Las comparaciones son odiosas y el alcalde se lo ha puesto fácil a sus opuestos al hacer comparaciones.

Otra cosa es que probablemente la palabra bandera designa algo mucho más solemne y oficial que un simple emblema de un colectivo, y que como tal emblema no tiene porqué dársele la categoría solemne digna de figurar en los mástiles de los centros oficiales.

Y que dicho de otra manera, los problemas actuales de España son mucho más serios y profundos como para poder quedar siquiera mitigados por el oportunismo político de ser todos, al parecer, amiguísimos actualmente del colectivo gay.

Una simple opción personal de unos cuantos, no un interés estratégico social.