La operación Luna contra la pederastia está resultando especialmente dura para la Policía no sólo por la crudeza de las imágenes con las que se está encontrando sino por el nivel de implicación de quien hasta el jueves era uno de los suyos. Tal y como adelantó EL MUNDO el pasado domingo, el inspector de la Brigada de Extranjería de Madrid detenido por grabar vídeos sexuales con menores en su chalé de Paracuellos del Jarama (Madrid) está salpicado de lleno. En prisión desde el sábado.
Para los agentes está siendo especialmente doloroso. Con cada paso, la investigación destapa tintes más sórdidos y presentan a su protagonista como un verdadero depredador sexual, un auténtico «peligro» para cualquier menor que tuviera cerca.

Las pesquisas apuntan a que además de filmar las cintas, el inspector -soltero y de 50 años- también participaba en ellas. Y lo hacía, evidencian las pruebas, de manera activa. El sexo era explícito, según ha podido saber este periódico de fuentes del caso. El policía era un hombre especialmente dinámico en el truculento mundo de la pederastia donde poco a poco fue subiendo peldaños.
Comenzó consumiendo material pornográfico con menores a través de internet y terminó produciendo vídeos caseros en los que también participaba, tal y como se desprende de la investigación. Un juez de Torrejón de Ardoz le envió a prisión tras tomarle declaración la tarde del pasado sábado. Le imputa un delito de prostitución infantil y otro de posesión de material pedófilo. Los investigadores, sus compañeros hasta hace nada, han echado el resto con este caso.
Además, los agentes buscan a su cómplice, al otro hombre que también participaba en los vídeos que se filmaban en el chalé con menores -siempre chicos- que apenas rondaban los 11 años. Todavía no le han detenido. La operación Luna comenzó a finales del pasado mes de enero y ha sido desarrollada por el Grupo Primero contra la explotación sexual en Internet de Madrid y por la Brigada de Policía Judicial de Alicante. En febrero, cayó el inspector.
En ese momento, se encontraba en Alicante -precisamente en la Policía Judicial- de manera transitoria a la espera de un traslado. Vivía en Mutxamel, donde la Policía se incautó de un ordenador que le retrató desde el minuto uno. Se le detuvo por posesión de material pornográfico en el que aparecían menores. Fotos de alto contenido sexual. Su ordenador guardaba una cantidad de archivos muy voluptuosa. En su declaración, admitió que efectivamente le gustaba consumir este tipo de contenidos. Quedó imputado y en libertad. En ese momento, no pasaba de ser un mero consumidor.
El asunto lo asumió el titular del Juzgado de Instrucción número 5 de Alicante, Manrique Tejada, que abrió diligencias de investigación. Después, el inspector pidió el traslado a Madrid, a la Brigada de Extranjería. Sus compañeros no le habían perdido de vista, que se sintiera cómodo y confiado formaba parte de la segunda fase del plan: la de pillarle con las manos en la masa. Algo que sucedió hace semanas. El objetivo de dejarle hacer bajo un férreo control dio sus frutos. Tras numerosos seguimientos, del registro de su chalé emergieron cintas que él mismo había grabado con niños a los que pagaba a cambio de que participaran en ellas. Le arrestaron el jueves y el sábado ingresó en prisión.
El juez de Torrejón se han inhibido a favor del juzgado alicantino cuyo titular, de acuerdo con la ley, ha de convocar una comparecencia para ratificar o dejar sin efecto la prisión acordada por el juez madrileño.

http://www.elmundo.es/comunidad-vale...e018b4572.html