilio de la víctima, donde la Policía recogió seis casquillos de bala, cuatro FN y dos SF del calibre 9 milímetros parabellum. Benjamín fue alcanzado por cinco de los seis disparos realizados. Su hijo mayor, que había oído los disparos desde su casa, bajó rápidamente para auxiliarlo. El dueño de un bar próximo relató a El País (05/04/1990) que oyó los disparos y se acercó. En ese momento vio a "un hombre en el suelo y un chico [su hijo] que le agarraba las manos y lloraba".
El guardia civil, que estaba adscrito al puerto de Pasajes, falleció poco antes de que llegase el equipo de rescate de la Cruz Roja. Había sido alcanzado en la cabeza y varias partes del cuerpo.
Benjamín Quintano Carrero, de 48 años, era natural de Torregamones (Zamora). Estaba viudo desde hacía cuatro años. Su asesinato dejó huérfanos de padre y madre a cuatro hijos: tres niñas y un joven, el mayor, de 22 años. Estaba destinado en Pasajes, aunque ese día regresaba del cuartel de Intxaurrondo tras realizar un servicio especial. Vivía en Guipúzcoa desde 1970 pero su entierro fue en Torregamones, donde también estaba enterrada su esposa.


El 4 de abril de 1994 la banda terrorista asesinó en Bilbao al guardia civil FERNANDO JIMÉNEZ PASCUAL.
Fernando había acudido ese día a su trabajo con el vehículo de su padre. Tras regresar a su domicilio, aparcó el coche y se dispuso a montar en el suyo, esperando a que bajara su familia. Vio un objeto sospechoso debajo del asiento y lo cogió, momento en que se produjo la explosión. El techo y el morro del vehículo, arrancados de cuajo, fueron proyectados a veinte metros de distancia. Entre los hierros retorcidos del habitáculo, destrozado por la explosión, quedó el cadáver del guardia civil. La explosión causó heridas graves a Silvia González Chaves, a la que la onda expansiva provocó un traumatismo craneofacial.
Su esposa, que oyó la explosión desde el domicilio familiar, bajó alarmada a la calle y encontró el cuerpo de Fernando ya sin vida. Un hermano de Fernando, que acudió al lugar del atentado, tuvo que ser ingresado en un centro sanitario después de sufrir un desvanecimiento al conocer la identidad del fallecido.
El funeral por el alma del guardia civil asesinado se celebró al día siguiente, martes 5 de abril, en la parroquia de San José, ubicada a escasos metros del Gobierno Civil, donde la víctima prestaba sus servicios. Estuvo presidido por el ministro de Interior, Antoni Asunción.
Fernando Jiménez Pascual había nacido en Baracaldo y el 23 de abril habría cumplido 30 años. Estaba casado y tenía una hija de 6 años. Ingresó en el Cuerpo el 2 de febrero de 1990. El agente asesinado pertenecía al Servicio de Custodia del Gobierno Civil de Vizcaya, con la categoría de guardia segundo. En los últimos meses su labor consistía en controlar la identidad de los visitantes de la institución gubernamental. Sus restos mortales fueron trasladados a Salamanca, donde recibieron sepultura, por expreso deseo de su viuda, Elena, natural de la localidad salmantina de Mieza.