La Sala de lo Militar del Tribunal Supremo ha absuelto, por tres votos frente a dos, a un capitán del Ejército de Tierra del delito de abuso de autoridad con trato degradante a una soldado que, por diversas circunstancias, concatenó sucesivas bajas médicas. La soldado se encontraba, además, embarazada cuando el capitán le dijo que no la consideraba "digna" de ser miembro de las Fuerzas Armadas y que estaba haciendo "un flaco favor a España".

Con el apoyo del fiscal, que no vio delito, el Supremo ha confirmado el anterior fallo absolutorio del Tribunal Militar Territorial, desestimando un recurso de la soldado.

El capitán fue a juicio acusado por su subordinada, que aportó como prueba esencial las grabaciones -hechas de forma subrepticia con su teléfono móvil- de dos conversaciones que mantuvo con el oficial con ocasión de ir a la unidad para renovar la baja médica.

La mujer había ingresado en el Ejército en octubre de 2009. La primera baja se produjo de junio a septiembre de 2011. En febrero de 2012 sufrió un accidente durante la instrucción física realizada en su destino, a consecuencia del cual tuvo que ser operada de las rodillas. Fue dada de alta en abril de 2012, pero en esa misma fecha volvió a ser dada de baja por un "trastorno adaptativo". Esta tercera baja duró seis meses y acabó con la tramitación de un expediente de pérdida de aptitud psicofísica. En julio de 2013 se dispuso la resolución del contrato de la soldado con el Ejército.

Durante el juicio quedó demostrado que, con motivo de las sucesivas bajas de la soldado, sus compañeros adoptaron una actitud de animadversión contra ella, llegando incluso a los insultos. El psiquiatra que atendió a la mujer desde abril de 2012 le diagnosticó "un trastorno adaptativo mixto por estrés laboral, siendo su causa externa, sin apreciar debilidad o predisposición para ello".

Un teniente coronel médico especialista en psiquatría coincidió en la existencia de estrés o síndrome burn-out (síndrome del quemado), pero apreció en ella una situación de vulnerabilidad previa y consideró que el trato que le dio el capitán era insuficiente para desencadenar ese cuadro.

En las conversaciones grabadas por la soldado se escucha al capitán decirle que "a lo mejor éste no es tu sitio" y que se tiene que "buscar las habichuelas" en otra parte.

"Primero sé sincera contigo misma, y sincera con España, y si eres sincera con España, dirás 'tendré que pedir una rescisión de contrato', tendré que irme. Ahora tienes una lesión de rodilla, (...) pero la baja psicológica ya depende de ti".

"Está claro que las cosas en la calle no están muy bien", añadió, "pero seguro que están en lo peor cuando vengas aquí a trabajar y tengas a la panda de hijos de **** esos que te están señalando. Y luego otra cosa, si consideras y lo piensas en casa y dices 'no, a mi me gusta la mili" no te preocupes que aquí en la mili todo se olvida echando hostias, y si tú vienes un día y vienes a dar el mil por cien no te preocupes que la gente va a dejar de señalarte. Ahora, cuando vengas, ven a morir y si no, vete "pa" casa pero aquí no estás haciéndole ningún bien ni a España ni a la compañía ni a nadie ¿oído?".

En la siguiente conversación, dos semanas después, el capitán informó a la soldado de que "seguramente te pida el cese de la Unidad. Porque tú no te vas a incorporar aquí, ¿verdad?".

- Estoy embarazada ahora mismo también. Así que..., contestó ella

- De todas maneras felicidades, pero vamos que, que no sé yo en tu estado cómo vendrá eso enferma como estás, estás con depresiones, le dijo el capitán en relación a su embarazo.

"No eres digna de estar en el Ejército español. Lo sabes ¿no? Porque tú todos los meses cobras ¿verdad? No eres digna de poder entrar en esta compañía. Yo entiendo que la gente, entras y te odian. Es que es lógico, es que es lógico, es que no estás funcionando. Es que no vienes a trabajar. Para mi, sólo merecéis todo, todo mi desprecio. Tú como muchísimos que hay en la mili y el Ejército porque nos estáis robando. Porque al final yo y el teniente, y toda la gente nos tenemos que retirar a los 67 años, porque hay una panda de vagos", manifestó también el capitán.

De acuerdo con los hechos probados, en los últimos segundos de la grabación se vuelve a escuchar a la soldado saliendo del despacho del capitán tarareando una canción "de una forma tranquila y despreocupada, sin signo alguno de haberse visto afectada por las palabras del capitán".

La Sala ha absuelto al mando al considerar que, con independencia de su trascendencia disciplinaria, los hechos no tienen la gravedad suficiente como para condenar al capitán a un delito de abuso de autoridad, que conlleva pena de prisión.

Los magistrados Fernando Pignatelli y Jacobo López Barja de Quiroga sostienen, en cambio, en un voto discrepante que el capitán "usó expresiones vejatorias, despectivas, humillantes e injuriosas", incluyendo la de "ser vaga" y "estar robando", todo ello porque el acusado "no había logrado que ella se sometiera a su arbitrario capricho y accediera a solicitar la baja en las Fuerzas Armadas".







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