
Iniciado por
TIBURCIO
PUES ME VAN A PERMITIR QUE LES SUSURRE UN CUENTO DEL ALISIO...
De esto sólo hace diez años...
Miríadas de almas cruzaban las 49 millas que separan Cabo Juby de Fuerteventura, embarcados en ridículos botes de madera que el Atlántico destrozaba a su antojo..
tantos muertos, tantos niños que se ahogaron ante nuestros ojos, tantas historias, cada noche embarcados era una historia que no sabías como se escribiría...
vimos partos, muertes, seres humanos convertidos en bestias, desesperación...alumbradas por la luz de la luna en el mas negro de los Océanos...
de entre todas las historias de nuestros rescates en aquellos años(tenemos contabilizados 14000 personas llegadas a este pequeño de tierra en medio el Océano), os voy a contar una breve historia...
Corría el año 2004, atracábamos en el muelle de Puerto del Rosario, nuestra carga la habitual, 40 subsaharianos, 40 almas , cada una con su historia, con su mochila, con su desesperación , con su idioma distinto, con su mirada...
A diferencia de lo habitual, aquella vez llegábamos a plena luz del día a la rampa de atraque, iniciando el protocolo habitual con los compañeros de la Cruz Roja, no hicieron falta mantas térmicas aquel día, por lo caluroso y por ser mediodía..
uno de los negritos, en un balbuceante inglés, nos contaba su historia....a la que prestábamos la atención justa, porque como ya he dicho antes, eran miles de historias, día tras día...
Relataba esta persona que había cruzado porque su mujer cogió una patera un año atrás para dirigirse a Fuerteventura, que nunca mas tuvo noticias de ella, y que se había lanzado a buscarla..Como podíamos ayudarle?, FUERON TANTOS, DONDE ESTARÍA...SI ES QUE ESTABA!!!...
De repente, y sin que ninguno de nosotros lo esperaramos, apareció a la carrera una mujer...venía corriendo desde el centro de la Cruz Roja que hay a un quilómetro del muelle..
se abrazó al semicadáver que nos hablaba, se besaban, gritaban, lloraban...
En un momento que quedará grabado en mi alma hasta que abandone este mundo , prevalece un movimiento sincronizado..
todas las gafas de sol, las de Cruz Roja, las de mi tripulación del Servicio Marítmo, las de los Portuarios subieron al unísono...
Y a día de hoy, no sé si aquellas lágrimas eran mas de compasión, de felicidad, o de indignación ante una situación de la que solo fuímos partícipes unos pocos, a los que después se nos ninguneó, de tantas almas perdidas en el Atlántico...
Que fueron barridas del recuerdo, como el polvo de aquel muelle por el Alisio aquella mañana.
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