Pertrechados hasta el cuello por un mono verde carcomido ya por el rastro negro que deja el humo, los componentes de la Brigadas de Refuerzo en Incendios Forestales (BRIF) de Toledo apuraban el desayuno pocos minutos después de las siete de la mañana. Este lunes, volvían a la carga contra el incendio que asuela desde la tarde del sábado la comarca aragonesa de las Cinco Villas (Zaragoza. Un fuego que ha arrasado más de 13.500 hectáreas y que aún permanece activo, pero que los efectivos desplegados han conseguido ya estabilizar. "Y evoluciona favorablemente", señalan fuentes del Gobierno regional, que aún investiga las causas del fuego, aunque baraja como hipótesis que la chispa de una cosechadora originara "el desastre"
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Cerca de 1.500 vecinos de cinco pueblos tuvieron que ser desalojados de sus casas: los de Farasdués, Biota y Malpica de Ariba ya volvieron el domingo; y los de Asín y Orés han empezado a hacerlo a lo largo de este lunes. "El incendio ha tenido una evolución aceptable esta noche, lo que ha permitido que el perímetro afectado no siguiese creciendo", aseguran fuentes del Gobierno de Aragón, que ha rebajado el nivel de riesgo de incendio forestales. La carretera A-1204, que había sido cortado, la han reabierto. Y 420 personas y 19 medios aéreos trabajan desde esta mañana en las labores de control y extinción.
El incendio en la comarca de las Cinco Villas, el sábado. / JAVIER CEBOLLADA (EFE)



En esos trabajos participó el domingo el equipo de Luis, de 38 años, que aterrizó ese mismo día en la comarca de Cinco Villas. Llegó en helicóptero desde Toledo, después de que el Ministerio de Medio Ambiente movilizara a efectivos del BRIF de otras provincias. Con más de 13 años a sus espaldas participando en la extinción de incendios, se preparaba en la mañana del lunes para volver a la actividad junto a sus compañeros. Tras intervenir en primera línea todo el domingo, a primera hora de la mañana se dirigían a una base de la zona a la espera de nuevas órdenes: les iban a comunicarán si debían volver a actuar. "Alrededor de 300 personas han trabajado de forma intensa durante toda la noche para continuar sofocando focos. El cambio del viente y el aumento de la humedad han facilitado el trabajo a los equipos terrestres", indica el Ejecutivo regional.
El incendio ha quemado 13.500 hectáreas. Más de la mitad son cultivos de cereales. Del resto, la mayor parte es pino carrasco natural. Los equipos de extinción se muestran optimistas, pero los técnicos mantienen la prudencia. "Por las elevadas temperaturas previstas para este lunes y el giro del viento", señala el Gobierno de Aragón. "Que el fuego se fraccionase durante su propagación, ayudó", señala uno de los efectivos que intervino este fin de semana en las labores de emergencias. Junto a él, otras 500 personas se han sumado a los trabajos —con 26 medios aéreos—, además de 341 militares de la Unidad Militar de Emergencias (UME).

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