Los muertos en los encierros. Ahora se trata de utilizarlos como muleta de ayuda en la lucha contra los espectáculos taurinos; y teniendo un trasfondo de razón en lo referente a la seguridad, no se ajusta a la verdad en lo referente a la responsabilidad.
La popularización de los encierros taurinos dentro de los festejos de algunos ayuntamientos lleva implícito la masificación tanto de espectadores como de participantes y seudoparticipantes. Antes eran festejos casi domésticos e íntimos, entendiendo esto como privativos de los autóctonos y algunos vecinos de pueblos cercanos; pero desde la enorme propaganda que se comenzó a dar a los sanfermines pamploneses y sobre todo con la retransmisión en directo de los mismos la fiebre de los encierros se desparramó por las fiestas españolas, incluso de una manera tan cutre como copiando el atuendo distintivo de los navarros. A todo esto se unió el descubrimiento del enorme interés económico que tenían para los municipios que los montaban.
Como cualquier espectáculo que se masifica, se han multiplicado las posibilidades de problemas de todo tipo de forma paralela a las ganancias. A esto hay que añadir la estupidez humana y el desconocimiento que esta sociedad urbanita tiene del mundo de la naturaleza por muchos programas de animalitos que vean en la TV.
Voy a tomar de ejemplo comparativo algo en lo que casi todos, si no todos, somos participantes directos o indirectos: la conducción de un vehículo.
Hoy día cualquier persona tiene acceso a poder disfrutar de un caballo de metal, lo necesite de verdad o no, pero hasta “los ecologistas” de salón se desplazan en armatostes mecánicos propagadores de partículas contaminantes . Esta masificación del uso del automóvil ha llevado implícito el aumento de accidentes de toda índole y consecuentemente de muertes. Para paliar esta sangría se han remozado y modificado las vías, se han realizado sesudos estudios , se han promulgados una enorme cantidad de leyes y normas, personas más inteligentes que nosotros han realizado estudios sicológicos para tratar de entender y ayudar a que la gente no se mate en las carreteras….pero la gente se sigue matando, y mientras un ser humano se traslade de un sitio a otro con algún armatoste con ruedas seguirá pasando de una manera u otra en mayor o menor medida. Es así y es inevitable.
Evidentemente cuando mayor sea la seguridad en vías, vehículos, preparación específica para el manejo de armatostes y mayor educación y cultura cívica, menos accidentes y menos problemas tendremos; pero como la mente del ser humano hoy por hoy es insondable y desconocida, siempre habrá taraos, irresponsables, locos, e imprudentes que se pongan en peligro a ellos mismos y al resto. Pero seguiremos utilizando los medios mecánicos para desplazarnos de una manera u otra.
Pues algo parecido pasa con los encierros taurinos. Tratar de maximizar la seguridad de todos…sí ; aunque a la vista del intelecto y la sensatez de muchos de nuestros dirigentes dudo mucho que sean efectivos. Podría legislarse a nivel nacional y ganaríamos todos; pero con toda seguridad dada la particular particularidad de las particularidades autonómicas cada uno hará su cadaunada además de sentirse agraviado en su intimidad diferenciadora ( así somos de tontos y así nos han parido).
También quiero poner otros ejemplos de “actividades lúdico-festivas” que se realizan, que suponen un cierto riesgo, que están aceptadas por la generalidad social, y en las que no hay plataformas protestonas que lo denuncien.
Hace pocos años en la villa de Vallecas vino un verano parecido al este último que hemos pasado. Calorina mesetaria y agobio asfixiante. A unos colegas se les ocurrió sacar unas mangueras a la calle, conectarlas a la red pública de riego ( nunca a la privada que eso gasta)….y ya está el fiestorro popular montado. Hoy día el fiestorro a base de gastar litros y litros de agua ya está institucionalizado y supone “una tradición” veraniega. Nadie ha protestado por el derroche absurdo del bendito agua….aunque al mismo tiempo se gastan enormes cantidades de dinero en hacer publicidad en que no dejemos los grifos gotear ( algo que debería ser de sentido común, pero…)
Otro ejemplo son esas fiestas en que se tiran miles de petardos de todo tipo y todos los años aparecen cantidad de accidentados y algún que otro tuerto o manco de por vida.
¿Y los tomates? De una broma entre colegas a una fiesta internacional y copiada. ¿ Cuantos gazpachos se podrían hacer con esas toneladas de tomates que se desperdician? ….aunque en este caso no hay desperfectos de chapa en los participantes….sí de pintura.
En fin, que considero que esto de los muertos en los encierros, siendo un problema a evitar o como mínimo minimizar, es otro ejemplo de aprovecharse de que el Pisuerga pasa por Valladolid para sumar puntos en la obtención de un objetivo político determinado. Pero es una apreciación personal e intransferible.
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