No quiero hablar de política. Tan solo de actitud.
La actitud de personas a las que conozco, en el trato corto, de tú a tú.
La actitud de concejales de pueblos pequeños del norte de Navarra por la antigua AP, y luego PP que aguantaron los peores años sin moverse de su casa, de su sitio, de su tierra.
La actitud de miembros de UPN en la misma tierra, que, muchas veces contra viento y marea, llaman a lo blanco blanco, y a lo negro, negro.
La actitud de miembros del PSOE en esos peores años que se tuvieron que marchar de su casa, por miedo a que sus hijas sufrieran las consecuencias de sus convicciones políticas.
La actitud de los compañeros que precedieron a los de mi generación, señalados en muchos casos como objetivos de ETA directos. En otros, indirectos, por el mero hecho de ser policías, guardias o militares.
Todos ellos, para mí son héroes. Con mayúsculas. Héroes que han dignificado a una hermosa tierra que otros se han empeñado en manchar.
En España se está abriendo un tiempo nuevo en la política. Eso es evidente. Y es evidente que ideas que antes estaban vinculadas con el terrorismo, han, poco a poco de dejar de estarlo. Y eso es algo muy importante. Sin embargo, por muy importante que sea, será algo imposible. Será algo imposible mientras los representantes de esas ideas tengan las manos manchadas directa o indirectamente de sangre.
Tu puedes desear la independencia del país vasco. Incluso puedes soñar con la gran EuskalHerria, con Navarra e Iparralde. Eso es legítimo. Podré estar de acuerdo o no, pero es legítimo. Ahora bien, si has sido condenado por pertenecer a ETA, esos que manchaban todo lo relacionado con lo vasco, esos que obligaban a los auténticos héroes a los que arriba me he referido a serlo, no eres un interlocutor válido. Con tu sola presencia ensucias las instituciones democráticas.
Hay personas, políticos en España, a nivel nacional que han querido protagonizar ese cambio del que hablaba. Es algo legítimo también. Y puede que necesario.
Esas personas, se esté de acuerdo o no con sus ideas, crearon una organización en la que el poder y las decisiones se tomaban desde "abajo". Lo llamaron "círculos".
Pronto crearon comités de garantías, comités regionales, comités de lo que fuese que supervisaban la acción de esos círculos. El poder volvía a ejercerse desde arriba.
Además, estas personas se dieron cuenta de dos cosas: Una, que su base social era mayoritariamente de izquierdas. Desapareció lo de superar el eje izquierda- derecha, y se plantaron como un partido claramente de izquierdas. La segunda, de la izquierda abertzale sacaban muchos votos y mucho apoyo. Comenzaron a inclinarse hacia ellos, a hacerles continuos guiños.
De esta manera, las bases ideológicas de ese partido, desaparecieron, y su naturaleza participativa se convirtió en una máquina de poder, como el resto de los partidos. Con una particularidad. Van de la mano, en muchos casos de los que tienen las manos manchadas por la sangre de héroes, por la sangre de inocentes.
Ya se, ya, que todos los partidos que hayan rascado poder pecan de lo mismo. Ningún gobierno, creo, tiene las manos limpias. El que no ha vendido armas a una dictadura, ha comerciado con este, con el otro...
Pero estos caminan junto a los que nos asesinaban a nosotros. Y que no siguen haciéndolo, que nadie se engañe, porque no tienen el apoyo que tenían. Nadie quiere pasarse la vida en la carcel para que una supuesta cúpula viva bien. Por muy independentista que sea. Pegar un tiro es muy fácil. Querer pegarlo, difícil.
Dije que quería hablar de actitud. Y de actitud hablo. Comparo la que mostraron los héroes de los que arriba hablaba con la de que espera sacar rédito de su amistad con los que mancharon su tierra con sangre. Y, al menos en mi opinión, no hay color.
Ahora pregunto...Quien va de la mano de miembros de ETA, condenados por ello, ¿Qué cambio protagoniza? ¿Qué regeneración? Quien obliga a sus bases a hacerlo, sin someterlo a su opinión...¿Qué aporta a la democracia?
No lo entiendo. Francamente
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