El hasta hace unos pocos días delegado del Gobierno en la región, Joaquín Bascuñana, ha acabado imputado por el Juzgado de Instrucción Número Nueve de Murcia como presunto responsable de un delito de desobediencia. En concreto, el exdelegado está acusado de negarse a mostrar su documento nacional de identidad a agentes de la Guardia Civil en un control de tráfico.

Según fuentes cercanas a la investigación, en la mañana de ayer el juzgado todavía no había conseguido entregar el auto a Bascuñana, que el día anterior aprovechó para visitar la Comandancia de la Guardia Civil, supuestamente para despedirse de algunos cargos tras su cese como delegado. Finalmente había presentado su dimisión el pasado 9 de junio, Día de la Región de Murcia.

Los hechos por los que se han incoado estas diligencias se remontan al 21 de septiembre del pasado año, cuando Bascuñana se dirigía con tres personas más en un vehículo hacia Murcia. Al parecer venían desde Molina de Segura, que estaba celebrando sus fiestas patronales.

A la altura del kilómetro 388 de la carretera nacional 301, en la conocida como rotonda de Isla Grosa, había desplegado un control de Tráfico de la Guardia Civil, donde se le dio el alto al vehículo en el que viajaba Bascuñana. Según la versión que ofrecieron varios de los agentes que participaban en dicho operativo, cuando uno de ellos se dirigió al conductor del vehículo el exdelegado interrumpió la conversación, requiriendo al agente para que le informara si había alguna novedad.

Ante la negativa del guardia a contestarle, Bascuñana salió del vehículo y continuó exigiendo a los agentes que le informaran de las novedades, según plasmaron los propios agentes en un informe interno elaborado después del incidente.

Ante la actitud de Bascuñana, los agentes le pidieron que se identificara mostrando su DNI, algo que se negó a hacer el exdelegado.

Según el citado documento, parecía encontrarse bajo los efectos del alcohol, y exigió hablar con un superior. Al parecer, también llegó a pedir a uno de ellos que se cuadrara ante él.

Ante tal situación, y dado que el atasco que se estaba organizando en la rotonda ya era considerable, los agentes decidieron comunicar lo sucedido al máximo responsable de tráfico, un capitán que optó por que se dejara marchar al exdelegado y que también se halla implicado en las diligencias del Juzgado Número Nueve.

El vehículo partió sin que ni siquiera el conductor fuera sometido a un control de alcoholemia. Y los agentes optaron por elaborar un documento interno para dejar constancia de que por orden superior habían dejado marchar a alguien que se había negado a identificarse en un control.

Distintas fuentes consultadas indicaron que «cualquier ciudadano tiene la obligación de identificarse si se lo requiere un agente de la autoridad; resistirse conllevaría habitualmente a la detención» de la persona.

Desde el primer momento, cuando LA OPINIÓN publicó la información de lo ocurrido, Bascuñana negó tajantemente los hechos y dio una versión completamente distinta a la relatada por los agentes, que también están citados a declarar en calidad de testigos.

«Ante la dificultad de que no me pudieran reconocer dentro del coche, salí del vehículo y le dije que era el delegado del Gobierno. Me di cuenta de que no me había reconocido, pero no me pidió ningún documento y el tema no fue a más. En ningún momento falté al respeto a ningún guardia civil ni le grité», dijo entonces.

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