Os voy a dar otra ruta indispensable para disfrutar. Esta vez muy cerca del corazón de la península; así queda a todos a medio camino.
Se trata de una excursión que se puede hacer en un día, siempre que no se peguen mucho las sábanas.
Podríamos salir de Madrid y pasar la sierra por Navacerrada. No hay que pararse; solo admirar el paisaje y disfrutar de la carretera. Llegamos a Segovia y tomamos ruta hacia Turégano.
Turégano es un pequeño pueblecito castellano con una plaza típica y enmarcado por su castillo. Dentro hay una pequeña iglesia, y no se sabe qué fue antes, el castillo o la iglesia. Creo que se puede visitar ( yo lo hice por libre) y además de las dependencias, se puede ver el antiguo cementerio del pueblo, que lo ubicaron dentro del castillo.
Una vez que hemos visitado este pueblo y hemos desayunado, seguimos rumbo a Sepúlveda . La visión de esta ciudad desde el sur es maravillosa ( Zuloaga la escogió como musa de alguna de sus obras). Luego podemos perdernos entre sus calles medievales y si es menester regalarnos con un buen cochinillo segoviano en cualquiera de sus figones.
Una vez satisfecho el apetito y con una provisión de agua y un buen bocata, cogemos rumbo a Villaseca. Una vez en la aldea cogemos un camino de tierra en buenas condiciones hasta que una talanquera nos impida el paso con el vehículo. Una vez allí coger la mochila con el agua y las viandas y dirigirse a una ermita que se adivina al fondo del camino.
En el corto recorrido podréis admirar toda una colonia de buitres leonados volando, por encima de vosotros al principio, y posteriormente, una vez alcanzada la visual de las hoces, por debajo de vuestra vista. Un espectáculo inolvidable.
Una vez alcanzada la ermita de San Frutos, podréis ver una serie de tumbas atropomorfas y admirar el paisaje impresionante de las Hoces del Duratón ( único río madrileño que pertenece a la cuenca del Duero) y las tumbas que dicen ser de San Valentín, San Frutos, y la de otra santa cristiana de los tiempos de la persecución romana ( no recuerdo el nombre).
Allí no hay agua; así que la botella y el bocata vendrán muy bien; así como unos prismáticos para visualizar los buitres en “HD panorámico”.
Para los más deportistas se aconseja llegar al embarcadero del embalse de Burgomillodo. Allí se pueden alquilar unas piraguas y hacer un recorrido por el medio de las hoces. No hay peligro ( salvo para los de siempre) Nada de parejas de enamorados. No se pueden hacer manitas o terminaréis en el agua ( lo digo por experiencia).
De regreso, en una entrada señalada a la rivera del río, remontando unos pocos metros, se puede ver la Cueva de Los Siete Altares. Está en un farallón, a escasa altura. No se puede entrar, pero si admirar parte de esos siete altares primitivos policromados.
Esta zona fue elegida por eremitas cristianos huyendo de la persecución romana, y es digna de visitar.
Podemos acercarnos a cenar a Segovia. Aquí que cada uno que elija la cena. Luego, solo en una hora más o menos….a dormir a Madrid.
Evidentemente, si queremos realizar el programa completo habrá que hacerlo en verano, con horas de luz.
Hay otra alternativa para los “pata negra”; y es realizar la visita en determinados días de otoño o primavera y estar en el lugar al amanecer. La visión de la bruma del río desflecándose y diluyéndose con los primeros rayos del sol, es simplemente de calificación “Premium”. En este caso cambiar el agua por un termo bien calentito y una buena máquina de fotografía.
PD. Faraona, hermosa. A ver si puedes colocar alguna “afoto” del lugar.
Otro día hablo de Pedraza; donde rodaron el último anuncio de la lotería de Navidad.
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