El fiscal considera que modificó los datos de boletines de denuncias de tráfico para beneficiar a un familiar directo del capitán de Saldaña.-




El Juzgado de lo Penal de Palencia celebrará este jueves una vista oral contra el sargento de la Guardia Civil y jefe del puesto de Paredes de Nava, a quien el Ministerio Público acusa de un delito de prevaricación, al considerar que modificó los datos de denuncias de boletines de tráfico para beneficiar a un familiar directo del capitán del instituto armado en Saldaña.

A la vista oral fijada para hoy en el Juzgado de lo Penal de Palencia están citados más de treinta testigos, la mayoría de ellos integrantes del Cuerpo de la Guardia Civil, dado que la denuncia contra el sargento de Paredes se inició internamente y la propia Brigada de Policía Judicial de la Guardia Civil ha elaborado informes al respecto.

El sargento y jefe del puesto de la Guardia Civil en Paredes se enfrenta a una petición de pena de diez años de inhabilitación especial para empleo o cargo público y también a diez años de inhabilitación especial para el ejercicio del derecho de sufragio pasivo.




El sargento de Paredes asegura que nunca dejó multas sin tramitar en Palencia




El sargento de la Guardia Civil de Paredes de Nava negó ayer en el juicio los hechos que se le imputan por presunta prevaricación en la tramitación de multas de tráfico para favorecer, entre otras personas, al sobrino del capitán del instituto armado en Saldaña y, supuestamente, a otras personas. A preguntas de la Fiscalía y de la defensa, el acusado explicó que «nunca dejó de tramitar denuncias». Sobre la existencia de errores en determinados documentos explicó que podían ser involuntarios, debido a que la relación de las sanciones tramitadas se hacía en el ordenador sobre otras preexistentes. «Si ha existido intención por parte de alguien, no puedo decirlo, pero yo nunca jamás lo hice con intención», aseguró.

Un guardia declaró que los sancionados solían comentar «ya hablaremos con el sargento»
Ante la pregunta de la fiscal de por qué creía que dos personas en concreto declararon que «usted les dijo que no pagaran las multas, que ya se encargaría de que no prosperaran», el sargento aseguró que cada vez que alguien se interesaba por una sanción de tráfico, le recomendaba que presentara un pliego de alegaciones. Asimismo, negó cualquier relación de amistad o enemistad con estas personas.

En la vista oral, celebrada en el Juzgado de lo Penal, prestaron declaración más de una veintena de testigos, alrededor de la mitad agentes de la Guardia Civil, que explicaron cómo se tramitaban las denuncias, quién las firmaba y quién tenía acceso a los boletines de denuncias y a la relaciones de infracciones.


Ente los testigos, prestó declaración también el propio capitán de la Guardia Civil de Saldaña, que explicó que tuvo conocimiento de tres denuncias impuestas a su sobrino el día de las fiestas de Paredes porque el agente denunciante se lo había comunicado. El capitán negó que hubiera dado cualquier orden de retirar boletines de denuncias, y afirmó que su sobrino había pagado las denuncias.

El responsable del puesto de Saldaña expuso que las multas de tráfico en los pueblos no eran una prioridad, sino el mantener la seguridad, y que así se lo comunicaba a los comandantes de los nueve puestos a su cargo en las reuniones periódicas.

Uno de los guardias civiles afirmó en su testimonio que había visto acercarse al cuartel de Paredes a una persona concreta a la que él denunció. Este testigo declaró que era frecuente que los denunciados comentaran: «Ya hablaremos con el sargento», y que en Paredes «era más frecuente que en otros sitios» que los sancionados acudieran al puesto a hablar sobre las multas. Acerca de si había visto al sargento manipular alguna denuncia, boletín o relación, este guardia respondió que no.





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