Animo para los compañeros y para el joven herido de rebote, a causa de la inútil munición con la que nos dotan, y su propensión al rebote. En cuanto al enriquecedor cultural, si dos días antes, en lugar de pasear por un casco urbano, amenazando con un hacha y un cuchillo, hubiese llamado a su pareja o expareja "tonta el bote", todo el peso de la Ley de Jenaro, habría caído sobre el cual plaga bíblica.