El Tribunal Supremo ha confirmado la condena de 35 años de cárcel Sara L.H., la mujer de Pilas (Sevilla) que mató a dos bebés a los que acaba de dar a luz y congeló sus cadáveres. El tribunal le considera culpable de dos delitos de asesinato con alevosía y ratifica las condenas de 17,5 años de prisión que le impuso por cada crimen la Audiencia Provincial de Sevilla.
En una sentencia de la que ha sido ponente el magistrado Perfecto Andrés, la Sala de lo Penal del Supremo rechaza que se haya vulnerado el derecho a la presunción de inocencia de la mujer y sostiene que existe "un cuadro de indicios ciertamente exuberante” contra ella. La sentencia da por probado que, en los dos casos, la madre ocultó los embarazos. Los bebés (uno nacido entre 2001 y 2008 y otro, en 2011) nacieron vivos y la madre los asfixió, metió los cadáveres en una bolsa de plástico y los ocultó entre alimentos en el congelador. Uno en el del frigorífico y otro en un arcón. “La acusada disimuló con eficacia sus embarazos; los niños nacieron vivos y, precisamente, alumbrados por ella, que dio a luz en soledad por propia decisión; llegaron a respirar; su muerte no fue natural y aconteció en este contexto; y fue ocultada, del mismo modo que el nacimiento, por el procedimiento de encerrar los cadáveres en un congelador, donde tiempo después serían descubiertos", señala el tribunal.
El primer bebé fue encontrado el 9 de noviembre de 2012 por el entonces marido de la acusada mientras limpiaba el frigorífico y el congelador. El hombre avisó a la policía. Días después, mientras limpiaba un arcón congelador de su casa, el padre encontró el segundo cadáver. En el registro de la vivienda tras el aviso del padre, según el testimonio de uno de los agentes, se localizaron fajas, dos agendas con un control "estricto" de las menstruaciones de ella y un ordenador en el que había búsquedas con las palabras teratógeno, sustancia que provoca malformaciones en el feto, "rotura de bolsa a los seis meses", "parto prematuro" y "sintrón", medicamento que le encontraron. El matrimonio tenía tres hijos menores de edad y cuando se descubrieron los hechos, la mujer, que entonces tenía 37 años, estaba embarazada de ocho meses, pero nadie de su entorno lo sabía.

Durante el juicio, Sara L. H., aseguró que solo recordaba el primer parto y defendió que ocultó a su familia los embarazos por miedo a que su entonces marido le obligara a abortar, como ya lo hizo en dos ocasiones anteriores. Su exmarido, sin embargo, afirmó que solo recordaba que su exmujer abortara una vez y que fue de mutuo acuerdo.


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