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  1. #11
    Ciertamente es impresionante, pero no eran “cuatro personas” las que movían todo aquello.
    En primer lugar me da la sensación que te lo imaginas en función de cómo está ahora todo de complicado, y era otro mundo y otra sociedad infinitamente más sencilla y con más sentido común.
    ¿Qué hacían cosas impensables hoy día?....hay un estudio sobre el diámetro de los músculos en las piernas de nuestros paisanos en plena 1ª guerra carlista ( la de Zumalacarregui) y afirman que su musculación era muy superior a la de nuestros paisanos hoy día. Eran capaces de hacer marchas inimaginables hoy día….y en alpargatas. Claro que ellos no iban en bus, metro o vehículo a todos los sitios, siempre cogían el mismo tren…el de san Fernando, y eso hacía que no fuese necesaria la preparación física, los gimnasios y esas cosas.
    ¿Privaciones?....Por entonces no se quejaban de ocho horas de servicio, ni se llevaban a los churumbeles a hacer la guardia, ni se quejaban porque su majestad el Rey no les proporcionaba material adecuado. Salían endurecidos y con hambre de su pueblo, y con solo tener asegurada la manduca, el bebercio, y poder “pillar algo como recuerdo”, eran capaces de seguir a sus mandos hasta el final del mundo…..porque no tenían otro.
    Bueno, a ver si pillo algo, me centro, tengo tiempo y ganas, y te ayudo.
    Estoy interesado en las luchas que opusieron los indios americanos en la conquista española de la California. Para entendernos los apaches y sus primos; pero chico, el tiempo no da para tanto….y hay tantos problemas que atender.
    No te preocupes, poco a poco. En cuando se acabe el “buen tiempo” y se pueda estar en casa respirando a una cadencia normal y sin sudar, lo intentaremos.
    Un saludo y sigue buscando. Seguro que encuentras.

  2. #12
    Cita Iniciado por arevacoss Ver mensaje
    Ciertamente es impresionante, pero no eran “cuatro personas” las que movían todo aquello.
    En primer lugar me da la sensación que te lo imaginas en función de cómo está ahora todo de complicado, y era otro mundo y otra sociedad infinitamente más sencilla y con más sentido común.
    ¿Qué hacían cosas impensables hoy día?....hay un estudio sobre el diámetro de los músculos en las piernas de nuestros paisanos en plena 1ª guerra carlista ( la de Zumalacarregui) y afirman que su musculación era muy superior a la de nuestros paisanos hoy día. Eran capaces de hacer marchas inimaginables hoy día….y en alpargatas. Claro que ellos no iban en bus, metro o vehículo a todos los sitios, siempre cogían el mismo tren…el de san Fernando, y eso hacía que no fuese necesaria la preparación física, los gimnasios y esas cosas.
    ¿Privaciones?....Por entonces no se quejaban de ocho horas de servicio, ni se llevaban a los churumbeles a hacer la guardia, ni se quejaban porque su majestad el Rey no les proporcionaba material adecuado. Salían endurecidos y con hambre de su pueblo, y con solo tener asegurada la manduca, el bebercio, y poder “pillar algo como recuerdo”, eran capaces de seguir a sus mandos hasta el final del mundo…..porque no tenían otro.
    Bueno, a ver si pillo algo, me centro, tengo tiempo y ganas, y te ayudo.
    Estoy interesado en las luchas que opusieron los indios americanos en la conquista española de la California. Para entendernos los apaches y sus primos; pero chico, el tiempo no da para tanto….y hay tantos problemas que atender.
    No te preocupes, poco a poco. En cuando se acabe el “buen tiempo” y se pueda estar en casa respirando a una cadencia normal y sin sudar, lo intentaremos.
    Un saludo y sigue buscando. Seguro que encuentras.
    La verdad que tienes toda la razón, en que por el contexto histórico la preparación física de esas personas era muy superior a la actual, ya que cualquier trabajo cotidiano exigía un esfuerzo físico importante.
    Aún así, me sigue impresionando por ejemplo en lo técnico. Personas sin la información y cultura actual, organizaron un esquema complejo y acertado de como organizar el nuevo mundo, aglutinar el conocimiento en un sitio concreto y seguidamente explotar ese conocimiento. En cuanto a la falta de conocimiento o cultura actual no es porque fueran tontos, ni nada parecido, ya que hoy nos creemos muy listos, pero ya desde siglos pasados la historia se repite una y otra vez, y la técnica siempre ha sido bastante elevada para los medios que había, pero si que me parece que cosas que hoy damos por sentadas como que todo el mundo sabe matemáticas básicas, leer, escribir o sabe que la tierra es redonda, los continentes, etc... antes no eran tan normal y básico. En consecuencia mantener una cadena de mando y un sistema que funcionará como un engranaje no tenia que ser nada fácil.


    Por cierto, en que época histórica estas especializado?

  3. #13
    ¿Época? Sin duda la actual. Ahora veo, siento y juzgo por mí mismo. Y si me equivoco es responsabilidad estrictamente mía.
    En realidad no hay ninguna época en concreto; más bien se trata de temas determinados. Y sobre todo me fascinan las “pequeñas historias”, las que ahora los cursis llamarían colaterales.
    Me apasiona el montañismo, y en concreto todo lo que hay alrededor del Eiger. He llegado a traducir libros ( con mucha dificultad) para enterarme de cosas desde distintos puntos de vista de los testigos o protagonistas.
    Creo que entiendo de lo que podemos llamar aviación clásica. He volado, he trabajado para la seguridad de los aviones en lo referente a la extinción y rescate, y creo que he contribuido a mejorar algunos aspectos en este tema.
    Los pueblos españoles prerrománicos los he estudiado bastante.
    Y otro tema que considero lo controlo bastante bien, es el relacionado con nuestra guerra de África.
    Un día descubrí el retrato de un joven soldado en el desván de una casa familiar. Me interesé por aquél joven, y al final descubrí todo lo referente a sus circunstancias y a los hechos que le llevaron a la muerte. ( Barranco del Lobo, en Melilla)
    Para que te entretengas y puedas reírte un poco, te mando una versión en clave de humor y sátira de una parte de la historia de España. La tenía arrinconada en un cajón, y ahora tú intervención me la ha recordado.

    LA OTRA HISTÓRIA

    Está más que comprobado que el papel aguanta todo lo que le echen. Una vez que hemos escrito lo que nos interesaba, se aliña con una buena campaña publicitaria en el periódico o cadena de TV propiedad del mismo individuo que está interesado en propagar las historias, y ya tenemos a medio país jurando por lo más sagrado, que la Madre Teresa de Calcuta era en realidad, la directora espiritual del Cártel de Medellín.

    En realidad todo es cuestión de proponérselo. El campo está abonado con una sociedad que considera que pararse a pensar y discurrir por sí misma, es un esfuerzo sobrehumano que le puede alejar de sus inmediatos objetivos de lucro y bienestar. Solo hay que tirar la semilla en el momento oportuno en el lugar adecuado, regarla con un poquito de propaganda, y los resultados suelen ser espectaculares.

    Por supuesto que esto no es privativo de la sociedad actual. Desde que el mundo es mundo y al espabilado de turno se le ocurrió dejar por escrito lo que le interesaba ver, o al jerifalte que actuaba como mecenas del escribano le señalaba a este lo que debía escribir, la historia se asemeja más a un cuento que a la relación veraz e imparcial de los hechos ocurridos.

    ¿Que no lo creen vuestras mercedes así? Lean y juzguen.

    Haciendo un esfuerzo podríamos empezar por lo que conocemos como prehistoria, que por no tener absolutamente nada escrito que pueda servir de referencia, tenemos que echar mano de las interpretaciones que realizan sesudos investigadores con marcada afición al gremio del bricolaje y la albañilería.
    Por ejemplo, ¿se han dado cuenta vuestras mercedes de la cantidad de vueltas al tarro que han dado, siguen dando y darán, paleontólogos, etnólogos y demás tropa científica para tratar de dar un significado aceptable a los bisontes de Altamira y demás arte paleolítico que dejaron nuestros abuelos componentes de la etnia homo sapiens. En función del grado de inteligencia que atesora el científico de turno, las interpretaciones pueden ser de lo más dispar. Desde dar por hecho que es la representación del animal que deseaban llevarse a la cazuela, hasta la plegaria pictórica elevada a la Diosa Madre Tierra por proporcionarle tan suculento manjar. Todo, para ocultarnos que, en realidad, fueron realizadas por el Antecesor Grafiterus Gamberroides. Es decir por simples y banales adolescentes grafiteros, que al no conocer la escritura se apoyaban para sus guarradas en lo único que por entonces podían representar (lo de la representación de la figura humana fue posterior. Cuando se aprobó la ley del divorcio cromañodiense, ya que en realidad eran las representaciones gráficas de aquellos a los que se las tenían juradas; siempre por cuestión de cuernos ¡claro!). La perduración de estas pinturas hasta nuestros días se debe a la intervención de las féminas trogloditas; que al comprobar lo mono que quedaban las pinturas en el fondo de las cuevas, lo adoptaron en plan de decoración. En el caso particular de algunas grutas, en que la cantidad de representaciones es elevada, responde a la tendencia genética de alguna de nuestras abuelas a cambiar reiteradamente de decorado; manía que se ha perpetuado en los genes y continúa siendo una conducta habitual en nuestros días.
    Ya que conocemos la verdad sobre las pinturas rupestres; solamente nos queda añadir el esclarecimiento de otro enigma recientemente descubierto: la sima de los huesos en Atapuerca.
    Dicen nuestros científicos que se trata de un enterramiento colectivo; y en esto no nos mienten; pero lo que tratan de ocultar, es el porqué de este tipo de enterramientos.
    El enigma de la sima de los huesos, hay que buscarlo en la enagenación mental transitoria de un chamán que intentó adelantarse en el tiempo e inventó un procedimiento para la realización de radiografías. Las radiografías le salieron de **** madre. ¿Han visto vuestras mercedes que mondas y lirondas han quedado las calaveras de los pacientes?; pero de nada sirvieron aquellos métodos para curar a los incautos enfermos. ¡Por cierto!, si en alguna de las fotografías en que aparecen los cráneos amontonados en la sima, advierten vuestras mercedes uno con mas abolladuras que la furgoneta de un hipy; ese es la que corresponde a la cabeza del chamán. En aquella época no se había inventado la aspirina, pero como remedio ya era conocido el jarabe de palo. Así que le trataron la enajenación mental y el continuo fallo de diagnóstico con el vil garrotazo (no confundir con el garrote vil, qué vino después y fue muy posterior).
    Otro asunto distinto, es el de las manos que aparecen en las paredes de algunas cuevas. En realidad no tienen nada de mágicas ni leches. Son la manera de protestar que tenían aquellos componentes de la tribu o del clan, que cobardemente no querían líos con las tribus vecinas y optaban por la no violencia ante las demandas abusivas de sus vecinos. Siempre, ¡eso sí!, que lo cedido fuera comunal; si era personal ya el asunto cambiaba. Posteriormente se ha copiado esa estrategia y se denominó Movimiento de Manos Blancas.

    Si damos un salto en el proceso histórico español, y empezamos a leer lo poco que hay escrito de nuestros antecesores peninsulares; podemos observar como el aldeanismo etnológico y cutre ya había calado entre nosotros.
    Lean vuestras mercedes a Polibio, Estrabón y otros colegas de pluma y comprobarán que ya teníamos la manía de diferenciarnos radicalmente unos de otros. Cántabros, Astures, Vascones, Vacceos, Arévacos, Carpetanos y así ciento y la madre poblaban nuestras tierras y sumaban puntos para posteriores hechos diferenciadores, susceptibles de ser empleados por racistas descerebrados y políticos sin vergüenza. Además, no contentos con marcar de forma exagerada las pobres diferencias existentes, nos dedicábamos con digno entusiasmo a joder al vecino, robándole aquello de que era poseedor y le faltaba al otro. Tan entretenidos y absortos estábamos en este deporte nacional, que, mientras vecinos de toda la vida se dedicaban a fastidiarse mutuamente, los imperialistas de la época se dedicaban a robarnos a todos. Como supondréis, me refiero al vil romano, que ya por entonces eran tan trapaceros como sus nietos de la selección de fútbol.
    Fue en aquella época cuando empezamos a cultivar el dicho ese de que Hispania es diferente. Normalmente si algún emperador tenía problemas para capturar y crucificar al caudillo de turno, ponía precio a su cabeza y la avaricia hacía el resto. En Hispania no. En Hispania era el propio interesado, al que habían puesto precio a su cabeza, el que acudía en persona a cobrar la recompensa. ¿Qué esto no es cierto? ¡Lean, lean algo sobre Coccorota o Corocota, que así también sale en los papeles,y podrán comprender la cara que se le quedó a Augusto cuando un cántabro zarrapastroso apareció frente al que había puesto precio a su cabeza diciendo…:Coccorota soy yo… ¡venga los denarios y los sextercios, que la cosa está muy jodida y ese dinero me viene de **** madre!. Posteriormente la familia de este señor emigró hacia el extremo nor-oriental de España, en la parte de Barcino y sus alrededores , donde vivían los layetanos; parece ser que su descendencia fue muy prolifera y guardaron para secula-seculorum su aguda visión del negocio llegando a inventar, en su momento, la defenestrada peseta. Como una de sus características genéticas era siempre pedir más, a sus descendientes se les conoce por el apellido “Mas”

    Como eso de los caudillos empezaba a joder la marrana y observaron que todos terminaban afiliados al S.E.R. (Sindicato de Esclavos Romano) o pasaban a dormir prematuramente el sueño eterno en compañía de los dioses del olimpo, dejaron de incordiar al Bush romano de turno y comenzaron a cambiar sus costumbres. Dejaron de un lado las pieles y comenzaron a utilizar la toga. Cambiaron la costumbre de mangar el trigo a sus vecinos y realizaron cursos acelerados para aprender el funcionamiento de un artilugio romano llamado arado. También se realizó la primera inversión lingüística; se adoptó la lengua del imperio y en vez de llamarse Istolacio, Indortes, Orison, Viriato o cualquier otro nombre de raíz autóctona, pasamos a llamarnos Luciano, Eulalia, Servando, Octavio etc. Pero el acontecimiento más importante y que consiguió la primera unificación entre las costumbres de los hispanos, fue una bebida que trajeron de oriente y que se denominaba vino. En esto no hubo problemas. Todos consensuaron la utilidad de su consumo. En el bebercio nuestra evolución siempre ha ido pareja con el modernismo y las modas que, de una manera u otra, llegaban a nuestra piel de toro. Cada vez que por algún medio nos llega la composición de algún líquido elemento con aditamento etílico, lo adoptamos inmediatamente y lo sumamos al consumo del néctar anterior.

    Esto llevó a una relajación en el modo de vida de nuestros abuelos. Ya nadie quería trabajar. Todos querían ser patricios o mercaderes, y menos aun hacer la mili en la IX Cohorte de la III Legión Gémina. Todos se hicieron activistas del movimiento de objeción de conciencia, apoyándose en una religión importada de oriente y que predicaba la estupidez de ofrecer el carrillo derecho cuando ya te habían partido el izquierdo. Esto nos trajo algún que otro disgusto; pero como siempre, supimos dar el esquinazo a las fuerzas de ocupación y les fastidiamos la fiesta. Como se habrán dado cuenta vuestras mercedes, me estoy refiriendo a los sacrificios en el circo romano.
    Ellos estaban acostumbrados a divertirse enviando a los seguidores del andrajoso galileo a que les comiesen las fieras y a ver las entrañas desparramadas por la arena cuando algún Uro les cogía con los pitones (lo de cuernos es para otros menesteres) y los subía al segundo anfiteatro, fondo sur, tercer vomitorio. Pero hasta para esas cosas nos gustaba llevar la contraria a los civilizados “uropeos”. Allí aparecieron los santos, y lo que es más importante… los toreros.

    Los primeros deben su nombre a la expresión que inexorablemente clamaban los gobernadores, legados y demás jerifaltes cuando observaban que el fiero león se largaba a ligar con la leona en vez de devorar al cristianus hispanicus: ¿ A “santo” de qué, ese bicho no hace ni puto caso a ese desgarramantas? Desde aquel momento, todos los que no eran devorados por las fieras, pasaron inmediatamente a llamarse “santos”.

    Lo de los toreros es harina de otro costal. Todo empezó cuando un gitano llamado Curro, fue condenado a morir en el circo, y le soltaron un toro de la afamada ganadería de Victorinus Paletus, ubicada en las cercanías de Mantua Carpetana. El gitano viéndose perdido, se quitó la capa y la colocó delante para no ver lo que se le venía encima, quedando accidentalmente prendida en la cabeza del cornúpeta tapándole la visión. Así, de esta guisa, el Uro carpetano fue a darse de morros contra el portón de salida de las cuadrigas y allí quedó para el arrastre tras romper una de las columnas. Eso gustó al público que inmediatamente comenzó a sacar pañuelos blancos y a regar de sextercios el albero en señal de alegría. El gitano, que a esas alturas no se creía lo que estaba pasando y al ver el brillo del vil metal, no se cortó un pelo y dirigiéndose al Procurador, le dijo que le soltara otro, que aquello no era nada. Ante semejante espectáculo, el Procurador accedió a cambio de que le dieran una espada para matar a los bichos, ya que de otra manera, los muros del circo sufrirían un daño considerable y los esclavos de las canteras estaban en huelga. Así quedó la cosa, y seis toros seis se cargó el afamado gitanillo.
    Tanto gustó el espectáculo, que desde entonces la practicamos en Hispania, llegando a constituir un negocio redondo y una salida económica para muchos nativos.

    En estas estábamos, cuando atraídos por las riquezas y porque, a pesar de denominarse “godos”, en realidad estaban en los huesos del hambre que pasaban, aparecieron los primeros inmigrantes. Aquí nos tocaron varias etnias, pero parece que los que se quedaron fueron los llamados visigodos. Estos inmigrantes, a pesar de no tener papeles, no se andaban con hostias a la hora de pedir asilo; así que en poco tiempo se hicieron dueños de toda la Hispania (Ulterior, Citerior, Inferior y Entresuelo) obligando a cambiar las costumbres una vez más. Como siempre, la primera costumbre que inmediatamente se adoptó fue la relacionada con el bebercio. Estos inmigrante violentos no conocían el vino, pero a cambio, traían de las tierras norteñas una bebida llamada cerveza, que en función de su elaboración paso a denominarse Keler, Mahou, Aguila, Kalsberg y no se cuantos más nombres raros, todos de raíz germánica.
    Otra curiosidad que se ha conservado hasta nuestros días es el aditamento cornudo que ostentaban en sus cascos. El asunto procede de las borracheras tan estrepitosas que cosechaban en sus botellones comunitarios. Mientras los machistas visigodos se lo pasaban bebiendo y cantando aquello de ¡ …”de babor, de babor a estribor y de proa a popa”!, los hispano-romanos se lo pasaban de **** madre con las valquirias de turno. De esta manera quedó para la posteridad la calificación de cornudo para las víctimas de semejantes eventos ( ¿ven vuestras mercedes la diferencia entre pitón y cuerno?).
    Por supuesto que también impusieron su lenguaje, y no dudamos en seguir la moda y bautizar a las criaturas con nombres tales como: Sisebuto, Leovigildo, Gunemunda y un montón más, que por su dificultad para memorizarlos, los apuntaron en una lista que llaman de los Reyes Godos, y que no hay Dios que se la aprenda. Esta costumbre de cambiar los nombres a nuestros infantes en intima relación con la moda, ha durado hasta nuestros días. No es difícil encontrar entre el santoral español actual, nombres como Jhony, Jennifer, Eleonor., Vanesa, Kevyn-Kosner de Todos los Santos, etc. (disculpen vuestras mercedes la inexactitud en la trascripción; es que me resulta más difícil escribirlos que la lista de nombres godos). Lo jodido de verdad, será el día que el Islam nos lo metan por donde todos imaginamos. A ver quien es el abuelo capaz de llamar a su nieto Ab-El- Crim-Ben –El Chatabi Rodríguez Gómez
    Otra secuela ocasionada por dejar entrar a los godos sin papeles en Hispania, fue el cambio de Caudillos por Reyes; que es lo mismo pero asegurando el momio eternamente para el clan familiar. Tan apetecible era esto de mandar, que ya entre los godos andaban a leches para cambiar de jefe antes de que acabasen las tres legislaturas reglamentarías. En realidad, los reinados duraban menos que un telediario de los de entonces. Al que no asesinaban, lo envenenaban, y si no podían con el, lo mandaban de caza y sobornaban a un oso para que lo hiciera desaparecer. El Rey Favila se largó de caza y se lo merendó un Ursus Pardus Cantabricus. Luego, cuando preguntaron donde estaba el Rey, alguien dijo ¡quien sabe donde!. De este hecho histórico copió Lobatón su programa televisivo posteriormente. También se inventó en esta época el que a la postre sería Parque Móvil de Ministerios, al coger el gustillo los mandamases de que les transportasen a hombros sobre un escudo los funcionarios correspondientes.

    Como no habíamos escarmentado en eso de pelearnos entre nosotros, y los vascones ya andaban pidiendo la autodeterminación (son monotemáticos estos tíos); apareció un tal Julián que no simpatizaba con el jefe, llamado Rodrigo, y aprovechando que estaba de vacaciones por la actual Marbella, se puso en contacto con nuestros primos del otro lado del estrecho, e inventó el turismo en la Costa del Sol y el transporte en pateras. No sería de extrañar que aquel Julián que la armó en la época de Tarik, dejase algún descendiente por la zona y el Julián que fue alcalde de Marbella hasta hace cuatro días, fuera algún requetataranieto del pisacharcos aquél

    Nuestros primos magrebís adivinaron el chollo que la península representaba y rápidamente ocuparon toda la finca a excepción de puertu Pajares para arriba, porque les pilló en invierno con una termogenésisi orogénica de esas y no tenían cadenas ( en lo de la falta de cadenas cuando nieva hemos evolucionado poco). ¡Ocho siglos de los de antes, nos costó echar a los huéspedes! (nota para las víctimas de la LOGSE. 8 siglos = 800 años)
    Cuando los supervivientes de la batalla de Guadalete ( o de La Janda, que ni en esto nos ponemos de acuerdo) aparecieron por tierras astures derrotados y mas humillados que ZP al tener que reconocer la existencia de la crisis, se los comenzó a llamar Rodríguez (hijos del derrotado Rodrigo) y eso que tuvieron pena de ellos, porque en realidad los querían llamar hijos de ****; pero la sangre no llegó al río.
    Una consecuencia buena de todo este lío, es que los españoles comenzamos a disfrutar de vacaciones estivales en otras tierras. En invierno nos quedábamos en casita aguantando a la parentela; pero llegando el buen tiempo, ante la perspectiva de las obras en la choza inmisericordemente impuestas por nuestras santas señoras, nos conchabábamos con el Rey de turno, agarrábamos “la Tizona” y nos largábamos una temporada con el pretexto de matar moros.
    Lo malo es que muchas veces nuestros primos del turbante, nos zurraban la badana y regresábamos al chalet de adobe, sin dinero, averiados de chapa y pintura y sin habernos comido una rosca con las moras.

    En este punto histórico empezó a practicarse el machismo cavernícola y casposo. Resultaba que la parienta siempre se quedaba con la prole en la aldea y cuidando de las cabras. Si era de las que les gustaba la juerga, la dejábamos con el cinturón de castidad de hoja de lata; mientras nosotros, envidiando como tito Mohamed se lo hacia con todo un harén, nos perdíamos una temporadita por el morro. Todavía no me explico como no nos pasamos en masa al Islam. Supongo que no lo hicimos al pensar lo duro que es convivir con una señora y sospechar que el hacerlo con dos o tres sería un suicidio.
    Hay historiadores que aducen que la no integración en masa al Islam fue por la propensión que tenían las adoradoras de Alá por gastarse los dinares (dinero) en gasas, babuchas, velos y demás zarandajas del pret-a portez. Nuestras féminas, mucho más sobrias y austeras en esto de los trapos, se interesaban mas para la economía familiar. Con una túnica de sarga o lino, un cordón de cáñamo y unas sandalias de cuero, iban que chutaban. (Eso antes, ¡claro!).

    No piensen vuestras mercedes que mientras tuvimos a los moros como esparrings, los castos cristianos nos llevábamos bien con el vecino; ¡nada de eso!; entre col y col, estacazo al vecino para joderle algún castillo o robarle la cosecha. Tanta afición cogimos a este deporte de pegarnos con los de los pueblos de al lado, que cuando alcanzamos ciertas cotas de civismo, inventamos como sucedáneo la liga de fútbol. Si lo analizan detenidamente, observaran el paralelismo existente: Escudos identificativos de los distintos equipos a modo de heráldica particular. Bufandas y banderolas enarboladas con el mismo entusiasmo que los pendones y gallardetes. Capitanes de equipos en sustitución de los capitanes de mesnadas. Presidentes de clubs, realizando las funciones del señor feudal. Campos de fútbol con dos frentes a modo de campos de batalla, donde se alinean los distintos componentes: vanguardia o delantera, retaguardia o defensa. La caballería por las alas y un portero a modo de guardián del castillo o portería. Todo ello aliñado por una masa enloquecida que grita y anima al ejército de sus colores. ¡Eso si!, como somos un pelín mas civilizados, colocamos a tres señores vestidos de negro para que la sangre no termine corriendo a raudales y para echarles la culpa de las derrotas en caso necesario.
    De todos modos, si la cosa no queda clara, volvemos a la edad media y a la salida del campo nos zurramos la badana a modo por eso de la honrilla.

    A todo esto, los jefes, jefecillos, jerifaltes, buscavidas y engañabobos de turno, que se hacían llamar Condes, Duques, Marqueses y la leche, se dieron cuenta que aquello de tener el dominio de un territorio, disponer de las vidas y sobre todo de las haciendas de los demás era cojonudo; comenzaron a maquinar la manera de independizarse del mandamás coronado que vivía en la capital. De esta manera se dan los primeros pasos para la formación de las Comunidades Autónomas, en el bando cristiano, y los llamados Reinos de Taifas entre los adoradores de Alá. No me pregunten quien era el tal Taifas. Se supone que era alguien parecido a Polanco, que mandaba en la sombra pero nadie sabia por donde andaba.
    ¡Se me olvidaba!. Es en la edad media cuando aparecen los primeros comunistas. El nombre viene dado por trabajar en un solar común. Es decir; el solar era comúnmente del Conde o Marqués y ellos trabajaban comúnmente para el capitalista de turno. Otros historiadores mas extremistas, nos dicen que el término comunista proviene de que eran los que “comúnmente” las pasaban canutas. Vuestras mercedes elijan lo que mas les plazca.

    Durante mucho tiempo, la alternancia en la hegemonía política y militar se iba alternando de unos a otros. Los periodos podían extenderse a veces varias legislaturas; pero lo que estaba claro, era la existencia de un bipartidismo descarado: Moros y Cristianos.
    Algún que otro representante de la más civilizada Europa intentó meter aquí sus narices; pero terminaron saliendo con el rabo entre las piernas por Roncesvalles y esos cerros; aunque por este tipo de cabezonerías, viene el retraso histórico posterior en poder entrar en el Mercado Común Europeo.

    Por suerte no todo eran disgustos entre magrebíes y cristianos apostólicos y romanos ( en realidad eran “románicos”, y de esa calificación viene el estilo en que hacían sus iglesias). Entre batalla y batalla se alternaba un poco y se cultivaban ciertas amistades, que a veces traían otros problemas.
    Un ejemplo puede ser el suceso que ocurrió en Tarifa entre un tal Guzmán, al que posteriormente llamaron “El Bueno” y su hijo. Además este episodio sirve para darnos cuenta de cómo se puede manipular la historia para engañar al personal.
    El caso fue, que el hijo de Guzmán salió un poco tarambana y le dio por aficionarse a la droga que traían los moritos desde la zona de Ketama. El padre estaba harto de darle dinero para juergas y que siempre suspendiese en la asignatura de esgrima; así que una noche en que el niño apareció torrija perdido delante del castillo y en compañía de una caterva de moros que pretendían celebrar un botellón en la plaza de armas; el padre se negó a franquearles la entrada y los mandó a todos por donde amargan los pepinos, al tiempo que tiraba una piedra y les gritaba ¡tuuuso!. Quiso la mala suerte que la piedra fuese a parar contra la mollera de su hijo y sin pasar por el Viático, lo mandase directo para el otro barrio.
    Esto sentó muy mal a los pacifistas, ecologistas y a los políticos que eran partidarios del proceso de paz y diálogo con nuestros primos del turbante, y entonces entró en escena un segundón llamado Rub-Al-Cahaba, que era uno de esos tipejos capaces de vender a un gitano una cabra anoréxica y hacerla pasar por un pura sangre.
    Este señor, junto con su jefe al que apodaban “El Contador de Nubes”, se inventaron todo ese rollo del puñal y la defensa de la plaza de Tarifa para que el Rey no expulsara del partido al pobre Guzmán y junto a él, a estos dos tunantes.
    Este tipo de personajes siempre sobreviven a las más terribles adversidades, y es posible que algunos descendientes suyos medren en la política en las actuales calendas.

    To by continued. ¿Se dice así?

  4. #14
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    Jajajaja….que buen rato de lectura. Muy divertido Arevacoss….no se con cual quedarme. Si con el Corocotta y su descendiente….el Más….
    La S.E.R., santos y toreros. Desde los grafiteros cavernícolas….los visitadores de los godos…los moros y cristianos….

    Me reído un buen rato, a pesar de no hay tregua con la calorina veraniega. Las noches no dan tregua y se está haciendo más que pesadito el “buen tiempo”.


    Un saludazo.
    Todas las veces que Sánchez dijo que no pactaría con Podemos, ERC y Bildu
    Éstas son todas las veces que lo prometió en falso y ante las cámaras que no habría tratos con comunistas, separatistas y proetarras, fuerzas políticas que ya no le quitan el sueño al presidente Sánchez.

  5. #15
    Cita Iniciado por arevacoss Ver mensaje
    ¿Época? Sin duda la actual. Ahora veo, siento y juzgo por mí mismo. Y si me equivoco es responsabilidad estrictamente mía.
    En realidad no hay ninguna época en concreto; más bien se trata de temas determinados. Y sobre todo me fascinan las “pequeñas historias”, las que ahora los cursis llamarían colaterales.
    Me apasiona el montañismo, y en concreto todo lo que hay alrededor del Eiger. He llegado a traducir libros ( con mucha dificultad) para enterarme de cosas desde distintos puntos de vista de los testigos o protagonistas.
    Creo que entiendo de lo que podemos llamar aviación clásica. He volado, he trabajado para la seguridad de los aviones en lo referente a la extinción y rescate, y creo que he contribuido a mejorar algunos aspectos en este tema.
    Los pueblos españoles prerrománicos los he estudiado bastante.
    Y otro tema que considero lo controlo bastante bien, es el relacionado con nuestra guerra de África.
    Un día descubrí el retrato de un joven soldado en el desván de una casa familiar. Me interesé por aquél joven, y al final descubrí todo lo referente a sus circunstancias y a los hechos que le llevaron a la muerte. ( Barranco del Lobo, en Melilla)
    Para que te entretengas y puedas reírte un poco, te mando una versión en clave de humor y sátira de una parte de la historia de España. La tenía arrinconada en un cajón, y ahora tú intervención me la ha recordado.

    LA OTRA HISTÓRIA

    Está más que comprobado que el papel aguanta todo lo que le echen. Una vez que hemos escrito lo que nos interesaba, se aliña con una buena campaña publicitaria en el periódico o cadena de TV propiedad del mismo individuo que está interesado en propagar las historias, y ya tenemos a medio país jurando por lo más sagrado, que la Madre Teresa de Calcuta era en realidad, la directora espiritual del Cártel de Medellín.

    En realidad todo es cuestión de proponérselo. El campo está abonado con una sociedad que considera que pararse a pensar y discurrir por sí misma, es un esfuerzo sobrehumano que le puede alejar de sus inmediatos objetivos de lucro y bienestar. Solo hay que tirar la semilla en el momento oportuno en el lugar adecuado, regarla con un poquito de propaganda, y los resultados suelen ser espectaculares.

    Por supuesto que esto no es privativo de la sociedad actual. Desde que el mundo es mundo y al espabilado de turno se le ocurrió dejar por escrito lo que le interesaba ver, o al jerifalte que actuaba como mecenas del escribano le señalaba a este lo que debía escribir, la historia se asemeja más a un cuento que a la relación veraz e imparcial de los hechos ocurridos.

    ¿Que no lo creen vuestras mercedes así? Lean y juzguen.

    Haciendo un esfuerzo podríamos empezar por lo que conocemos como prehistoria, que por no tener absolutamente nada escrito que pueda servir de referencia, tenemos que echar mano de las interpretaciones que realizan sesudos investigadores con marcada afición al gremio del bricolaje y la albañilería.
    Por ejemplo, ¿se han dado cuenta vuestras mercedes de la cantidad de vueltas al tarro que han dado, siguen dando y darán, paleontólogos, etnólogos y demás tropa científica para tratar de dar un significado aceptable a los bisontes de Altamira y demás arte paleolítico que dejaron nuestros abuelos componentes de la etnia homo sapiens. En función del grado de inteligencia que atesora el científico de turno, las interpretaciones pueden ser de lo más dispar. Desde dar por hecho que es la representación del animal que deseaban llevarse a la cazuela, hasta la plegaria pictórica elevada a la Diosa Madre Tierra por proporcionarle tan suculento manjar. Todo, para ocultarnos que, en realidad, fueron realizadas por el Antecesor Grafiterus Gamberroides. Es decir por simples y banales adolescentes grafiteros, que al no conocer la escritura se apoyaban para sus guarradas en lo único que por entonces podían representar (lo de la representación de la figura humana fue posterior. Cuando se aprobó la ley del divorcio cromañodiense, ya que en realidad eran las representaciones gráficas de aquellos a los que se las tenían juradas; siempre por cuestión de cuernos ¡claro!). La perduración de estas pinturas hasta nuestros días se debe a la intervención de las féminas trogloditas; que al comprobar lo mono que quedaban las pinturas en el fondo de las cuevas, lo adoptaron en plan de decoración. En el caso particular de algunas grutas, en que la cantidad de representaciones es elevada, responde a la tendencia genética de alguna de nuestras abuelas a cambiar reiteradamente de decorado; manía que se ha perpetuado en los genes y continúa siendo una conducta habitual en nuestros días.
    Ya que conocemos la verdad sobre las pinturas rupestres; solamente nos queda añadir el esclarecimiento de otro enigma recientemente descubierto: la sima de los huesos en Atapuerca.
    Dicen nuestros científicos que se trata de un enterramiento colectivo; y en esto no nos mienten; pero lo que tratan de ocultar, es el porqué de este tipo de enterramientos.
    El enigma de la sima de los huesos, hay que buscarlo en la enagenación mental transitoria de un chamán que intentó adelantarse en el tiempo e inventó un procedimiento para la realización de radiografías. Las radiografías le salieron de **** madre. ¿Han visto vuestras mercedes que mondas y lirondas han quedado las calaveras de los pacientes?; pero de nada sirvieron aquellos métodos para curar a los incautos enfermos. ¡Por cierto!, si en alguna de las fotografías en que aparecen los cráneos amontonados en la sima, advierten vuestras mercedes uno con mas abolladuras que la furgoneta de un hipy; ese es la que corresponde a la cabeza del chamán. En aquella época no se había inventado la aspirina, pero como remedio ya era conocido el jarabe de palo. Así que le trataron la enajenación mental y el continuo fallo de diagnóstico con el vil garrotazo (no confundir con el garrote vil, qué vino después y fue muy posterior).
    Otro asunto distinto, es el de las manos que aparecen en las paredes de algunas cuevas. En realidad no tienen nada de mágicas ni leches. Son la manera de protestar que tenían aquellos componentes de la tribu o del clan, que cobardemente no querían líos con las tribus vecinas y optaban por la no violencia ante las demandas abusivas de sus vecinos. Siempre, ¡eso sí!, que lo cedido fuera comunal; si era personal ya el asunto cambiaba. Posteriormente se ha copiado esa estrategia y se denominó Movimiento de Manos Blancas.

    Si damos un salto en el proceso histórico español, y empezamos a leer lo poco que hay escrito de nuestros antecesores peninsulares; podemos observar como el aldeanismo etnológico y cutre ya había calado entre nosotros.
    Lean vuestras mercedes a Polibio, Estrabón y otros colegas de pluma y comprobarán que ya teníamos la manía de diferenciarnos radicalmente unos de otros. Cántabros, Astures, Vascones, Vacceos, Arévacos, Carpetanos y así ciento y la madre poblaban nuestras tierras y sumaban puntos para posteriores hechos diferenciadores, susceptibles de ser empleados por racistas descerebrados y políticos sin vergüenza. Además, no contentos con marcar de forma exagerada las pobres diferencias existentes, nos dedicábamos con digno entusiasmo a joder al vecino, robándole aquello de que era poseedor y le faltaba al otro. Tan entretenidos y absortos estábamos en este deporte nacional, que, mientras vecinos de toda la vida se dedicaban a fastidiarse mutuamente, los imperialistas de la época se dedicaban a robarnos a todos. Como supondréis, me refiero al vil romano, que ya por entonces eran tan trapaceros como sus nietos de la selección de fútbol.
    Fue en aquella época cuando empezamos a cultivar el dicho ese de que Hispania es diferente. Normalmente si algún emperador tenía problemas para capturar y crucificar al caudillo de turno, ponía precio a su cabeza y la avaricia hacía el resto. En Hispania no. En Hispania era el propio interesado, al que habían puesto precio a su cabeza, el que acudía en persona a cobrar la recompensa. ¿Qué esto no es cierto? ¡Lean, lean algo sobre Coccorota o Corocota, que así también sale en los papeles,y podrán comprender la cara que se le quedó a Augusto cuando un cántabro zarrapastroso apareció frente al que había puesto precio a su cabeza diciendo…:Coccorota soy yo… ¡venga los denarios y los sextercios, que la cosa está muy jodida y ese dinero me viene de **** madre!. Posteriormente la familia de este señor emigró hacia el extremo nor-oriental de España, en la parte de Barcino y sus alrededores , donde vivían los layetanos; parece ser que su descendencia fue muy prolifera y guardaron para secula-seculorum su aguda visión del negocio llegando a inventar, en su momento, la defenestrada peseta. Como una de sus características genéticas era siempre pedir más, a sus descendientes se les conoce por el apellido “Mas”

    Como eso de los caudillos empezaba a joder la marrana y observaron que todos terminaban afiliados al S.E.R. (Sindicato de Esclavos Romano) o pasaban a dormir prematuramente el sueño eterno en compañía de los dioses del olimpo, dejaron de incordiar al Bush romano de turno y comenzaron a cambiar sus costumbres. Dejaron de un lado las pieles y comenzaron a utilizar la toga. Cambiaron la costumbre de mangar el trigo a sus vecinos y realizaron cursos acelerados para aprender el funcionamiento de un artilugio romano llamado arado. También se realizó la primera inversión lingüística; se adoptó la lengua del imperio y en vez de llamarse Istolacio, Indortes, Orison, Viriato o cualquier otro nombre de raíz autóctona, pasamos a llamarnos Luciano, Eulalia, Servando, Octavio etc. Pero el acontecimiento más importante y que consiguió la primera unificación entre las costumbres de los hispanos, fue una bebida que trajeron de oriente y que se denominaba vino. En esto no hubo problemas. Todos consensuaron la utilidad de su consumo. En el bebercio nuestra evolución siempre ha ido pareja con el modernismo y las modas que, de una manera u otra, llegaban a nuestra piel de toro. Cada vez que por algún medio nos llega la composición de algún líquido elemento con aditamento etílico, lo adoptamos inmediatamente y lo sumamos al consumo del néctar anterior.

    Esto llevó a una relajación en el modo de vida de nuestros abuelos. Ya nadie quería trabajar. Todos querían ser patricios o mercaderes, y menos aun hacer la mili en la IX Cohorte de la III Legión Gémina. Todos se hicieron activistas del movimiento de objeción de conciencia, apoyándose en una religión importada de oriente y que predicaba la estupidez de ofrecer el carrillo derecho cuando ya te habían partido el izquierdo. Esto nos trajo algún que otro disgusto; pero como siempre, supimos dar el esquinazo a las fuerzas de ocupación y les fastidiamos la fiesta. Como se habrán dado cuenta vuestras mercedes, me estoy refiriendo a los sacrificios en el circo romano.
    Ellos estaban acostumbrados a divertirse enviando a los seguidores del andrajoso galileo a que les comiesen las fieras y a ver las entrañas desparramadas por la arena cuando algún Uro les cogía con los pitones (lo de cuernos es para otros menesteres) y los subía al segundo anfiteatro, fondo sur, tercer vomitorio. Pero hasta para esas cosas nos gustaba llevar la contraria a los civilizados “uropeos”. Allí aparecieron los santos, y lo que es más importante… los toreros.

    Los primeros deben su nombre a la expresión que inexorablemente clamaban los gobernadores, legados y demás jerifaltes cuando observaban que el fiero león se largaba a ligar con la leona en vez de devorar al cristianus hispanicus: ¿ A “santo” de qué, ese bicho no hace ni puto caso a ese desgarramantas? Desde aquel momento, todos los que no eran devorados por las fieras, pasaron inmediatamente a llamarse “santos”.

    Lo de los toreros es harina de otro costal. Todo empezó cuando un gitano llamado Curro, fue condenado a morir en el circo, y le soltaron un toro de la afamada ganadería de Victorinus Paletus, ubicada en las cercanías de Mantua Carpetana. El gitano viéndose perdido, se quitó la capa y la colocó delante para no ver lo que se le venía encima, quedando accidentalmente prendida en la cabeza del cornúpeta tapándole la visión. Así, de esta guisa, el Uro carpetano fue a darse de morros contra el portón de salida de las cuadrigas y allí quedó para el arrastre tras romper una de las columnas. Eso gustó al público que inmediatamente comenzó a sacar pañuelos blancos y a regar de sextercios el albero en señal de alegría. El gitano, que a esas alturas no se creía lo que estaba pasando y al ver el brillo del vil metal, no se cortó un pelo y dirigiéndose al Procurador, le dijo que le soltara otro, que aquello no era nada. Ante semejante espectáculo, el Procurador accedió a cambio de que le dieran una espada para matar a los bichos, ya que de otra manera, los muros del circo sufrirían un daño considerable y los esclavos de las canteras estaban en huelga. Así quedó la cosa, y seis toros seis se cargó el afamado gitanillo.
    Tanto gustó el espectáculo, que desde entonces la practicamos en Hispania, llegando a constituir un negocio redondo y una salida económica para muchos nativos.

    En estas estábamos, cuando atraídos por las riquezas y porque, a pesar de denominarse “godos”, en realidad estaban en los huesos del hambre que pasaban, aparecieron los primeros inmigrantes. Aquí nos tocaron varias etnias, pero parece que los que se quedaron fueron los llamados visigodos. Estos inmigrantes, a pesar de no tener papeles, no se andaban con hostias a la hora de pedir asilo; así que en poco tiempo se hicieron dueños de toda la Hispania (Ulterior, Citerior, Inferior y Entresuelo) obligando a cambiar las costumbres una vez más. Como siempre, la primera costumbre que inmediatamente se adoptó fue la relacionada con el bebercio. Estos inmigrante violentos no conocían el vino, pero a cambio, traían de las tierras norteñas una bebida llamada cerveza, que en función de su elaboración paso a denominarse Keler, Mahou, Aguila, Kalsberg y no se cuantos más nombres raros, todos de raíz germánica.
    Otra curiosidad que se ha conservado hasta nuestros días es el aditamento cornudo que ostentaban en sus cascos. El asunto procede de las borracheras tan estrepitosas que cosechaban en sus botellones comunitarios. Mientras los machistas visigodos se lo pasaban bebiendo y cantando aquello de ¡ …”de babor, de babor a estribor y de proa a popa”!, los hispano-romanos se lo pasaban de **** madre con las valquirias de turno. De esta manera quedó para la posteridad la calificación de cornudo para las víctimas de semejantes eventos ( ¿ven vuestras mercedes la diferencia entre pitón y cuerno?).
    Por supuesto que también impusieron su lenguaje, y no dudamos en seguir la moda y bautizar a las criaturas con nombres tales como: Sisebuto, Leovigildo, Gunemunda y un montón más, que por su dificultad para memorizarlos, los apuntaron en una lista que llaman de los Reyes Godos, y que no hay Dios que se la aprenda. Esta costumbre de cambiar los nombres a nuestros infantes en intima relación con la moda, ha durado hasta nuestros días. No es difícil encontrar entre el santoral español actual, nombres como Jhony, Jennifer, Eleonor., Vanesa, Kevyn-Kosner de Todos los Santos, etc. (disculpen vuestras mercedes la inexactitud en la trascripción; es que me resulta más difícil escribirlos que la lista de nombres godos). Lo jodido de verdad, será el día que el Islam nos lo metan por donde todos imaginamos. A ver quien es el abuelo capaz de llamar a su nieto Ab-El- Crim-Ben –El Chatabi Rodríguez Gómez
    Otra secuela ocasionada por dejar entrar a los godos sin papeles en Hispania, fue el cambio de Caudillos por Reyes; que es lo mismo pero asegurando el momio eternamente para el clan familiar. Tan apetecible era esto de mandar, que ya entre los godos andaban a leches para cambiar de jefe antes de que acabasen las tres legislaturas reglamentarías. En realidad, los reinados duraban menos que un telediario de los de entonces. Al que no asesinaban, lo envenenaban, y si no podían con el, lo mandaban de caza y sobornaban a un oso para que lo hiciera desaparecer. El Rey Favila se largó de caza y se lo merendó un Ursus Pardus Cantabricus. Luego, cuando preguntaron donde estaba el Rey, alguien dijo ¡quien sabe donde!. De este hecho histórico copió Lobatón su programa televisivo posteriormente. También se inventó en esta época el que a la postre sería Parque Móvil de Ministerios, al coger el gustillo los mandamases de que les transportasen a hombros sobre un escudo los funcionarios correspondientes.

    Como no habíamos escarmentado en eso de pelearnos entre nosotros, y los vascones ya andaban pidiendo la autodeterminación (son monotemáticos estos tíos); apareció un tal Julián que no simpatizaba con el jefe, llamado Rodrigo, y aprovechando que estaba de vacaciones por la actual Marbella, se puso en contacto con nuestros primos del otro lado del estrecho, e inventó el turismo en la Costa del Sol y el transporte en pateras. No sería de extrañar que aquel Julián que la armó en la época de Tarik, dejase algún descendiente por la zona y el Julián que fue alcalde de Marbella hasta hace cuatro días, fuera algún requetataranieto del pisacharcos aquél

    Nuestros primos magrebís adivinaron el chollo que la península representaba y rápidamente ocuparon toda la finca a excepción de puertu Pajares para arriba, porque les pilló en invierno con una termogenésisi orogénica de esas y no tenían cadenas ( en lo de la falta de cadenas cuando nieva hemos evolucionado poco). ¡Ocho siglos de los de antes, nos costó echar a los huéspedes! (nota para las víctimas de la LOGSE. 8 siglos = 800 años)
    Cuando los supervivientes de la batalla de Guadalete ( o de La Janda, que ni en esto nos ponemos de acuerdo) aparecieron por tierras astures derrotados y mas humillados que ZP al tener que reconocer la existencia de la crisis, se los comenzó a llamar Rodríguez (hijos del derrotado Rodrigo) y eso que tuvieron pena de ellos, porque en realidad los querían llamar hijos de ****; pero la sangre no llegó al río.
    Una consecuencia buena de todo este lío, es que los españoles comenzamos a disfrutar de vacaciones estivales en otras tierras. En invierno nos quedábamos en casita aguantando a la parentela; pero llegando el buen tiempo, ante la perspectiva de las obras en la choza inmisericordemente impuestas por nuestras santas señoras, nos conchabábamos con el Rey de turno, agarrábamos “la Tizona” y nos largábamos una temporada con el pretexto de matar moros.
    Lo malo es que muchas veces nuestros primos del turbante, nos zurraban la badana y regresábamos al chalet de adobe, sin dinero, averiados de chapa y pintura y sin habernos comido una rosca con las moras.

    En este punto histórico empezó a practicarse el machismo cavernícola y casposo. Resultaba que la parienta siempre se quedaba con la prole en la aldea y cuidando de las cabras. Si era de las que les gustaba la juerga, la dejábamos con el cinturón de castidad de hoja de lata; mientras nosotros, envidiando como tito Mohamed se lo hacia con todo un harén, nos perdíamos una temporadita por el morro. Todavía no me explico como no nos pasamos en masa al Islam. Supongo que no lo hicimos al pensar lo duro que es convivir con una señora y sospechar que el hacerlo con dos o tres sería un suicidio.
    Hay historiadores que aducen que la no integración en masa al Islam fue por la propensión que tenían las adoradoras de Alá por gastarse los dinares (dinero) en gasas, babuchas, velos y demás zarandajas del pret-a portez. Nuestras féminas, mucho más sobrias y austeras en esto de los trapos, se interesaban mas para la economía familiar. Con una túnica de sarga o lino, un cordón de cáñamo y unas sandalias de cuero, iban que chutaban. (Eso antes, ¡claro!).

    No piensen vuestras mercedes que mientras tuvimos a los moros como esparrings, los castos cristianos nos llevábamos bien con el vecino; ¡nada de eso!; entre col y col, estacazo al vecino para joderle algún castillo o robarle la cosecha. Tanta afición cogimos a este deporte de pegarnos con los de los pueblos de al lado, que cuando alcanzamos ciertas cotas de civismo, inventamos como sucedáneo la liga de fútbol. Si lo analizan detenidamente, observaran el paralelismo existente: Escudos identificativos de los distintos equipos a modo de heráldica particular. Bufandas y banderolas enarboladas con el mismo entusiasmo que los pendones y gallardetes. Capitanes de equipos en sustitución de los capitanes de mesnadas. Presidentes de clubs, realizando las funciones del señor feudal. Campos de fútbol con dos frentes a modo de campos de batalla, donde se alinean los distintos componentes: vanguardia o delantera, retaguardia o defensa. La caballería por las alas y un portero a modo de guardián del castillo o portería. Todo ello aliñado por una masa enloquecida que grita y anima al ejército de sus colores. ¡Eso si!, como somos un pelín mas civilizados, colocamos a tres señores vestidos de negro para que la sangre no termine corriendo a raudales y para echarles la culpa de las derrotas en caso necesario.
    De todos modos, si la cosa no queda clara, volvemos a la edad media y a la salida del campo nos zurramos la badana a modo por eso de la honrilla.

    A todo esto, los jefes, jefecillos, jerifaltes, buscavidas y engañabobos de turno, que se hacían llamar Condes, Duques, Marqueses y la leche, se dieron cuenta que aquello de tener el dominio de un territorio, disponer de las vidas y sobre todo de las haciendas de los demás era cojonudo; comenzaron a maquinar la manera de independizarse del mandamás coronado que vivía en la capital. De esta manera se dan los primeros pasos para la formación de las Comunidades Autónomas, en el bando cristiano, y los llamados Reinos de Taifas entre los adoradores de Alá. No me pregunten quien era el tal Taifas. Se supone que era alguien parecido a Polanco, que mandaba en la sombra pero nadie sabia por donde andaba.
    ¡Se me olvidaba!. Es en la edad media cuando aparecen los primeros comunistas. El nombre viene dado por trabajar en un solar común. Es decir; el solar era comúnmente del Conde o Marqués y ellos trabajaban comúnmente para el capitalista de turno. Otros historiadores mas extremistas, nos dicen que el término comunista proviene de que eran los que “comúnmente” las pasaban canutas. Vuestras mercedes elijan lo que mas les plazca.

    Durante mucho tiempo, la alternancia en la hegemonía política y militar se iba alternando de unos a otros. Los periodos podían extenderse a veces varias legislaturas; pero lo que estaba claro, era la existencia de un bipartidismo descarado: Moros y Cristianos.
    Algún que otro representante de la más civilizada Europa intentó meter aquí sus narices; pero terminaron saliendo con el rabo entre las piernas por Roncesvalles y esos cerros; aunque por este tipo de cabezonerías, viene el retraso histórico posterior en poder entrar en el Mercado Común Europeo.

    Por suerte no todo eran disgustos entre magrebíes y cristianos apostólicos y romanos ( en realidad eran “románicos”, y de esa calificación viene el estilo en que hacían sus iglesias). Entre batalla y batalla se alternaba un poco y se cultivaban ciertas amistades, que a veces traían otros problemas.
    Un ejemplo puede ser el suceso que ocurrió en Tarifa entre un tal Guzmán, al que posteriormente llamaron “El Bueno” y su hijo. Además este episodio sirve para darnos cuenta de cómo se puede manipular la historia para engañar al personal.
    El caso fue, que el hijo de Guzmán salió un poco tarambana y le dio por aficionarse a la droga que traían los moritos desde la zona de Ketama. El padre estaba harto de darle dinero para juergas y que siempre suspendiese en la asignatura de esgrima; así que una noche en que el niño apareció torrija perdido delante del castillo y en compañía de una caterva de moros que pretendían celebrar un botellón en la plaza de armas; el padre se negó a franquearles la entrada y los mandó a todos por donde amargan los pepinos, al tiempo que tiraba una piedra y les gritaba ¡tuuuso!. Quiso la mala suerte que la piedra fuese a parar contra la mollera de su hijo y sin pasar por el Viático, lo mandase directo para el otro barrio.
    Esto sentó muy mal a los pacifistas, ecologistas y a los políticos que eran partidarios del proceso de paz y diálogo con nuestros primos del turbante, y entonces entró en escena un segundón llamado Rub-Al-Cahaba, que era uno de esos tipejos capaces de vender a un gitano una cabra anoréxica y hacerla pasar por un pura sangre.
    Este señor, junto con su jefe al que apodaban “El Contador de Nubes”, se inventaron todo ese rollo del puñal y la defensa de la plaza de Tarifa para que el Rey no expulsara del partido al pobre Guzmán y junto a él, a estos dos tunantes.
    Este tipo de personajes siempre sobreviven a las más terribles adversidades, y es posible que algunos descendientes suyos medren en la política en las actuales calendas.

    To by continued. ¿Se dice así?
    Madre mia has nombrado a la bicha...las guerras de africa...el colmo de lo políticamente incorrecto...pero si han suprimido desde hace años a millan astray y franco de la web de la legión. Tuve un magnifico profesor de historia de america, Juan Jose Andreu Ocariz que escribió la Louisiana Española y que nos deleitaba con la tan desconocida conquista del territorio actual de los EEUU...un libro relativamente conocido que toca el tema es el de de carlos canales y fernando lainez su nombre es banderas lejanas.

  6. #16
    Corleone, disculpa la tardanza en contestar, pero es que uno también tiene derecho a cuatro días de asueto y salir de este manicomio.
    Sería muy interesante hablar sobre las guerras de África, sus orígenes y sus consecuencias. Es un tema apasionante y silenciado por todos.
    Más interesante aun opinar sobre esas dos figuras de España como fueron Millán Astray y Francisco Franco. Dos personas muy distintas unidas por la milicia. De Franco lo haría separando sus dos etapas vitales: la militar africanista y la política como dirigente de los españoles. Alguno se enteraría de cosas que desconocen.
    Menos sé de la historia en la España colonial americana; sobre todo de esa época de transición entre los grandes descubrimientos y la pérdida del territorio; pero también alguno se quedaría con la boca abierta al conocer la influencia que tuvimos en parte de lo que los anglosajones garrapiñaron y ahora es Estados Unidos. Incluso nuestra lucha con pueblos que posteriormente fueron vilmente masacrados ( hablo de los famosos indios de las praderas )
    Pero no tengo tiempo para atender todo lo que me gusta. Está uno casado e hipotecado en su tiempo libre.
    Ahora ando preparando a ratos algo sobre los almogávares. Poco y escueto, pero que aclara algunas ideas falsa y erróneas.
    Un saludo a todos los amantes de la historia.

  7. #17
    Muy buenas exposiciones.
    Me Matas.....Me das la Vida SIEMPRE SIEMPRE SIEMPRE COLCHONERO!!!!!!!!

  8. #18
    ALMOGÁVARES
    Estoy seguro de que si preguntásemos a alguien sobre el nombre en cuestión no dudaría en responder que atañe a un grupo de fanáticos del futbol de un determinado equipo. Sí les diésemos alguna pista más y apuntásemos que se trata de guerreros medievales, seguramente se armarían un cacao mental confundiéndoles con los almohades o almorávides ; aunque presuponer que se conoce algo, históricamente correcto, sobre estos grupos invasores ya es mucho suponer. Sin embargo los almogávares fueron una realidad y existieron históricamente y fueron , a pesar de su desconocimiento, un grupo de guerreros temible y uno de los cuerpos militares más eficaces en la antigüedad.
    Su origen es oscuro y se difumina en la terminología usada en la España medieval. Sí analizamos su idiosincrasia, su forma de guerrear, su vestimenta y su armamento, nos daremos cuenta que poco se diferenciaban del mítico guerrero hispano de origen celtíbero que por tanto tiempo opuso una férrea y suicida oposición a la todopoderosa Roma. En la historia de andar por casa se les coloca como origen en Cataluña, y de ahí a ser usados políticamente como “hecho diferenciador” solo hay una delgada y estúpida línea nacionalista. Pero la realidad es distinta.
    Etimológicamente el término almogávar tiene una raíz y origen árabe. Algunos apuntan al nombre “al-mugawar”, que traduciéndolo al español actual vendría a ser algo así como “ el que hace incursiones en territorio enemigo para tomar botín”. Otros eruditos apuntan al término “al-mog-wir”, que se traduciría como “corredor que roba en los campos”, que viene a ser poco más o menos que el significado anterior, solo que parece ser que se hiciera desde el bando de los perjudicados; aunque también cabe la posibilidad de ser términos semejantes adaptados a los particularismos lingüisticos existentes a lo largo y ancho de la península. Así que el término almogávar define a una determinada forma de guerrear y por extensión a quienes así lo hacían que hoy día sería denominada guerrilla…por unos, o bandolerismo…por otros.
    Otra circunstancia que permanece oculta es que hubo almogávares en los dos bandos enfrentados históricamente en la reconquista y en todos los reinos. En Castilla aparecen reflejados como guerreros a caballo que realizan “almogaverías” en la frontera ( con los musulmanes o moros de toda la vida)según iba avanzando la reconquista, y entre las fronteras con otros reinos cristianos cuando el “frente principal” quedaba alejado. Es de suponer que esta particularidad de actuar con caballería se debe a la peculiaridad del territorio y por la extensión de la zona de actuación; pero como veremos, los almogávares “históricos” eran eminentemente una infantería ligera, y si bien almogávares hubo en toda España, el nombre entrará en la historia y traspasará nuestras fronteras con un determinado grupo originario de la zona norte y noreste de la península.
    Históricamente la infantería ligera siempre ha estado formada por los más “pobres” dentro de los ejércitos y los que menos acceso tenían a la tecnología militar. Buenas piernas, armamento ligero, gran movilidad, aprovechamiento del terreno con mínimos recursos, y jugarse todo a una carta cuando el combate lo requería o no había otra alternativa. Esa tipología era la almogávar.
    Con un simple capacete a modo de yelmo o casco, una o dos lanzas ligeras llamadas azconas para poder atacar a sus enemigos antes de la entrada cuerpo a cuerpo, y una espada corta ideal para la lucha cuerpo a cuerpo. Esas eran sus armas a la que sumaban su dureza y una determinación feroz. Cuando sus mandos gritaban ¡desperta ferro! y el sonido del metal al ser desenvainado invadía el campo de batalla, los enemigos temblaban porque sabían que ya no había vuelta atrás, que la pelea sería a muerte y no habría piedad para ellos.
    La fama de los almogávares irrumpe en la historia paralelamente con el Reino de Aragón y más concretamente en el reinado de Pedro III el Grande entre los siglos XIII y XIV. Aragón tiene cerrada su expansión por el sur debido a la hegemonía castellana y dirige sus esfuerzos hacia el Mediterráneo a través de la salida geográfica que supone Cataluña. Al mismo tiempo hay en sus montañas un colectivo acostumbrado a guerrear desde siempre y que no son capaces de que cuaje su asentamiento debido a tener que vivir en una zona pobre y eternamente hipotecados por los caprichos de la climatología. Es gente pobre que poco tiene que perder porque poco tienen, pero que se sienten libres en medio de las refriegas y saben que la única manera de “ganarse la vida” es a través de la pelea, vencer al enemigo y repartirse el botín.
    El rey Pedro lo sabe y no duda en buscar un capitán para estas huestes, y lo encuentra en un italiano al servicio de la Corona de Aragón y cuyo nombre españolizado es Roger de Lauria.
    Este Roger, fue nombrado Almirante de la flota aragonesa y partió a Sicilia para ganarla a la corona. Peleó con todo aquél que se opuso al encargo y tanta fue su supremacía que se llegó a decir que no se movía ni una chalupa en la parte del Mediterráneo que controlaba, sin el permiso del almirante.
    Pero esta es la parte que podríamos llamar “burguesa” de la fama almogávar. Cuando estos guerreros alcanzan toda su gloria y se convierten en el “coco” del resto de potencias es con ocasión de la demanda de ayuda contra los turcos que hace el emperador de Bizancio Andrónico II Paleólogo.
    Allí les manda Aragón bajo la capitanía de otro Roger. Esta vez es Roger de Flor. También de origen italiano y parece ser algo más “aventurero” que su tocayo.
    Es muy habitual confundir a los dos capitanes almogávares, pero son personas distintas, aunque con resultados parecidos.
    Roger de Flor nace en Brindisi en 1266. Fue caballero templario aunque posteriormente perseguido y expulsado de la orden por ser acusado de rapiñar algunos tesoros en el desalojo de san Juan de Acre.
    Parece que encontró trabajo en la corte de Federico II de Sicilia, hijo de Pedro III el Grande, al que el emperador de Bizancio pidió ayuda. Roger no lo dudó y reclutó 4000 almogávares y 1500 soldados de caballería. Es el que aparece desfilando ante el emperador en un famoso cuadro.
    Una vez allí se encontró con los trapaceros genoveses que también estaban al servicio del emperador bizantino, estos más por el dinero y el comercio que por pelear con los enemigos comunes, y no vieron bien la presencia en Bizancio de la tropa peninsular. Los choques y escaramuzas eran muy habituales hasta que un día a los almogávares se les cruzaron los cables.

    “Llegados a Constantinopla, fueron acantonados en el barrio de Blanquernas, junto a los genoveses; que como siempre, andaban por aquellas tierras siguiendo el olor del dinero. En estas estaban, cuando una tarde, un “turista” almogávar fue increpado por dos elegantes genoveses, por su forma de vestir y su tosca apariencia. Este, ofendido, lejos de entablar una discusión civilizada, dialogar y emplear el “buen rollito”, tiró por el camino más corto y sin pensárselo dos veces mando para el otro mundo a uno de los genoveses; poniendo el otro pies en polvorosa y alertando a toda la ciudad sobre el “pequeño incidente”.
    Humillado, el capitán genovés Rosso del Finar (“rojo” tenía que ser) empuño su estandarte y se dirigió con su gente a lavar la ofensa, donde se encontraban nuestros protagonistas disfrutando de las delicias bizantinas. Como diría alguien: ¡Craso error! Rosso pagó con su vida, junto con unos cuantos centenares de trapaceros genoveses, la falta de su ojo clínico al infravalorar a esa panda de españolitos bajitos, feos, andrajosos, peludos y con cara de mala leche. Tal fue la matanza, que los genoveses tardaron dos generaciones en volver a intentar meterse con nuestros abuelos (también entonces les zurraron la badana) y el señor Emperador, les “invitó” con suma elegancia y mayor temor a que comenzaran la campaña por la que habían sido contratados.
    ¡¡Angelitos!!.
    Supongo que el emperador bizantino no deseaba tener cerca de él a aquellos salvajes y los mandó a pelear contra los turcos. Si eran aniquilados, por lo menos se libraría de ellos y de paso retrasaría a los invasores; y si salían airosos …cosa poco probable , le habrían sacado del apuro.
    Andrónico se equivocó, y nuestros paisanos pasaron por la piedra a turcos y a todo el que se puso por delante, siempre con el agravante de estar en precariedad numérica; pero una vez que “despertaban el ferro” e invocaban su ¡Aragón! ¡Aragón! Ya no había fuerza capaz de detenerlos. Por lo menos así lo cuenta la historia y da fe de ello la conquista de casi la totalidad de Asia Menor.
    Una vez terminado el encargo regresaron a Bizancio. El emperador y su hijo Miguel IX estaban tan agradecidos que nombraron a Roger cesar del imperio, y le concedieron el feudo de los territorios conquistados. Pero nuestros paisanos comenzaron a ser incómodos y a crear problemas con la población civil griega. Dicen también que Roger de Flor comenzó a ser ambicioso y pretendía cambiar el titulo feudal por el de rey; así que Miguel IX preparó una emboscada para librarse del capitán almogávar.
    Fue con ocasión de un convite cuando aprovechó para asesinarle contratando a unos mercenarios alános, y con Roger a todos aquellos que le acompañaron. Muerto el capitán la tropa se vendrá abajo…pensó el bizantino; pero aquí también se equivocó. Una vez que los almogávares se recuperaron de la sorpresiva traición, bajo las órdenes de Berenger de Enteza ( capitán navarro) reaccionaron con tal saña y violencia, que su venganza ha llegado hasta nosotros como la famosa “venganza catalana”.
    Mientras en España continuaron las acciones del resto de almogávares según iba extendiéndose la reconquista, pero ya no como una fuerza de choque temible. Unos terminaron como simples bandoleros a la caza del moro para venderlo como esclavo; tanto en la frontera como entre los musulmanes que se habían convertido y vivían en territorio ya cristiano. Militarmente se les siguió empleando hasta la conquista de Granada como pequeñas fuerzas en acciones especiales, algo así como lo que hoy sería grupos de comandos, pero su gloria guerrera se fue diluyendo poco a poco, aunque no su fama y gloria que llegó a convertirse en legendaria.

  9. #19
    Me ha encantado Arevacoss. Si escucharas la de tonterías que dicen en Cataluña sobre estos guerreros...una buena lección de historia. Desconocía muchos detalles. Añado un apunte: en Grecia el término "katala" es sinónimo de salvaje. La historia evolucionó y quedó así :-)
    Gracias.
    Última edición por AVENGER; 18/09/2015 a las 22:48

  10. #20
    Gracias Avenger. Podría ser mucho más extenso y nos podríamos haber detenido en como describen algunas batallas, pero no era ese el caso. De lo que se trataba era de dar a conocer lo que cuenta la historia seria, la que no entiende de políticas ni de etnias superiores ni inferiores, de este tipo de guerrear y de sus guerreros.
    Por supuesto no es un relato científico ni tan siquiera didáctico, simplemente esclarecedor y con una terminología descriptiva asequible a todos, y sobre todo tratando de esclarecer que los llamados almogávares existieron en todos los reinos cristianos de la reconquista y nunca fueron representantes exclusivos de una determinada región; región que nunca tuvo un rey propio y sí estuvo bajo el amparo y la dirección de un reino tan sumamente importante como Aragón y posteriormente bajo el reino unificado de todos y que adoptó el nombre que ya los romanos pusieron para designar a los hombres de estas tierras. Hispania = España.
    Los españoles en general, son desconocedores de la historia del reino más antiguo de Europa que es España. Una nación que se ha formado a base de lucha y sangre y a la que nunca se le ha regalado nada.
    Cataluña, es y ha sido importante en la historia conjunta por su privilegiada situación dentro del contexto territorial e histórico de España; como Valencia y el resto de territorios ribereños.
    Desde los primeros tiempos los habitantes de la costa mediterránea de la península han sido quienes han tenido más fácil la supervivencia, debido a la riqueza de su suelo, la existencia de mar que dulcificaba la climatología ( antes no había calefacción central ni esas modernidades) y facilitaba el comercio a través del mar que unía al mundo civilizado y existente durante muchos siglos ( la cosa cambió con el descubrimiento de América). También han sido los primeros que sintieron y asimilaron lo bueno y lo malo de los distintos pueblos que invadieron la península. Vivir en la meseta era muy duro y mucho más difícil que en la templada costa. Incluso hoy día, en que el problema de las comunicaciones ha desaparecido y el comercio está globalizado, Cataluña sigue representando la salida natural más importante al Mediterráneo y al sur de Europa.
    Por último quiero dar a conocer un hecho ocurrido en nuestros días y que tiene por protagonistas indirectos a los famosos almogávares.
    El 9 de octubre de 2005 la Generalitat catalana indemnizó con 240.000 euros, “de los catalanes” al gobierno griego por la llamada “venganza catalana”, y las obras de restauración del monasterio de Uatopedi fueron sufragados por el gobierno regional de CIU. El señor Joaquín Nadal ( socialista catalán) asistió a la inauguración. Lo que desconozco es si al pope ortodoxo le hicieron socio honorifico del Barcelona F.C
    Un saludo.

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