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  1. #1
    Teniente General Avatar de Nefertari
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    Articulos de opinión....

    Carlos Herrera sacude sin conmiseración

    'La gymcana de los idiotas'

    Nunca tanta demagogia de farfolla se dio de manera tan profusa: los ha habido que han rechazado la vara de mando

    El artículo aparece este 20 de junio de 2015 en 'ABC' y dada la personalidad del autor y el sarpullido que suelen levantar sus cíticas a la tropa de mamelucos, malandrines y pichaflojas que puebla el panorama político español, no nos resistimos a la tentación de reproducirlo... para deleite de los lectores y vergüenza de los citados:

    Esto parece una gymcana (¿se dice así?), una de esas pruebas de esfuerzo en las que los contendientes deben superar determinados obstáculos y obtener el premio al más completo: el que más salta, el que más corre, el que tiene mejor cintura, el que resulta más habilidoso.

    La constitución de los ayuntamientos ha brindado un ramillete de participantes de gymcana dispuestos a epatar al jurado y a mostrar su capacidad para superar el «más difícil todavía» (Antonio Miguel Carmona: "La imagen de Madrid se ha deteriorado y puede frenar la llegada de inversión extranjera").

    Y, en función de ello, cuesta decidir quién se lleva el primer premio gracias a la masiva participación de mamarrachos en la prueba final de acceso al escañín de concejal. Parece que hubieran dicho «es mi minuto de gloria y ahora o nunca» y así han prometido su cargo, menos por Snoopy, por un puñado de soflamas extraordinarias:

    Unos por la revolución, otros por la república, otros por «la gente», otros por el feminismo, otros por el ajuste de cuentas, otros por la «libertad del territorio», otros por el «odio a las oligarquías» y otros por la madre que los parió, que a tenor de lo visto se quedó muy tranquila.

    Nunca tanta demagogia de farfolla se dio de manera tan profusa: los ha habido que han rechazado la vara de mando (como si fuera algo que hubieran de llevar hasta el inodoro), los ha habido que han teatralizado su llegada en bicicleta a los consistorios, o su utilización del metro o del autobús, o su sorpresa por las dimensiones de sus habitáculos de trabajo ("¿Explicará Carmona que se siente al pactar con un partido cuyo líder le llamó subnormal?").

    Los ha habido que han increpado a los militares que asistían protocolariamente a las tomas de posesión, así como otros han increpado violentamente a los que consideraban inadecuados para el nuevo tiempo revolucionario que encarnaba su elección.

    Los ha habido que se han precipitado a proponer estupideces propias de este tiempo de cretinos. Y los ha habido que han escenificado como un ballet de meticulosa sincronización toda una suerte de proclamas vengativas propias de tiempos en las que no habían nacido ni sus padres.
    Todos ellos, por cierto, apoyados y aupados por este generador de perplejidad que ha resultado ser el Partido Socialista Obrero Español, el más perfecto de los tontos útiles jamás hallado en las campas de la representación política española de todos los tiempos.

    Puede resultar cierto que de la danza al crimen media un trecho largo, pero habrá que ver cuánto tiempo transcurre entre que un mamerto de los aupados a la gobernanza local suelta su diarrea verbal y, por otra parte, descubre que el problema del tráfico no se soluciona apelando a la lucha del Che (¿Mantendría Carmena como concejal a alguien que se cachondease en Twitter de los abogados comunistas asesinados en Atocha?).

    Es evidente que llegará un día en el que las cosas no se arreglen con eslóganes de coleta barata y casposa, y ese será el día en el que se apercibirán de que las alcantarillas no se limpian con ideología de quincalla y en el que los administrados, por muy sectarios que sean, reclamarán resultados prácticos como solución a sus problemas, los cuales no se solventan por el hecho de que la cuentista de su alcaldesa llegue en metro a trabajar (cosa que apenas durará tres días antes de que reconozca no tener más remedio que utilizar su coche oficial).

    Veremos si en ese momento los profesionales de la venganza absurda se vuelven a desencantar y se dan cuenta de que las cosas no se solucionan revocando acuerdos con la Santa Sede o prohibiendo la fiesta de los toros, como algún imbécil propone (Las confesiones y penas de Pablo Iglesias: "Que haya 500 presos de ETA lejos de casa es trágico").

    Nadie nos quitará, no obstante, el recuerdo del bochornoso espectáculo que han ofrecido durante los primeros días de fiesta la serie de inútiles que la ciudadanía y los pactos vergonzantes han colocado en el machito de las cosas.
    Han creado un escenario absolutamente idóneo para que todos los inversores nacionales e internacionales echen a correr y no paren hasta llegar a Baden-Baden. Sitio que muy cercano me parece.

    http://www.periodistadigital.com/opinion/politica/2015/06/20/carlos-herrera-sacude-sin-conmiseracion-a-psoe-y-podemos-la-gymacana-de-los-idiotas.shtml


    Muy clarito y sin complejos. Para leer con calma.
    Todas las veces que Sánchez dijo que no pactaría con Podemos, ERC y Bildu
    Éstas son todas las veces que lo prometió en falso y ante las cámaras que no habría tratos con comunistas, separatistas y proetarras, fuerzas políticas que ya no le quitan el sueño al presidente Sánchez.

  2. #2
    Campagnolo
    Guest
    Sublime Herrera, como siempre.

  3. #3
    jl@pez1957
    Guest
    De nuevo un buen hilo que has comenzado.

    Cada uno de nosotros tenemos unas sensibilidades en lo social, político, personal, etc.

    Y vemos en la prensa escrita o en los medios digitales escritos o artículos que nos gustan o nos dicen algo más que un titular de prensa.

    Es una nueva forma de compartir.


    Va el primero por ser de actualidad:



    Premio a la xenofobia
    Un extremista como candidato popular en Cataluña es una pésima noticia
    Albiol, un agitador que coquetea con el racismo




    La renuncia de Alicia Sánchez-Camacho a la cabecera de cartel del PP para las elecciones catalanas del 27 de septiembre era una noticia anticipada hace días por este periódico. Camacho acompañó bien la política de apoyo mutuo de Mariano Rajoy y Artur Mas cuando aquel estaba en la oposición, pero desde que Mas inició su conversión al secesionismo ni supo reconducir al antiguo aliado ni pudo convencer a la cúpula de su partido de la necesidad de ofrecer alternativas a los catalanes que fueran más allá de la defensa de la legalidad. Y convirtió un partido parlamentario en otro con maneras abruptas poco propias del parlamentarismo. Su final, pues, es lógico. No tenía ya nada que ofrecer a nadie.

    Pero su sustitución por el extremista Xavier García Albiol resulta una pésima noticia. Exalcalde de Badalona, la tercera ciudad catalana, Albiol ha hecho toda su carrera casi exclusivamente al compás de las campañas xenófobas contra la inmigración, en la línea de la periclitada Plataforma per Catalunya o de movimientos como la ultraderecha francesa, de los que solo se diferencia en que no exhibe un discurso antieuropeo.

    Las extremas derechas continentales se han basado y se basan en la agitación contra los inmigrantes como presunta causa de todos los males que aquejan a nuestras sociedades, lo que se disfraza con zafias coartadas. Así, la discriminación en función del origen geográfico de los residentes se enmascara en el presunto derecho a prelación de “los de aquí”, “los de casa”, categoría indeterminada, antijurídica y antipolítica. La justificación de que tienen mejor derecho a los servicios sociales quienes llevan años pagando impuestos es falsa: causan derecho todos los que pagan impuestos (no en función de cuántos ejercicios) o simplemente acreditan los requisitos exigidos en cada caso, de vecindad, necesidad o desprotección. Lo mismo sucede con el argumento de que la capacidad de acogida es limitada, si no se acompaña con demostraciones cuantitativas irrefutables. O con la suposición de una mayor criminalidad entre los inmigrantes: quizá frecuenten más las pequeñas faltas, pero todavía no se ha descubierto entre ellos a ningún gran estafador de los que hoy pisan los juzgados.

    Nombrar candidatos de este perfil confirma el temor del PP a perder a sus votantes más radicales, pero enajena a los moderados y centristas, que son muchos más. Albiol ha sido designado para competir en Cataluña, justo donde la mediana del voto se acerca más al centroizquierda. Le será más que difícil competir con las otras ofertas, en general más moderadas, del espectro no independentista.

    Tan sorprendente como lo anterior resulta constatar el vaivén estratégico que supone esta designación: baste recordar que el puesto de Albiol lo ocupó no hace tantos años una persona de modales tan civilizados y homologables como Josep Piqué.



    ©jlopez1957
    Última edición por jl@pez1957; 29/07/2015 a las 10:35

  4. #4
    jl@pez1957
    Guest
    Y sobre el mismo tema la opinión de Albert Rivera.

    La solución para Cataluña



    Seguramente desde la entrada en vigor de la Constitución española de 1978 no habíamos vivido momentos tan convulsos y a la vez tan decadentes en la política catalana. Y si algo positivo hay que sacar del reto al orden constitucional que ha lanzado la Convergència de Artur Mas es que hasta hace pocos años la proliferación del nacionalismo era un asunto solo catalán y ahora ha pasado a ser un problema nacional para la mayoría de los españoles.

    Estos días todo el mundo se hace la pregunta del millón: ¿Hay alguna solución para reconducir la situación en Cataluña? Sinceramente, creo que sí que la hay pero, como es lógico, los problemas complejos y que se han ido construyendo durante décadas no tienen soluciones sencillas ni de un cuarto de hora.

    Otros artículos del autor

    Un primer año positivo
    Ciudadanos, un proyecto para España
    Lo primero que deberíamos hacer es asumir la máxima de Albert Einstein: para conseguir resultados distintos no podemos seguir haciendo lo mismo. Los pactos de PP y PSOE durante dos décadas con los Pujol o con la ERC de Carod Rovira, lejos de haber sido una solución, han agravado el problema, dejando abandonada Cataluña en manos de los dirigentes nacionalistas y dejándoles, con ello, todas las competencias, controles y recursos necesarios para intentar construirse desde la autonomía catalana su hipotético Estado catalán.

    Por tanto, si queremos revertir la situación, no ya en los próximos días, pero sí cambiar drásticamente la dinámica en los próximos años, debemos salir a ganar las elecciones autonómicas del 27-S. Es urgente que en Cataluña, después de 35 años de autogobierno, tengamos por primera vez un Gobierno leal a la Constitución, europeísta y que defienda la autonomía de Cataluña sin cuestionar las bases fundamentales de nuestra democracia: que los españoles somos iguales entre nosotros, que somos y queremos seguir siendo solidarios, que defendemos las libertades individuales por encima de las respetables identidades de cada ciudadano y que seguiremos estando juntos dentro de una España democrática, diversa y unida.

    Para tener un Gobierno catalán democrático, que respete las leyes y las sentencias judiciales, que tenga las manos limpias y que no gobierne o para los separatistas o para los constitucionalistas, sino para todos los catalanes, lo que debemos hacer es no caer en la política de bandos de Artur Mas. Por tanto, debemos presentarnos a las elecciones con nuestros programas de Gobierno, buscando después del 27-S una nueva mayoría parlamentaria que pueda investir presidenta o presidente a alguien que defienda la convivencia y encabece un Gobierno cuya principal función sea restablecer los puentes rotos entre los propios catalanes, y los lazos con el resto de españoles. Solo de esa manera Cataluña podría dejar de ser un problema para volver a ser un activo, como siempre lo fuimos para el conjunto de España y para el proyecto de unificación europea.

    Un Gobierno para todos los catalanes exige no caer en la política de bandos de Artur Mas

    Pero para volver a seducir y convencer al corazón, la cabeza y el bolsillo de la mayoría de catalanes de la importancia de participar en el proyecto común español y europeo no será suficiente con un cambio de Gobierno y de actitud en la Generalitat, sino que necesitamos impulsar una nueva era política en España, que reconstruya nuestra nación de ciudadanos, que fortalezca nuestra democracia, nuestros valores civiles y nuestras instituciones, huyendo del inmovilismo y del populismo, igual de nocivos ambos para la evolución de nuestra sociedad.

    Necesitamos un nuevo Gobierno de España y una nueva mayoría parlamentaria que no solo invoque el cumplimiento de la ley, que es necesario para cualquier sistema democrático, sino que además sea consciente de que no se puede gobernar de la mano de quienes quieren romper la nación que gobiernas o saltarse las leyes, ni ignorar y negar los debates que la sociedad para la que trabajas está demandando desde hace años, incluidos buena parte de los catalanes. España, después de 30 años de prosperidad económica, de bienestar social y de democracia, necesita una modernización de nuestras instituciones, de nuestros partidos políticos y agentes sociales, y de nuestro modelo económico y social para recuperar la casi extinguida clase media y trabajadora.

    El mejor antídoto frente al populismo nacionalista —que bien se resumía en el eslogan España nos roba— es que España funcione. Y la España que nos dejan PP y PSOE en este fin de etapa no funciona. El Gobierno de Rajoy se ha dedicado a capear el temporal fijándose solo en los datos macroeconómicos, pero dejando un país sin rumbo, sin un proyecto para la próxima década, y sin un plan para reenganchar a la mayoría de catalanes al proyecto común.

    Si queremos que el deterioro de la confianza en la vida pública no siga dando vida al populismo de consigna y bandos de Podemos, y si pretendemos que en Cataluña el separatismo vuelva a menos del 25% de apoyo donde estuvo siempre, en 2016 debe comenzar esa nueva etapa política, social y económica para que la mayoría de españoles se sientan representados por el futuro Gobierno y las futuras Cortes Generales.

    Necesitamos una nueva era política en España, huyendo del inmovilismo y del populismo

    Y la solución para Cataluña no pasa por exaltar las diferencias y los privilegios de los poderes políticos territoriales, sino por reconducir y reforzar el Estado autonómico volviendo a los principios de cualquier Estado autonómico-federal: autonomía, suficiencia financiera y respeto a la diversidad para las comunidades autónomas; pero más coordinación, menos duplicidades y burocracias, y garantizar la lealtad institucional perdida, la igualdad de derechos para los ciudadanos y la unión de todos los españoles.

    En definitiva: para involucrar a la mayoría de catalanes en el futuro de España es urgente ganar las elecciones autonómicas en Cataluña para configurar una nueva mayoría y un Gobierno para todos los catalanes. Pero es fundamental asimismo reformar España y reconstruir el proyecto común español en el marco de la Constitución, la sociedad del bienestar, la economía de mercado y la Unión Europea, los cuatro pilares que se asentaron en la Transición. Lejos de prescindir de alguno de ellos, debemos reforzarlos y tenerlos más presentes que nunca.

    Después de tres décadas, en Cataluña y en toda España ha llegado el momento de abandonar el politiqueo y volver a la política de verdad, a primar la visión de Estado sobre la visión de partido. No son tiempos de inmovilismo, ruptura o revolución, son tiempos de reformas, unión y evolución.



    http://elpais.com/elpais/2015/07/28/...18_065317.html

    Albert Rivera es presidente de Ciudadanos.




    ©jlopez1957
    Última edición por jl@pez1957; 29/07/2015 a las 10:36

  5. #5
    Teniente General Avatar de Nefertari
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    Somos cómplices por el silencio.

    Un hombre cuya familia pertenecía a la aristocracia alemana antes de la Segunda Guerra Mundial fue propietario de una serie de grandes industrias y haciendas. Cuando se le preguntó ¿cuántos de los alemanes eran realmente nazis?, la respuesta que dio puede guiar nuestra actitud hacia el fanatismo. "Muy pocas personas eran nazis en verdad", dijo, "pero muchos disfrutaban de la devolución del orgullo alemán, y muchos más estaban demasiado ocupados para preocuparse. Yo era uno de los que sólo pensaba que los nazis eran un montón de tontos. Así, la mayoría simplemente se sentó a dejar que todo sucediera. Luego, antes de que nos diéramos cuenta, los nazis eran dueños de nosotros, se había perdido el control y el fin del mundo había llegado. Mi familia perdió todo. Terminé en un campo de concentración y los Aliados destruyeron mis fábricas...

    Se nos dice que la gran mayoría de los musulmanes sólo quieren vivir en paz. El hecho es que los fanáticos dominan el Islam, tanto en este momento como en la historia. Son los fanáticos los que marchan. Se trata de los fanáticos los que producen guerras. Se trata de los fanáticos los que sistemáticamente masacran cristianos o grupos tribales en África y se van adueñando gradualmente de todo el continente en una ola islámica. Estos fanáticos son los que ponen bombas, decapitan, asesinan. Son los fanáticos los que toman mezquita tras mezquita.

    Se trata de los fanáticos los que celosamente difunden la lapidación y la horca de las víctimas de violación y los homosexuales. Se trata de los fanáticos los que enseñan a sus jóvenes a matar y a convertirse en terroristas suicidas. El hecho cuantificable y duro es que la mayoría pacífica, la "mayoría silenciosa" es intimidada e imperceptible.

    La Rusia comunista estaba compuesta de los rusos que sólo querían vivir en paz. Sin embargo, los comunistas rusos fueron responsables por el asesinato de cerca de 50 millones de personas. La mayoría pacífica era irrelevante.

    La enorme población de China era también pacífica, pero los comunistas chinos lograron matar la asombrosa cifra de 70 millones de personas.

    El individuo japonés medio antes de la Segunda Guerra Mundial no era un belicista sádico. Sin embargo, Japón asesinó y masacró, en su camino hacia el sur de Asia Oriental, en una orgía de muerte que incluyó el asesinato sistemático, a 12 millones de civiles chinos, la mayoría muertos por espada, pala y bayoneta.

    Y, ¿quién puede olvidar Ruanda, que se derrumbó en una carnicería?... ¿Podría no ser dicho que la mayoría de los ruandeses eran amantes de la paz?

    Las lecciones de la historia son con frecuencia increíblemente simples y contundentes. Sin embargo, a pesar de todos nuestros poderes de la razón, muchas veces perdemos el más básico y sencillo de los puntos: Los musulmanes amantes de la paz se han hecho irrelevantes por su silencio. Los musulmanes amantes de la paz se convertirán en nuestros enemigos si no se pronuncian, porque al igual que mi amigo de Alemania, se despertarán un día y encontrarán que los fanáticos los poseen, y el fin de su mundo habrá comenzado. Los alemanes, amantes de la paz, japoneses, chinos, rusos, ruandeses, serbios, afganos, iraquíes, palestinos, somalíes, nigerianos, argelinos, y muchos otros han muerto a causa de que la mayoría pacífica no se pronunció hasta que fue demasiado tarde.

    En cuanto a nosotros, que somos espectadores ante los eventos en desarrollo, debemos prestar atención al único grupo que cuenta: los fanáticos que amenazan nuestra forma de vida.

    Por último, cualquiera que duda de que la cuestión sea grave y elimina este mensaje sin reenviarlo, está contribuyendo a la pasividad que permite a los problemas expandirse. Por lo tanto, entiéndete un poco a ti mismo y envía esto una y otra vez!

    Esperemos que miles de personas, en todo el mundo, lean y piensen sobre él, antes de que sea demasiado tarde.


    Profesora Claude Beloit
    Facultad de Filología
    Departamento de Filología francesa

    Valencia - España
    Todas las veces que Sánchez dijo que no pactaría con Podemos, ERC y Bildu
    Éstas son todas las veces que lo prometió en falso y ante las cámaras que no habría tratos con comunistas, separatistas y proetarras, fuerzas políticas que ya no le quitan el sueño al presidente Sánchez.

  6. #6
    ¿Pensar? ¿Analizar? ¿Recapacitar?....¿y eso qué ee?

  7. #7
    jl@pez1957
    Guest
    Rosa Montero

    Un humilde canto a la democracia
    Agitar las banderolas del miedo al cambio suena a lo mismo que se decía del PSOE en 1982. Pero los socialistas llegaron al poder y no pasó nada

    http://elpais.com/elpais/2015/06/19/...33_728509.html


    Nunca he militado en ninguna organización política y la única vez en mi vida que he participado en un mitin electoral a favor de un partido fue en 1982, en un acto de la cultura en apoyo del joven Felipe González. No me arrepiento en absoluto de ello, porque creo que para este país era esencial que los socialistas llegaran al poder y se viera que no pasaba nada. Me refiero a nada catastrófico: en aquellos años éramos unos completos ignorantes de la política y aún vivíamos en la estela de esa profunda anomalía social que es toda dictadura. Por entonces, y aunque cueste creerlo, la mitad de los españoles pensaban que los del PSOE eran unos demonios rojos y contraculturales. Las señoras mayores de talante conservador temían que llegaran los socialistas y les quitaran los abrigos de piel. No es una exageración mía: las pobres lo decían de verdad, y no eran sólo las ricachonas quienes tenían miedo, sino también las típicas abuelas con sus chaquetones horrorosos de astracán comprados a plazos. Quién les iba a decir que luego las pieles las llevarían los socialistas, los pellejos de verdad y los metafóricos.

    Recuerdo hoy aquella anécdota de los abrigos al hilo de las muchas barbaridades que se han dicho tras las elecciones del 24-M. Resucitar el fantasma de los sóviets y agitar furiosamente las banderolas del miedo resulta tan estúpido y tan inculto como aquellos comentarios de las señoras de las pieles. Pero, por desgracia, me temo que la cosa no es tan inocente como entonces. Ya no somos una sociedad inocente, para mal pero también para bien, porque la inocencia es ignorancia y ahora desde luego sabemos mucho más. De modo que, cuando los políticos sacan ahora a pasear sus truculencias, tan sólo me parecen tahúres con las cartas marcadas que intentan jugar sucio.

    La política que yo quiero es una labor modesta, pertinaz, equilibrada y esforzada

    La democracia es un sistema lúcidamente pesimista; al contrario que las dictaduras totalitarias de derechas e izquierdas, que prometen implantar el paraíso en la Tierra (pero luego por sus Edenes corren ríos de sangre), la democracia parte de la convicción de que el ser humano dejado en libertad tenderá a crear un poder absoluto, eterno y aplastante. Por eso el sistema democrático se basa en fragmentar y distribuir el poder lo más posible, entre los votantes, los medios de comunicación, los colectivos profesionales, los jueces, las asociaciones ciudadanas, los sindicatos… Cuanto más desarrollada esté una democracia, más repartido estará el poder real y más nos vigilaremos los unos a los otros para evitar abusos. La notable transparencia informativa, que es otra de las buenas cosas de la democracia, nos permite ver las enormes imperfecciones del sistema: su hipocresía, su desigualdad, su corrupción. Aun así, tengo la total certidumbre de que es el único régimen posible y de que fuera del marco democrático está el infierno. Lo que tenemos que hacer, eso sí, es mejorarlo, empujarlo, agitarlo, regenerarlo. Tenemos que cambiar las leyes electorales y fomentar la alternancia política. No es bueno, por ejemplo, que un partido pueda eternizarse en el poder. No más 24 años del PP en Castilla y León, no más 36 años del PSOE en la Junta de Andalucía; 36 años duró la interminable dictadura de Franco, y no parece sano para una sociedad que ningún grupo de poder pueda enraizar su chiringuito de ese modo. Ya digo que éste es un sistema pesimista: no les demos la oportunidad de perderse.

    La democracia, en fin, es un ejercicio de pactos y consensos que exige alcanzar cierta concordia. Tuvo que ser así desde el principio de los tiempos; estoy segura de que entre los trogloditas ya había algunos que preferían discutir con los demás cómo se distribuían los mejores lugares de la cueva, y otros que pretendían quedarse con el sitio más calentito a garrotazos. Hemos hecho un largo camino desde la caverna (¿o quizá no?) y ahora impera justamente eso, la negociación y el entendimiento. Por eso me parece tan sano, tan democrático, que venga gente nueva. La política moderna no es un Juego de tronos, cosa que me parece una tontada suprema. La política que yo quiero se parece mucho más a la serie danesa Borgen. Una labor modesta, pertinaz, equilibrada y esforzada, como quien teje una manta con diferentes hebras. Este artículo es un humilde canto a la democracia. O más bien es un canto a la democracia humilde, la de aquellos políticos que aspiran a ser servidores de la colectividad y no unos pequeños, miserables y deshonestos caciques de tarjetas negras.



    ©jlopez1957

  8. #8
    jl@pez1957
    Guest
    Almudena Grandes



    Desconexión
    Cuando se vayan de vacaciones, desconecten sus ordenadores, el router, la impresora, y antes de cerrar la puerta, desconéctense también a ustedes mismos

    http://elpais.com/elpais/2015/07/25/...88_794114.html


    Pasará el verano y todo seguirá igual. En septiembre volveremos a sumergirnos en el conflicto catalán, en la tragedia griega, en la acuciante presión del calendario y las maniobras de todo tipo —de izquierda a derecha y viceversa, de dentro hacia fuera y al revés, de la fragmentación a la unidad o no— destinadas a obtener ventaja en lo que se adivina como un implacable ejercicio de canibalismo disfrazado de campaña electoral. Pero mientras tanto el verano nos ofrece un bálsamo reparador, una beneficiosa terapia de descanso que, en la era tecnológica, podemos asimilar al procedimiento que aplicamos a los aparatos que gobiernan nuestra vida. Cuando se vayan de vacaciones, desconecten sus ordenadores, el router, la impresora, y antes de cerrar la puerta, desconéctense también a ustedes mismos. Recuerden aquella época en la que vivíamos desconectados y no nos pasaba nada. Como no había móviles, apenas hablábamos con nuestra familia, pero no nos queríamos menos. Como no había Internet, si se nos olvidaba comprar el periódico, no nos enterábamos de lo que pasaba en el mundo, pero el mundo seguía existiendo. Eso sí que era descansar, el verano en la casa del pueblo, con río y sin televisión, con mercadillo y sin centros comerciales, con largas siestas, noches largas y nada que hacer entretanto. Así descansaba el cuerpo pero, sobre todo, el espíritu, porque a mediados de agosto ya echábamos de menos la actividad, la velocidad, la sobrecarga de la conexión. La primera mitad de 2015 ha sido frenética, la segunda promete ser peor, nada es más agotador que vivir haciendo equilibrios en un cable de alta tensión. Yo me desconecto hasta septiembre con esta columna. Desconéctense ustedes y sean muy felices este verano.


    ©jlopez1957

  9. #9
    ¿Desconectan también el recibo de la luz, el gas, el teléfono, etc? ¿ Desconectan las enfermedades y sus consecuencias? ¿Desconecta la política sus interacciones sociales?

    Señora Grandes ( Dña Almudena), que usted ,que puede, lo pase bien y lo disfrute. Y por favor, corte de una vez la calefacción para los que nos quedamos sin “corte”.

  10. #10
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    La emergencia social era esto

    Pablo Molina

    Los vaticinios apocalípticos de la cosa podemita en la reciente campaña electoral superaron en alarmismo y falta de talento a la famosa operación "doberman" del PSOE. En 1996, los socialistas avisaban a los ciudadanos del peligro que les acechaba en caso de que el PP obtuviera un buen resultado electoral, sugiriendo que el partido estaba integrado por una jauría de perros rabiosos. Los podemitas fueron más allá y en las elecciones del pasado 24 de mayo lo que nos jugábamos ya no era que las viejecitas sufrieran un mordisco camino del supermercado, sino que un cuarto de la población española muriera de inanición. En ambos casos, por culpa del Partido Popular, eso no se discute.

    Uno esperaba que la podemidad constituyera gabinetes de crisis allí donde ha llegado al poder, con el fin de evitar el mayor número de muertes posibles por falta de alimentos o de cuidados sanitarios entre la población. La "emergencia social", el mantra que los partidos de izquierdas han enarbolado hasta la náusea en el último año, hubiera exigido una respuesta a la altura de la gravedad de la situación. Sin embargo, los nuevos alcaldes podemitas no han movilizado los servicios de emergencias ni trabajan sin descanso las 24 horas para dar respuesta a la tragedia colectiva provocada por el PP. En lugar de salvar de la muerte por inanición a tantos miles de niños españoles han enchufado a la parentela, han creado una web de inspiración totalitaria, han prohibido los toros y se han ido de vacaciones con cabeza bien alta y la sensación del deber cumplido.

    En Valencia, el nuevo gobierno regional ha sido aún más explícito y va a intentar reabrir la televisión autonómica el próximo mes de octubre. La "emergencia social" era Canal Nou, instrumento de propaganda por excelencia, que en manos de la izquierda siempre alcanza cotas de virtuosismo.

    Total, que la situación terminal de la población española era el timo de la podemita, variante postmoderna de la trampa castiza que hizo popular en su día el gran Tony Leblanc. Me quedo con el Kichi –lo que admiro yo a este hombre, por favor- que, más sensato que el resto de la tropa, va a dedicar estos cuatro años a estudiar cómo funciona un ayuntamiento, a ver si consigue dirigir correctamente un pleno antes de que acabe la legislatura. Al fin un estadista digno de admiración.
    Todas las veces que Sánchez dijo que no pactaría con Podemos, ERC y Bildu
    Éstas son todas las veces que lo prometió en falso y ante las cámaras que no habría tratos con comunistas, separatistas y proetarras, fuerzas políticas que ya no le quitan el sueño al presidente Sánchez.

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