Esta vez la trágica noticia ha sido conocida por la generalidad de la opinión pública. En otras circunstancias habría pasado desapercibida y simplemente sería una cifra escueta y fría que se añadiría a las estadísticas. Pero esta vez hay unos hechos añadidos que sirven para llamar la atención , y de paso servir para que nuestros periodistas hagan caja.

Una joven camina por una carretera comarcal para coger un autobús que le lleve a la universidad y un vehículo la atropella acabando con su vida. Hasta aquí la noticia habría pasado inadvertida para casi todos, salvo para los padres, familiares y amigos de la desdichada joven. Pero esta vez a la tragedia se suma la huida cobarde de quien la ha atropellado. La cobardía de su verdugo nos deja con la duda de si podría haberse salvado al poder haber tenido la opción de una asistencia sanitaria rápida.

Poco después un vehículo con evidentes pruebas de haber atropellado a alguien o algo aparece en un pueblo de las inmediaciones. Luego una conversación telefónica llama la atención de un buen ciudadano, y todo termina con la detención de un hombre ya sentado en un avión que partía rumbo a la Argentina.

Esta es básicamente la noticia, y seguramente todo el mundo centra su ira e indignación en la bajeza moral y ética de ese hombre. Pero con toda seguridad habrán pasado inadvertidas unas imágenes que apuntan a otro tipo de responsabilidades. Responsabilidades paralelas a las que pudiera tener ese individuo.

En las imágenes aparece una carretera comarcal y una parada de un autobús interurbano. No hay arcén, ni acera, ni siquiera un camino paralelo por el campo que hay que recorrer para acceder al autobús. Nadie denuncia que es imprescindible caminar por la calzada. No hay otra opción posible.

Mientras, nuestros políticos, los de cualquier partido, se gastan verdaderas fortunas en rokodromos, centros del pueblo popular, polideportivos, informes para saber la incidencia de género en cualquier chorrada, en miles de estupideces que no son imprescindibles para casi nadie. Miles de euros en populismos destinados a captar votos, pero mientras el dinero de todos se malgasta en cientos de cosas prescindibles, una persona pierde la vida por tener que caminar por una carretera para acceder al autobús.