Es D. Arturo el que recapacita y expone. Pero si el asunto terminase en la cutréz y sectarismo televisivo en este tipo de cosas nos podríamos dar con un canto (una piedra) en los dientes. Si no has quedado lobotomizado por los argumentos políticos de quienes “entienden” de esto y tratas de buscar otras alternativas, quedarás tarumba perdido al comprobar el abanico de ofertas culturales que te ofrecen.
Verdaderos debates socio-culturales en torno a la puesta de cuernos de tal o cual elemento social distinguido, máxima preocupación mediática por los gestos que hacía fulano o mengano cuando era entrevistado si había hablado con la suegra de la churri que le había puesto los cuerno y se había quedado con el churumbel habido de sus relaciones con la Trini (todo así, de corrido). También podremos culturizarnos viendo el top-ten que hacen de una serie de imbecilidades humanoides y viendo como el personal se parte de risa cuando en realidad, de esas imbecilidades, pueden quedar dolorosas secuelas para toda la vida; pero mola mazo chaval. Si no quedamos a gusto ahora nos bombardean con una serie de habilidades culinarias basadas en mezclar la miel de toda la vida con el vinagre de orujo y el plancton del pacifico norte. No hablan de la humilde patata y del sacrosanto huevo frito, pero la peña luego va a “Casa Fulano” (ahora todo son “casa”) y pide el menú de moda; claro que se le suele indigestar cuando disfruta de la abundante ración y de la cuenta….pero hay que seguir la bola macho.
Ya ni los “animalitos de la 2” se pueden seguir y los repiten más que el pepino en el gazpacho. Y hasta los abuelicos, con tanto cambio criminal de frecuencia y con tanto botón en los mandos son capaces de aclararse.
Esa es la cultura televisiva que la democracia ofrece gustosamente al pueblo popular y populoso.

¡La madre que los parió!