Para un ser racional efectivamente no hay una explicación a este tipo de conductas, pero por desgracia hay más irracionales de lo que pensamos, y no es esto lo peor; lo peor está en esa pléyade de políticos o aspirantes a políticos que saben remover la porquería y hacen declaraciones incendiarias en aras de la socorrida “libertad de expresión”. Aparentemente lo hacen dando la impresión de que entran en el “juego habitual de la política”, pero no nos dejemos engañar; tratan de buscar descerebrados que agiten las nueces para luego recoger el fruto. Ese tipo de políticos y ese tipo de hacer política son los verdaderos culpables de que posteriormente pasen este tipo de cosas.
Y mucho cuidado. Esto es solo un ejemplo que debe cortarse de raíz. Si no se ataja se convertirá en un peligroso rosario de despropósitos irracionales.
Ahora solo queda reflexionar sobre la tendencia ideológica que más se repite en estos casos.