No sé. Quitando la parte moral del caso en realidad da igual qué da lo mismo. Esa asesina ya está en la cárcel por otras “heroicidades”, seguramente ( lo desconozco) tendrá cientos de años de condena y esas cosas, pero debido a su juventud saldrá un día de la cárcel y podrá vivir libremente en una sociedad que no se la merece.
Lo que fastidia de todo esto es corroborar las distintas interpretaciones que los jueces pueden hacer de un mismo hecho, y el desmesurado amparo jurídico que se da a los delincuentes en detrimento de aquellos que siempre tratan de cumplir escrupulosamente con las normas de convivencia.
También me llama la atención, y de forma negativa, esa parte de la sentencia que viene a decir que no sire lo confesado ante los agentes de la autoridad o basarse en acusaciones de “un colega”. No sé. No soy jurista. Soy un simple ciudadano que basa su raciocinio en bases deductivas categóricas y en el más básico sentido común; y ese sentido común que se supone a la especie me hace cortocircuitar las entendederas al leer estas cosas.
En fin. Como siempre una patada donde todos sabemos a los familiares de la víctima y una injusticia para la memoria del único que verdaderamente ha salido perdiendo con esta maraña de leyes, interpretaciones, políticas y chanchullos varios.
Solo queda confiar, en que si existe a justicia divina, esta no se equivoque ni “interprete”.