No seria demasiado raro en esta situación un pacto de ideología extraña.
Lo que es cierto que esto tiene un tiempo límite y que unas segundas elecciones no las quiere nadie, primero porque los partidos todavía no han tenido tiempo de asumir los gastos, como para meterse en más y lo segundo, que en unas nuevas elecciones la participación ciudadana se podría desplomar, con resultados imprevisibles para todos los partidos.
A los partidos emergentes les conviene pactar y entrar en un gobierno o podrían desaparecer en la próxima legislatura igual que han aparecido, especialmente Ciudadanos.
DL y PNV son reversibles izquierda-derecha. DL trae detrás la investidura de Artur Mas a negociar antes del 9 de enero.
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