Parece que ahora está de moda Navarra y las diferencias con sus vecinos del noroeste. Hace tiempo, cuando esto empezó y todos opinaban en función de lo que querían decirles, escribí este panfleto para aclarar las ideas a unos amigos. Ahora creo que también puede servir. Así que un poco de paciencia, un poco de lectura, y quizás os enterareis de algo.

NAVARRA

Todo aquel que intente bucear en el pasado y representarlo se enfrenta a veces con abundante material informativo que ha de elaborar en función del episodio o suceso que se pretende estudiar o reconstruir. Otras, por el contrario, se ve sumido en la más absoluta oscuridad y es imprescindible recurrir a la deducción, a la comparación, al raciocinio; es decir a los ojos del espíritu. Pero en este caso, es fácil caer en interpretaciones subjetivas; y lo que es mucho peor, a inventar historias particulares, lanzándolas como verdaderas a los cuatro vientos, sirviendo como “verdades históricas” a los incultos, vagos de mollera y a quienes egoístamente les interesan esas “verdades”, por cualquier circunstancia, para la obtención de sus fines. Ejemplos de esto último existen por doquier en la historia del mundo a lo largo de toda su existencia y de sus consecuencias pueden dar fe muchos cementerios.

Por lo tanto, excepto en contadísimos casos, generalmente no se busca la verdad de la historia, sino argumentos en pro de particulares tendencias , convicciones y objetivos; lo que conduce irremisiblemente a que la historia moderna tiene mucho de propaganda política.

Para acceder a la historia de Navarra, sin falsearla, hemos de prescindir a la tendencia localista, que no es capaz de ensamblar su historia en el mosaico de la historia general de un pueblo (el español), en el que las historias localistas se entrelazan formando una sola madeja. Además, los que tratan de dar soluciones históricas basándose en teorías y en criterios meramente raciales o en sutilezas lingüísticas, pierden la noción del tiempo y siempre tratan de reconstruir los hechos con una mentalidad del presente que les ha tocado vivir.

Las bases históricas en España tienen sus columnas y basamentos en los autores clásicos, griegos y romanos; pero con dos concepciones distintas de la sociedad. Unos lo hacen antes de la era cristiana y otros después; lo que lleva consigo cambios muy importantes en la descripción social. Para que lo entendáis mas fácilmente; se puede comparar con la distinta comprensión del mundo, antes y después de la Revolución Francesa.

Ahora que tenemos, lo que podríamos llamar “el libro de instrucciones”, se puede comenzar a bucear en la historia de Navarra

Supongo que se puede eliminar con toda tranquilidad las elucubraciones de carácter etílico, que atribuyen como primeros pobladores de Navarra a los descendientes del mítico Tubál; que queda muy bien para cuentos de abuela al pie de la lumbre bajera; pero poco mas.

Tampoco voy a hacer ningún comentario sobre la figura legendaria de Aitor, “padre de todos los vascos”, ya que este personaje es una invención literaria del suletino Joseph Agustín Chaho; personaje que ha influenciado mucho en la ideología nacionalista, y al que se le puede considerar precursor de esta corriente política.

Si queremos comenzar con la prehistoria de este pueblo, podemos sintetizarlo diciendo que poco podemos afirmar con conocimiento de causa, por ser precisamente pre-historia. Solamente podemos advertir una clara diferenciación en algunos aspectos sociales según los indicios encontrados en distintas excavaciones que, sin duda, se derivan del entorno geográfico tan distinto del territorio físico navarro. Al norte predomina el área dolménica y de la cuenca de Pamplona hacia el sur predomina el área de talleres de silex al aire libre; no dándose diferencias concluyentes respecto a lo encontrado en yacimientos de las actuales provincias limítrofes. Por lo tanto no voy a aburriros mas tiempo analizando este espacio histórico.

Las primeras noticias que se tienen de la denominación de los habitantes que ocupaban la actual provincia de Navarra, viene con los clásicos romanos que describen “a su manera” y por supuesto, con una falta de análisis científico, lo que ven o lo que les cuentan los verdaderos cronistas de la historia en aquella época: los legionarios y sus acompañantes.

El nombre de vascones, aparece por primera vez ya en el año 179 a.c., cuando Tiberio y Sempronio Graco recorren el territorio meridional de Navarra y fundan un campamento al que denominan Graccurris, que parece ser la actual Alfaro.

Las citas se hacen más concretas y abundantes con motivo de las guerras de Sertorio contra Roma y con posterioridad, son muchos los que hacen referencia a este pueblo, que con ciertas diferencias geográficas y antes de configurarse Navarra como estado medieval y con características propias y definidas, los colocan en una extensión de terreno muy similar a la Navarra actual.

Si hacemos caso a estas fuentes y con pequeñas fluctuaciones, esto colocaría a los vascones, con nomenclatura toponímica actual, en el extremo noroeste de la provincia de Guipúzcoa (el valle de Oyarzun y el promontorio de Jaizquibel), la actual Navarra, un trozo de la Rioja y otro de Zaragoza y Huesca; con Jaca y Ejea inclusive.

Es fácilmente comprensible, como he dicho anteriormente, que esta distribución del pueblo vascón en el entorno geográfico, está sujeto a fluctuaciones derivadas de las circunstancias sociales y políticas del momento; pero, de una manera sencilla, ya tenemos un pueblo, un nombre y un entorno físico.

El marco geográfico vascón tiene una marcada diferenciación. Al norte abrupto, llegando en algunos casos a poseer características alpinas; lo que hace difícil el desarrollo de vida social. Posteriormente se va suavizando según bajamos de latitud hacia el sur; hasta que se llega a la ribera del Ebro (¿Ibero?); llegando incluso a una zona desértica o semi desértica como son las actuales Bardenas Reales.

Esta diferenciación geográfica tan marcada, es una de las claves a lo largo de la historia para entender el problema vascón, el nacimiento de Navarra y su posterior evolución.

El territorio vascón es una de las puertas de entrada a la península por su parte norte, y la “bisagra geográfica” del Pirineo a la zona cantábrica; siendo esta circunstancia la clave de la expansión, o salida hacia otros territorios, por problemas económicos, sociales o una mezcla de los dos. Sirviendo esta circunstancia para entender, como ante la invasión de los pueblos del norte o los problemas sociales creados por las bagaudias .

En la expansión del pueblo vascón tiene varias fases diferenciadas hacia distintos puntos geográficos; pero la que interesa a nuestra discusión es la expansión hacia el oeste y el noroeste.

Es en este punto cuando aparecen en escena tres pueblos a los que se ha dejado morir en el olvido, o intencionadamente se les ha euskaldenizado de forma radical por los nacionalistas y todos aquellos que reinventan la historia fraudulentamente para adaptarla a sus intereses.

Estos pueblos eran los várdulos, los caristios y los autrigones; que aunque de fronteras imprecisas, podrían identificarse con las actuales provincias de Guipúzcoa, Álava y Vizcaya.
Algunos historiadores y geógrafos de la antigüedad, dan el nombre genérico de cántabros a todos los pueblos situados desde el nacimiento del Ebro hasta el Pirineo, incluyendo a estos tres pueblos; pero puede ser debido al desconocimiento que tenían los romanos de la España septentrional.

Los várdulos ocupaban la parte oriental de la llanada alavesa y casi toda la provincia de Guipúzcoa, excepto la parte nordeste que pertenecía a los vascones.

Los caristios o carietes, se extendían por la mayor parte de la provincia de Vizcaya desde el Nervión hasta el Deva, en Guipúzcoa, y una parte septentrional y occidental de la actual Álava.

Por último, los autrigones, aparecen en el extremo occidental de Vizcaya, Álava y parte de Burgos hasta Bríviesca. Ocupaban, pues, varios valles burgaleses y parte occidental de Álava.

Confirman esta tesis historiadores tan afamados y libres de supuesto “españolismo” como Tito Livio, Estrabón, Plinio, Pomponio Melo, Tolomeo, Hidacio, y ya mas cercanos como Schulten, Barandiarán y algún otro que se queda en el tintero.

Como vemos estos tres pueblos coinciden casi en su totalidad con las actuales provincias que certeramente se denominaban vascongadas; pero claramente se puede afirmar que eran pueblos independientes entre si e independientes de sus vecinos; entre ellos los vascones. Los romanos los adscribieron al convento jurídico cluniense; mientras que los vascones dependían del de Zaragoza; lo que es un dato muy importante ya que los romanos, en sus circunscripciones administrativas, llevaban a rajatabla las divisiones gentilicias de los pueblos.

Ya hemos colocado geográficamente a estos pueblos; pero queda la incógnita (aprovechada por los nacionalistas para atribuirles el origen que les interesa) de la raíz étnica de los mismos.

Como no han podido demostrar en absoluto (los nacionalistas y sus apóstoles) la raíz etnográfica del pueblo vascón; han aprovechado el total desconocimiento de las lenguas originales de los pueblos históricos de la península y les han atribuido el éusquera que se habla en la actualidad. Es decir, que simple y llanamente crean la historia antigua a partir de hechos actuales, como decía al principio. La aliñan con un poco de mitología, otro poco de verborrea demagógica y un mucho de falsedad histórica y ya tienen argumentos para sus fines.

Para tirar por tierra este supuesto aspecto de identidad, basta rebuscar otra vez en los historiadores. Algunos realizan consideraciones de distinto tipo en las que enlazan a estos pueblos con el sustrato cántabro. Para Gómez Moreno, el substrato de la toponimia de las actuales PROVINCIAS VASCONGADAS no es vascón, y la línea divisoria y de la raza seguía la frontera entre várdulos y vascones. Sánchez Albornoz opina lo mismo, y queda confirmada por Estrabón (que si estuvo allí) cuando deja escrito que el lado septentrional de la península lo habitaban galaicos, astures y cántabros, hasta los vascones del Pirineo. Sin embargo, si continuamos leyendo el párrafo, advertimos que Estrabón admite que “podría hacer la lista de estos pueblos mas larga, pero renuncio a una descripción aburrida, pues a nadie le agradaría oír hablar de los pleútouroi, bardyétai, allotriges, y otros menos bellos y mas ignorados”

Creo que queda demostrada la NO pertenencia de los pueblos que ocuparon el actual País Vasco a la etnia vascona. ¿Entonces que fue lo que pasó? Sencillamente, al decaer en la península el poder de Roma y al producirse la entrada de otros pueblos por esa “puerta abierta” que es la actual Navarra; parte del pueblo vascón primitivo, presionado socialmente y /o políticamente, opta por tres posibilidades posibles. Primera, quedarse en la montaña de su tierra, que solamente sirve de paso a los invasores y perpetuarse en ella hasta nuestros días; por supuesto, con cierto grado de romanización en un principio, navarrización posteriormente y españolización hasta nuestros días.

Segunda. Quedarse en su solar tradicional y aceptar las distintas corrientes que van llegando; pero asegurarse el pan nuestro de cada día, ya que ocupan la parte mas fértil y provechosa junto al río Ebro y amplias zonas de pasto para el animal mas preciado de nuestra historia (las ovejas).

Tercera. Buscar nuevos espacios vitales en una zona que les permita vivir y al mismo tiempo defenderse; y eligen VASCONIZAR a sus vecinos del noroeste. (Vascongado = vasconizado).

Vardulos, caristios y autrigones, fueron pues, invadidos por parte del pueblo vascón, probablemente en los siglos V y VI. Esta invasión explicaría las diferencias que separan aún a navarros y vascongados, porque ninguna colonización extirpa las viejas esencias de los pueblos colonizados. (España ha colonizado a multitud de naciones. Les ha dado su lengua y sus costumbres; pero las diferencias saltan a la vista)

Paralelamente a la desaparición en los textos de várdulos, caristios y autrigones; van surgiendo nombres nuevos con significado geográfico o histórico distinto. En el siglo VIII, los escritores carolingios (a los que les sacudieron en Roncesvalles) hablan ya de los navarros en la zona del primitivo pueblo vascón (nava = zona llana entre montañas + herri = tierra. Nava+herri= navaherri = navaerri = navarro)

El nombre de Vizcaya figura ya en la crónica de Alfonso III, escrita en 886. La última cita que se hace de los várdulos es de Hidocio, y aparecen los términos Guipúzcoa e Ipúzcoa. El nombre de Álava se repite con frecuencia a partir del siglo IX.


Creo que no es necesario explicar la otra expansión vascona hacia el otro lado del Pirineo; hacia la Aquitania que posteriormente vasconizada, se convierte en Gascuña.

¡Bueno!. Después del rollo que os he soltado; no dudo de que las cosas queden un poco más claras, aunque solo sea un poco, y no os dejéis engañar por afirmaciones partidistas; y quede meridianamente claro que el solar histórico VASCÓN es la actual Navarra, y una pequeña porción olvidada hacia el este y el sur; y que el resto es VASCONIZADO, que equivale a Vascongado que es la acepción lingüística utilizada durante siglos y que ahora se ha quedado simplemente en “vasco” llevando a equívocos intencionados al personal.

Además de que desde el principio existían diferencias importantes entre ellos, que se agudizan cuando unos se inclinan hacia la por entonces todopoderosa Castilla y los navarros crean el reino de Pamplona primero y el de Navarra posteriormente; siendo Navarra el último solar que se adhiere por las armas a lo que actualmente conocemos como España; incluso después de la conquista de Granada (esto no lo explico que es muy canso y yo no cobro).

Ahora, si queréis comenzamos a dialogar sobre el tema.

Un saludo.