De absoluto asco. Veo la permisividad de la clase política catalana en esas aberraciones y sólo tengo ganas de vomitar. Vomitar de asco, de esa CHUSMA catalanista que se creen sus propias mentiras, pero desgraciadamente hacen mucho daño a parte de la juventud catalana. Demasiado se les ha permitido a estos catalanistas, tanto en escuelas como en editoriales como en canales autonómicos. Verguenza y asco