Buenas noches amigos y lectores: Que agradable sorpresa ver como día a día se va manteniendo a flote esta barquichuela cultural que entre todos intentaremos no haga aguas y se transforme no en el bergantín del pirata, pero si en un crucero del año 2015. Por cierto hoy tengo dos alegrias en el cuerpo: la primera he hechado de mi mesita de noche algo tan horrendo e imposible de digerir que me he pasado todo el mes de marzo teniendo pesadillas, me faltaban 30 páginas para cumpletar las 440 que tiene lo que no se puede titular una obra literaria, si muy bien escrita, léxico perfecto, circunstancias las normales de nuestra sociedad actual y pretérita, lugar el Levante español, el título no os lo digo para que no caigais en la tentación. La segunda: casualidades del momento, he ido por la Biblioteca y me encuentro fuera del sitio, con fondo granate y remates en dorado, sin ningún paisaje en la portada un libro, de soslayo lo miro y leo: RAMON DEL VALLE-INCLAN, EL RUEDO IBERICO.
No lo dudo, no lo ojeo, la editorial posiblemente ya no exista o esté en el ERE, me largo con él, empiezo a leerlo en el autobús, es literatura pura y dura del XX, de aquellos escritores de los cafés de Madrid toda una tarde, tertulias progresistas, monarquicas, republicanas, tocados de chistera y levita que escribían folios a mano y después a falta de tirturadora los quemaban en la estufa de la buhardilla, de lo que se cocía en la Corte. Vamos que me he hecho un romántico de la mañana a la noche, No os recomiendo nada porque vosotros os bastaís y sobraís para saber elegir, pero en quince o veinte días ya os diré cosas.
Por cierto para Nefarteri, ya colgué dos fotos en el albúm, con la ayuda innestimable de un amigo.