Para oficios duros, el de recaudador de impuestos griego. Los enviados especiales de la prensa describen casos en los que los inspectores tienen que huir a la carrera perseguidos por la muchedumbre. Tan contraria es la cultura local a cumplir con el erario que a finales del año pasado los griegos debían al Estado más de 80.000 millones de euros en impuestos, suficiente para que nos hubiéramos ahorrado las últimas semanas de angustia y no estuviéramos hablando de un tercer rescate.

Pero como bien recordaba el escritor griego Petros Markaris, la responsabilidad de lo que le sucede a Grecia es, principalmente, de Grecia.
Si en algo nos parecemos a los griegos es en que tampoco aquí la culpa es nunca nuestra.

Si el primer ministro griego tuviera algo de dignidad política, dimitiría tras haber tenido que ofrecer un plan de ajuste en el que asume más compromisos de los que le pedía Europa antes del corralito y el referéndum. El primer ministro pidió el no para fortalecer su posición negociadora y logró justo lo contrario, añadiendo penurias innecesarias a los griegos. Pero el verdadero drama de países sin cultura de la responsabilidad es que están condenados a repetir los errores del pasado. Porque, ¿qué razón tendrían para hacer las cosas de otra manera si todo lo malo que les ocurre es culpa de otros?

http://www.elmundo.es/opinion/2015/07/12/55a142e822601d6e438b457c.html

Es un buen recurso….culpabilizar al otro.