Contra la falsificación

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Ignacio Díaz - 07/06/2012 - 07:00

Hoy es el día mundial contra la falsificación y quiero empezar este artículo dando mi enhorabuena a la Policía Nacional y a la Guardia Civil, que van a recibir hoy en París un premio de la Global Anti-Counterfeiting Network por su labor en la lucha contra la falsificación de productos protegidos por derechos de propiedad industrial e intelectual (DPI).

La falsificación de productos es un problema muy serio, que ya no solo afecta a las grandes marcas, sino también a las pequeñas y medianas empresas y, cada vez más, a los consumidores. Estos últimos no solo se ven afectados al comprar productos de una dudosa calidad, a veces, incluso, sin saber que se trata de productos falsificados, sino también porque dichos productos pueden poner en riesgo su salud o su integridad física. Un ejemplo de la magnitud de este problema fue publicado en prensa hace unos pocos días, con la divulgación de un informe del Senado de Estados Unidos que ponía de manifiesto que se habían descubierto más de un millón de componentes electrónicos falsos instalados en aviones, helicópteros y armamento militar estadounidenses. Algunos de esos componentes se habían encontrado en sistemas vitales como el de navegación, y en determinados misiles, lo que suponía un gravísimo riesgo para la seguridad de las personas.

Tradicionalmente, las falsificaciones se han dado mayoritariamente en los sectores del tabaco, textil, calzado, complementos de lujo, perfumes y merchandising, pero en los últimos años se ha empezado a encontrar un gran número de falsificaciones de productos farmacéuticos y fitosanitarios, complementos alimenticios y productos de higiene personal. Esto constituye un evidente riesgo para la salud de las personas y de los animales ya que, en algunos casos, se ha detectado que esos productos no solo no tienen las propiedades que reivindican, sino que son realmente perjudiciales para la salud por su composición real o por la calidad de sus componentes. Además, y debido al auge del comercio electrónico, muchos de esos productos falsificados se distribuyen a través del correo postal a los consumidores, lo que dificulta su control y detección.

Por otro lado, las autoridades aduaneras de la UE han constatado que detrás de la distribución de productos falsificados se encuentran, con frecuencia, grandes organizaciones criminales internacionales, y se sospecha que incluso organizaciones terroristas se podrían estar financiando a través de esta vía. De hecho, estas organizaciones criminales utilizan métodos cada vez más sofisticados para evitar la detección de las falsificaciones en las aduanas, utilizando zonas francas y moviendo los productos falsificados por varios países antes de llegar al país de destino, para dificultar su trazabilidad.

A pesar de este desolador escenario, la UE está realizando un enorme esfuerzo para combatir este problema. En 2009 se aprobó el Plan de Acción Aduanero de la UE para luchar contra la vulneración de los derechos de propiedad intelectual e industrial para los años 2009 a 2012. Además, el Parlamento Europeo votará el nuevo reglamento aduanero en septiembre de este año, que sustituirá al vigente Reglamento 1.383/2003. A nivel internacional tenemos el polémico Acuerdo Comercial Antifalsificación (ACTA, en inglés), que la UE aún no ha ratificado por las dudas legales que este plantea. Por último, en España, recientemente se han hecho diferentes reformas, algunas muy criticadas, como la modificación del Código Penal introducida en el año 2010, que tipifica como falta, y no como delito, la venta de productos falsificados cuyo beneficio sea inferior a 400 euros. Sin embargo, aún queda mucho por hacer, como demuestran los datos del último Informe sobre la defensa de los derechos de propiedad industrial en las aduanas europeas del año 2010, publicado en julio del año pasado. Según dicho informe, las aduanas de la UE decomisaron en las fronteras exteriores más de 103 millones de productos sospechosos de infringir los DPI, lo que supone un incremento de casi un 50% respecto a los decomisos del año anterior. El valor de las mercancías incautadas se estimó en 1.000 millones de euros, y China sigue siendo la principal fuente de productos falsificados, con un total del 85% de los productos incautados. La solución no es sencilla, no basta con intensificar los controles aduaneros y en origen, sino que hay que concienciar a los consumidores, puesto que este incremento de productos falsificados se debe también a un incremento de la demanda de dichos productos, en parte debido a la crisis económica. Además, a nivel legal, es necesario introducir las modificaciones necesarias que faciliten la persecución de dichas actividades. Combatir las falsificaciones es cosa de todos.

Ignacio Díaz. Abogado del departamento de contratación mercantil y nuevas tecnologías de Ashurst

http://www.cincodias.com/articulo/op...07cdscdiopi_6/