Parto de la base de que cada cual es libre de creer o no creer aquello que le dicen o lee y que la opción particular de cada persona hay que respetarla, y aun más cuando se trata de algo tan subjetivo como son los sentimientos . Pero lo que no se puede permitir es que se critique y se denigre sistemáticamente creencias que no contienen predicados de violencia y que no se tratan de imponen a nadie. Cada cual elige su opción y allá cada cual con la película.
No conozco a ningún cristiano que se dedique a ridiculizar a aquellos que no lo son. Ellos asumen a su manera su condición ( con cierto grado de hipocresía hispana en nuestro caso) y siguen tratando al resto con la misma normalidad que impone la sociedad sin importarles las creencias o descreencias de cada cual; es decir, que tratan de adecuar su comportamiento en su fe y ante todo respetan a los demás y respetan su libertad de creer o de no hacerlo.
Curiosamente no ocurre así en una parte de los que dicen no creer en nada y sin embargo pueden convertirse en verdaderos fanáticos de ciertas ideas promulgadas por los políticos y además sin pararse nunca a analizar profundamente sus “religiones”, que normalmente suelen ir asociadas al poder y a la riqueza material. Hay una parte de la sociedad que tiene obsesión en denigrar y ridicularizar a los cristianos en general, y en España a los católicos en particular. ¿Por qué? Quizás la respuesta esté en otros comportamientos similares que ya se han dado a lo largo de la historia, empezando por el mismísimo imperio donde nace el cristianismo; pero no voy a escribir nada sobre ello para no aburrir. El que lo desee que se preocupe y lo estudie. También es curioso constatar, que los mismos que suelen atacar de forma sistemática al cristianismo y al catolicismo, son críticos inmisericordes con quienes critican algunas actitudes de otros colectivos basándose siempre en la famosa libertad de opinión que debe tener la misma asombrosa elasticidad, según convenga, que los chicles. Vamos, que ni más ni menos que la famosa “vara de medir”.
Pero tratar de eliminar de un plumazo sin más y negar algo en base a lo que puedan opinar algunos escritores o científicos actuales (y pongo “algunos” porque paralelamente hay otros tantos, que a priori deberían de tener el mismo crédito y que alegan lo contrario), es como mínimo arriesgado.
De las cosas que ocurrieron hace más de 2000 años no podemos tener certeza absoluta a no ser que existan textos escritos y se puedan contrastar con otros textos y con ubicaciones geográficas ( esto último no es determinante). Ni tan siquiera la arqueología moderna es capaz de dar certezas absolutas, solo hipótesis más o menos reales que se modifican con los nuevos descubrimientos. Así que si los hechos se pueden constatar de esa manera ( testimonios escritos y contrastados), no hay por qué dudar; y curiosamente sobre la existencia de Jesús de Nazaret hay un historiador contemporáneo y paisano de Jesús: Flavio Josefo.
Este judío nace en el 36 d.c , fue Zelota ( resistentes a Roma mediante la violencia ) y por tanto totalmente opuesto a lo que Jesús predicaba, y entre sus obras ( Antigüedades Judías), que nos han llegado intactas hasta nuestros días, hace referencia a la existencia y figura de Jesús. ¿Por qué habría que dar crédito a escritores actuales que basan sus afirmaciones en algo de lo que no han sido testigos y que ocurrió hace 21 siglos; y por el contrario no darlo a quien fue un escritor prácticamente contemporáneo y para más inri vivió en el mismo lugar donde ocurrieron los hechos?
Pero siendo la premisa anterior suficientemente importante, no es la única. Aquí hay un señor que afirma que Jesús es un mito, un invento….un invento que revolucionó el mundo conocido y cambió la deriva de la humanidad y que ha servido de base a la sociedad actual más justa (la occidental). Entonces ¿quién inventó el supuesto mito? ¿Por qué no se aprovechó de su doctrina para la obtención del poder? (que es lo que han hecho el resto) Son preguntas a tener en cuenta.
Pero esto es solo un apunte básico y poco profundo, y lo que nos debe importar es que cada cual crea en lo que quiera, pero sin inmiscuirse en las creencias religiosas de los demás, siempre que respeten las propias.
Podríamos tratar el tema desde el punto de vista científico, y entonces tendríamos que admitir que son falsas muchas premisas que damos por buenas. ¿Existe la oscuridad?....pensad.
Respecto al tema de la educación, es tan evidente y constatable el resultado de la misma que da para poco. Solo apuntar que no se trata de cuestionar tendenciosamente a un alumno; lo que aquí se trata de cuestionar es al profesor de ese alumno, que es muy distinto. El alumno es una víctima como tantas, el verdugo es el profesor…como muchos ( afortunadamente dentro del profesorado hay verdaderos maestros con mayúsculas).
Por último una pregunta. ¿Alguno puede ponernos encima de la mesa algún acto semejante realizado por un centro de enseñanza cristiano actual?
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