'Operación Telar: En busca del tapiz robado'
El 7 de diciembre de 1979 la banda de Erik el Belga, uno de los principales ladrones de obras de arte del siglo XX, saquea la catedral románica de Roda de Isábena, en Huesca. Entre los objetos sustraídos, valorados en casi un millón de euros de la época, se encuentra el tapiz 'De la Virgen y San Vicente', una joya del arte flamenco del siglo XVI de gran valor económico y sentimental para los vecinos de Roda Isábena.
Tras su robo no se volvió a saber nada de la pieza hasta el año 2010, cuando una historiadora española reconoció este tapiz en el catálogo BRAFA, una conocida Feria de Antigüedades y Bellas Artes de Bélgica. Tras denunciar que el tapiz robado podría estar a la venta en Bélgica, el Grupo de Patrimonio Histórico de la Guardia Civil comenzó una larga y ardua investigación con un claro objetivo: devolver el tapiz a su lugar de origen.
Un viaje por varios países del mundo
Pero en el momento de la denuncia el tapiz ya había sido vendido. ¿Quién lo había comprado? ¿En qué lugar del mundo estaría en ese momento?
Erik el Belga, detenido en España en enero de 1982, confesó que tras el expolio a Roda de Isábena vendió el tapiz en el mercado negro y desde entonces la pieza pasó por varias manos hasta conseguir "blanquearla", un viaje de más de 30 años que ahora le tocaba reconstruir a la Guardia Civil. "El tapiz primero se vendió en Bélgica, de ahí pasó a una sala de subastas de Múnich, donde lo adquirió un ciudadano italiano. Este ciudadano no tenía los contactos suficientes para venderlo y tuvo que asociarse con otras dos personas que tenían una gran vinculación con la sala de subastas detectada. Finalmente descubrimos que el tapiz se encontraba en Estados Unidos", explica Javier Morales, Capitán Jefe del Grupo de Patrimonio Historico de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil.
Demostrar que era el original rodabo, y no una copia
La empresa estadounidense que había comprado el tapiz y que lo tenía expuesto en una galería en Houston (Texas) en el momento de la investigación se escudó en que su tapiz no era el original robado en Huesca, sino una copia del mismo. Pero un artesano en el siglo XVI no es capaz de hacer una reproducción exacta de un tapiz anterior... Así que aquí entró en juego el Servicio de Criminalística de la Guardia Civil, que para demostrar que se trataba del tapiz de Isábena realizó un minucioso análisis comparativo a raíz de dos fotografías del tapiz original (una de 1920 y otra de 1940) y la fotografía expuesta en el catálogo BRAFA.
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