Buenas noches amigo y compañero: Como iniciador de este post, creo que es mi deber moral dar respuesta a esa parte de nuestra historia que tú viviste en primera persona y hoy nos has traído a estas páginas. Lo leí hace unas horas si bien he dejado pasar un poco el tiempo antes de hacer mi comentario.
No es lo mismo recibir un mensaje interno de transmisión de un suceso que nos afecta o recibirlo a través de un Telediario que contiene unos datos casi del todo fiables porque la fuente es oficial que recibir esa historia a través de la persona que directamente la vivió, como te sucedió a tí. Presenciar en el instante como es ametrallado un compañero de tan solo 20 años debió ser terrible para vosotros los que en aquellos momentos os escontrabaís en Munguia. Tuviste el gran acierto de previamente haber mandado a tu esposa y a tu hija a Toledo, y ya sabes por lo que te lo digo, no necesito argumentos que todos conocemos.
Unicamente decirte que, aunque el post lo abrí con la intención de que esas cosas de antaño fuesen algo así como anecdóticas, no está nada mal que tú, compañero nos hayas narrado un hecho tan triste y tan real como fué ese ataque a una casa cuartel en la que tú estabas destinado.
Precisamente por estos hechos no deseados y siempre tristes por los que tuvo que pasar mi situación de actividad no conviene olvidarlos, es más tenerlos presentes no nosotros, sino las nuevas generaciones policiales que, afortunadamente en los tiempos que corren están muy bien dotadas y preparadas y eso queramos o no, al enemigo se lo hace pensar dos o tres veces antes de actuar y por consiguiente están haciendo marcha atrás en sus acciones aunque su ideología no haya cambiado.