Je, je. Uno que ya ha toreado en plazas de todas categorías tiene su pequeña anécdota con un 1.500 de aquellos; también bifaro y perteneciente al glorioso Ejército del Aire. Y como son cosas de antaño que pueden contarse hoy, pues lo cuento y punto pelota.
Se trataba de un cabito de reemplazo que cumplía con su obligación a la Patria ejerciendo de conductor en el por entonces Ministerio del Aire madrileño.
Aquél día estaba de servicio de 24h, y al día siguiente no libraba hasta las cinco de la tarde ( luego se quejan algunos). Llegada la noche, y al pasar lista, el “semana” ( a alguno le sonará esto del “semana”) se le metió en la chola nombrar la tercera imaginaria al cabo conductor. Este protestó alegando que los conductores estaban libres de imaginarias (1), que no era justo además de servicio de conductor tener que hacer el servicio de imaginaria; pero la mili era la mili, así que se tragó la tercera con bayoneta al cinto y todo.
Pero el cabito se la juró al “semana”, y no tardó en llevar a cabo su venganza.
Al día siguiente sabía que tendría que llevar al coronel en su vehículo oficial: un flamante y negro 1.500 bifaro de última generación.
El vehículo se estacionaba en el hueco que quedaba entre la puerta del escuadrón y el bordillo altísimo de una acera que da a la policlínica del Ministerio ( si alguno hizo la mili allí sabrá de lo que hablo e identificará el lugar inmediatamente). Salió el jefe, el cabo le saludó reglamentariamente, le cerró respetuosamente la portezuela trasera, se puso al volante, metió la segunda, quitó el freno de mano, no pisó ninguno de los pedales ….y le dio a la llave del arranque. El 1.500 salió disparado un par de metros hasta que paró bruscamente contra el enorme bordillo.
No pasó nada a nadie, salvo al flamante vehículo oficial que allí dejó el parachoques niquelado y todo.
- ¿Está usted bien cabo?
- Sí mi coronel. ¿ Y usted?
- Yo no tengo nada; pero hijo, ¿qué le ha pasado con lo buen conductor que es usted
- Na ni coronel. Que el semana me ha colocao la tercera imaginaria y no he pegao ojo en toa la noche. Y ahora yaveusté….adormilao que anda uno con tanta imaginaria y tanta gaita.
- No se preocupe usted. Luego se pasa por secretaría y yo mismo le firmo un “rebaje” de” imaginarias”. La seguridad ante todo.
Asunto terminao.
- Las llamadas imaginarias era el servicio de dos horas en que la tropa vigilaba por el sueño de sus compañeros y vigilaba que nadie no autorizado entrase en el dormitorio. Por lo menos eso era en teoría.
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