Cuando quien quiere estudiar en español sufre acoso en las aulas

A Artur Mas se le llena la boca estos días con apelaciones a que una futura Cataluña independiente garantizará los derechos de todos los ciudadanos por igual y que no existirá discriminación a los castellanoparlantes.

Imposible de creer sus palabras cuando constatamos el acoso a los alumnos que quieren que se aplique la ley que garantiza la enseñanza en español en Cataluña. El MUNDO publica hoy un elocuente informe sobre las presiones y los insultos que han recibido las familias que querían educar a sus hijos en castellano.

El caso más llamativo es probablemente el de una niña de siete años que fue increpada por sus compañeros de aula en una escuela de Sabadell por el imperdonable pecado de llevar un escudo de España en un cuaderno. La niña sufrió insomnio, cardiopatías y crisis de ansiedad hasta que fue cambiada de centro.
Otro caso muy reciente es el sucedido en un colegio público de Mataró, donde cientos de manifestantes increparon a unos padres que habían exigido que sus dos hijos tuvieran el porcentaje que marca la ley de educación en castellano. Y en Balaguer una familia ha tenido que sacar a sus hijos de otro centro por las presiones de los nacionalistas y de la dirección de la escuela.

No solamente no se cumple la ley en esta materia, sino que además se manipulan y falsean los textos escolares para adoctrinar a los alumnos de suerte que hay profesores que denuncian que la palabra España no aparece en los libros de Historia o que no se enseña a los niños la existencia de otras comunidades autónomas. Increíble pero cierto.

"El adoctrinamiento supera lo admisible", declara uno de los padres que está sufriendo el problema, que se ha agudizado a lo largo del último año en la medida en que se intensificaba la ofensiva soberanista y se acercaba la consulta del 9 de noviembre.

No faltará quien argumente que se trata de casos aislados que no reflejan la realidad social. Pero no es así. Existe una política de inmersión para expulsar al castellano de las aulas e inculcar los valores del nacionalismo. El propio Jordi Pujol lo teorizó en un libro escrito en 1976, estableciendo un guión que los Gobernantes de Cataluña han seguido hasta la fecha.

Quien desee que sus hijos se eduquen en castellano tiene que pagar un colegio privado, como hacía José Montilla. Igual está sucediendo en otras comunidades como Baleares. Y ello no es una casualidad sino una voluntad deliberada de utilizar la educación como un arma política y como un instrumento de propaganda, sin importar lo más mínimo el rigor en las materias que se imparten.

La educación se ha convertido en una herramienta formidable en manos de los nacionalistas para la construcción nacional. El tiempo les ha dado la razón porque existe hoy una generación de catalanes de menos de 30 años educada en la ignorancia y el desprecio a lo español.

Los intentos del ex ministro Wert a través de la LOMCE de defender el idioma nacional en Cataluña han sido un fracaso, por lo que no queda ya otra alternativa que plantearse la viabilidad del modelo, máxime tras la negativa de la Generalitat a cumplir las numerosas resoluciones judiciales en esta materia.

El problema es que el Gobierno carece de fuerza para exigir que se respete la ley en Cataluña, lo cual inevitablemente nos lleva a plantear si ha llegado la hora de retirar a la Generalitat las competencias en materia de educación, una opción que no es deseable pero que empieza a ser necesaria.

http://www.elmundo.es/opinion/2015/09/16/55f8729c268e3e37178b45f3.html