El alcohol que encontramos en las bebidas alcohólicas es el etanol o alcohol etílico.
Es un líquido incoloro de olor característico y soluble en agua. Encontramos dos tipos de alcohol en las bebidas alcohólicas:
Fermentado: aquel que proviene de la fermentación de los azucares de frutas y cereales. Formarían parte de este grupo la cerveza, el vino, la sidra y el cava. Su graduación, el porcentaje de alcohol puro, ronda del 5% al 15% aprox.
Destilado: el resultado del proceso de destilación de los alcoholes fermentados. En este grupo estarían todas aquellas bebidas con una graduación mayor al 20% aprox.
El alcohol etílico es un depresor del sistema nervioso central, es decir, que ralentiza las funciones vitales.
Según la dosis se pueden experimentar diferentes efectos.
A dosis bajas y/o moderadas puede provocar estados de euforia y de estimulación.
Sin embargo, a dosis altas ralentiza todas las funciones vitales pudiendo inducir incluso el coma.
Al entrar en el organismo, es rápidamente absorbido por el aparato digestivo y particularmente a través de la mucosa bucal.
A los 5 minutos ya puede encontrarse alcohol en la sangre y su concentración máxima se produce aproximadamente a los 30 minutos de su ingesta.
Una vez en el organismo, el alcohol recorre prácticamente todos los sistemas corporales, siendo en el cerebro donde se producen los efectos psicoactivos.
El 90% del alcohol ingerido se elimina a través del hígado, el 10% restante mediante la respiración, la orina y el sudor.
POSOLOGIA:
Según las diferentes proporciones de alcohol contenidas en los diferentes tipos de bebida, se acostumbra a tomar entre 10 gramos (caña de cerveza, vaso de vino o chupito)
20 gramos (cubata) de alcohol por consumición.
Se estima que puede existir un consumo de riesgo a partir de cierta cantidad en un mismo día.
Para los hombres se considera un consumo de riesgo aquel superior a 40 gramos de alcohol puro al día.
Para las mujeres, a partir de 24 gramos de alcohol puro al día.
Estas cantidades son orientativas.
El consumo de alcohol puede producir daños en los consumidores dependiendo de multitud de variables: sexo, edad, peso, estado físico, estado psíquico, tipo de alcohol, situación, etc.
©jlopez1957
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