Quizás todo empezó un día en que una de mis hijas llegó a casa y dijo: “La Trini me ha dicho que tengo que llevar plastilina a clase”. ¿La qué?.....La Trini. ¿Y quién es la Trini?...Pues la “seño”…. Y me quedé callado.
Aquél día todo cambió… para mal….pero cambió.
Ahora si hablo, me miran despectivamente y me llaman de todo…menos de bonito. Estaré confundido.
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