Muchos de los tópicos calumniosos sobre Cataluña proceden de quienes han visto esta tierra nada más que en fotos. Es un hartazgo ver cómo se inventan historias en uno y otro sentido con el único objeto de fomentar el odio. Esos bulos y esa afición por el odio, a mi parecer, nace de lo más asqueroso de la extrema derecha e izquierda... de lo más asqueroso del anticatalanismo, como del antiespañolismo.
Querer mucho a España no obliga a odiar a Cataluña. Igual que querer mucho a Cataluña no implica odiar a España.
Por otro lado, odiar a una tierra por el hecho de que haya quien odie a la tuya, es síntoma de enanez mental severa y profunda. Denominar a Cataluña como Cagaluña, por muy mal que se haya pasado allí, es una falta de respeto contra quien ama a esa tierra sin odiar a España. Esa falta de respeto sí que fomenta y cultiva el odio.
Mi asco más visceral hacia quienes bailan el agua a los que cultivan el odio
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