Gracias Coboluda y gracias Faraona por opinar en este hilo del que pensaba tendría que ponerme el casco protector por atreverme a ir en contra de algo tan de moda como la tenencia de perros en las viviendas como mascotas.
Puede parecer un problema secundario ( como decía aquél del problema okupa) pero dada la configuración más generalizada de nuestras ciudades ( bloques de viviendas acolmenadas) puede, y de hecho se convierte, en un problema muy grave de convivencia.
Particularmente creo que tenemos una asignatura pendiente con el tema de los ruidos, en general, y de los perros en particular. Legislamos sobre una cantidad enorme de problemas ( lo que es bueno y aconsejable) pero nos olvidamos de otra serie de problemas que también afectan a la convivencia y a la salud ( en este caso mental y del sistema nervioso)
¿Podéis imaginaros lo que puede suponer después de una jornada de chicharrera calorífica a 40º acompañados del enorme coro de ruidos de todo tipo de una ciudad como Madrid y que cuando ya no puedes más y por lo menos el termómetro baja cuatro o cinco grados dándote un mínimo respiro los vecinos perrunos comiencen su serenata particular? Si Torquemada viviese en nuestros días lo adoptaba como método inquisitorial de tortura. Y lo que es peor…nadie protesta y traga orfeón sin chistar. Claro que luego recapacito y me doy cuenta que el 70% de los “beneficiarios” son propietarios de perros como mascotas.
Pero la traca viene ahora.
Se llama a la PL y se recoge el sonido de la serenata a la luz de la luna para su constatación. Atienden muy correctamente y dicen que “a ver si hay alguna patrulla disponible” .Pasan tres horas y nadie se presenta. Se vuelve a llamar y esta vez se dice que deben estar maltratando a un animal por los aullidos que emite. Y esta vez en quince minutos aparecen dos patrullas y una del servicio cinológico del ayuntamiento dispuestos a todo con tal de evitar el sufrimiento del animal.
A todo esto aparece el dueño del perro en cuestión con un colocón de “chocolate” del 12’5. Un chaval de unos 30 años que se queda indiferente ante el circo que se ha montado en la calle. Preguntado si es el dueño del perro en cuestión alega que no, que él vive en otro piso, pero el DNI y los nombres de los buzones le traicionan. Una vez reconocida la responsabilidad sobre el animal alega “que lo ha dejado solo porque se ha dado una vuelta”….desde la 6 de la tarde a las 4 de la madrugada ( se ve que el colocón ha distorsionado el cálculo de las horas o simplemente se ha perdido)
Por fin, más o menos a las 4`30 de la madrugada vuelve la paz al barrio; pero no tarda en ir aclarando y poco a poco vuelve el tormento diario.
De detritus y guarrerías no hablo. Las cochiqueras de los cerdos son modelos de pulcritud a la hora de las comparaciones.
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