Desde la primera vez que asistí, en servicio oficial, a una plaza de toros y observe directamente lo que allí ocurría, tuve claro que no me gustaba. No logré hallarle la cultura, ni la belleza. Solo vi a un animal con muchas ganas de vivir, que era reiteradamente torturado hasta la muerte. Esa es mi opinión, fruto de lo que vi y lo que sentí ante aquel espectáculo.
El tiempo y la evolución ponen las cosas en su sitio, hace décadas se veían normales cosas que hoy en día son aberrantes e impensables, puede o no que ese sea el caso del toreo. Veo normal que los amantes de dichos espectáculos lo defiendan, pero también veo lógico que haya gente que este en contra. De cualquier manera es innegable que hay una sensibilidad creciente contra el sufrimiento animal, y que eso inevitablemente terminará, tarde o temprano, provocando cambios.
Marcadores