Curiosamente, y en términos generales, suelen ser los más jóvenes los más olvidadizos y los más exigentes.
Eso no debería dar que pensar, y la conclusión es totalmente lógica a tenor de cómo han ido sucediéndose las cosas.
Una parte importante de los guardias no había nacido, o eran unos mocosillos, cuando sus abuelos o padres vivían en una lucha continua con su seguridad, y de paso con la seguridad de los que hoy ejercen profesionalmente y apoyan a quienes fueron los verdugos de nuestra sociedad.
¿Cómo es posible esto? … Muy sencillo.
El ser humano siempre tiende a la ley del mínimo esfuerzo, al disfrute de las circunstancias, y a evitar y desechar aquello que se interponga entre lo que se le ofrece y sus intereses. La “oferta” ha sido enorme, y quienes se han hecho millonarios con su “mercancía” han sabido manipular los medios y las conciencias adecuadamente. Poco a poco, desde parvulitos, han sabido crear una nueva sociedad machacando aquello que los interesaba y haciendo desaparecer o manipulando lo que podía constituir un estorbo a sus objetivos sociales.
El resultado lo tenemos a la vista, es palpable y lo sufrimos.
Aquí y ahora, se defiende hasta lo inverosímil y lo esperpéntico todo aquello que consideramos “derechos” (reales o inventados), al tiempo que paralelamente se cuestiona o simplemente se desechan las obligaciones.
Este comportamiento estúpido y fuera de la realidad, ha llevado a muchas familias a la ruina, a instituciones ejemplares a su cuestionamiento, a la destrucción de España como ente aglomerador , a la creación de envidias irracionales, a la discriminación más vergonzosa, a cuestionar y buscar “explicaciones” en actos delictivos; incluso al esperpento incalificable de tener en el poder a quienes buscan por todos los medios romper nuestra convivencia y desarticular la mejor oportunidad del verdadero progreso de los españoles. Asesinos, cómplices, y palmeros de distinta categoría nos marcan el paso…..y vergonzosamente lo aceptamos, y tanta ha sido la manipulación, que hasta lo consideramos “demócrata”. ¡Cuánto mal se ha hecho en nombre de la inocente democracia!
Señor Bachiller. No está usted confundido. Simplemente es usted testigo de una realidad incomprensible. Pero no se asuste. Por lo menos ha sabido usted detectar la irracionalidad; y eso, en una sociedad como la actual es para nota.
Un saludo de otro “confuso”.

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