Las normas sobre espectáculos no se cumplen ni en los encierros, ni en los conciertos, ni en las carreras populares, ni siquiera en las profesionales...
La vida es una aventura que siempre acaba en muerte. Los riesgos son inherentes a ella. Nada se puede controlar ni planificar al 100%.
Los muertos en los encierros o en las corridas acaban su vida haciendo lo que más querían. Los familiares no culpan al toro, ni al ganadero, esas son las reglas, si quieres participar, adelante, sino, quédate en tu casa...