No trato de comprender el por qué. No tengo una cualificación minima para ello; además, la mente sigue siendo un enigma insondable y creo que se tardará en entender algo de cómo funciona. Podemos intuir, pero nada más.
Yo trato de las consecuencias y de una serie de circunstancias que, a mi parecer, quieren hacer como si estos problemas y este tipo de personas no existiesen. Quieren que no existan pero están presentes y en nuestro entorno.
No me gustaría que alguno pensase que trato de volver a la dinámica de los antiguos manicomios. Aquello era denigrante y en muchos casos antihumano. No se trata de eso. Pero entre aquellas aberraciones y el “no pasa nada” de ahora debe de haber un punto medio.
No sé si he conseguido explicarme.