Podemos es un grupo político – social de extrema izquierda que engloba distintas corrientes, todas ellas con raíces comunistas.
De forma incomprensible ( para quien suscribe) las ideologías extremistas tienen cabida en el arco político español, dentro de una democracia parlamentaria que debería, ante todo, asegurar la estabilidad institucional y la independencia de poderes… y no lo hace.
Las primeras elecciones fueron testigo de una atomización de partidos o grupúsculos políticos de todo tipo que trataban de “okupar” su espacio político y asegurar, de esta manera, su base de partida. La verdadera “memoria histórica” de los españoles fue la que determinó una moderación política en aquellos que fueron mayoritariamente votados, creando cuatro grupos fundamentales: Una agrupación de “derechas moderadas”, un oficialismo socialista que había adquirido un gran protagonismo durante la última época franquista, una importante representación ( también oficialista) de los comunistas, y por último los separatistas disfrazados de nacionalistas.
La multitud de grupúsculos se apresuraron a pactar con los grandes grupos representativos para no quedarse al margen del reparto, y fue aquí, en este momento cuando los extremismos quedaron huérfanos de una representatividad efectiva y determinante en el futuro español. Algunos siguieron anclados en su base ideológica, mientras otros inmediatamente se “camuflaron” para insertarse en los grupos mayoritarios; incluso se dieron cuenta que las antiguas denominaciones eran un lastre político y cambiaron de nombre.
La base de partida había sido buena ( España estaba en una situación globalmente más que aceptable) y el futuro, si no había involucraciones de fuerza, era un gran “pastel” donde se podían sacar “grandes tajadas”.
En una tierra, donde todo el mundo acepta, si no la corrupción, sí la corruptela y el “si no lo hago yo, lo harán otros”, el asunto fue poco a poco derivando y afectando a todos. La gran “ilusión socialista”, donde se habían arrimado muchos extremistas de izquierdas que optaron por el socialismo como única alternativa válida a sus expectativas, terminó en una decepción. Como siempre, actuaban según convenía al momento, y las trapacerías y escándalos políticos terminaron por arruinar muchas ilusiones; pero prácticamente no había otro “barco” donde poder navegar con ciertas garantías de poder; así que los extremistas “arrejuntados”, apretaron los dientes y siguieron la corriente en la única nave que les podía servir.
Dicen que el tiempo todo lo cura; pero también el tiempo destruye y crea nuevos horizontes. Nuevos horizontes, sobre todo para aquellos que no han sabido o podido cambiar nunca el que tienen delante de sus ojos, y para los que nunca han visto ninguno y se crean uno artificial propiciado por lo que otros les cuentan ( a saber con qué objetivo). Efectivamente las nuevas generaciones se han formado con una perspectiva del pasado manipulado arteramente y con una concepción falsa de la realidad. Mientras nuestros abuelos sabían lo que suponía un enfrentamiento suicida en España, y habían basado su vida y el futuro de los suyos a base de sacrificios y esfuerzos (ellos son los verdaderos artífices de la España de paz y de perspectivas positivas de futuro), las nuevas generaciones ya nacían “aburguesadas”, “ricas”, carentes de obligaciones, y solo pensando en los derechos; derechos que eran los suyos particulares. Luego ya fue cuestión de “dejarse llevar”. El poso mediático ya estaba afianzado y contaminaba todo. Los políticos hicieron una “profesión” de su “vocación de servicio” y la espiral fue creciendo. En medio la inmensa mayoría de españolitos, que aunque víctimas directas de la situación, siempre se han encontrado cómodos en su culpabilidad global. “Todo el mundo hace lo mismo”, “qué piensen ellos, que son los que saben”, “mientras no me afecte directamente a mí….” “ yo de política no entiendo”, etc. Ha sido como aquel vergonzoso “algo habrá hecho” que muchos de vosotros tan humillantemente habéis escuchado.
Cuando la situación alcanzó de una forma u otra a todos ( ya eran todos, todas, y “todes”) esa masa camuflada y “adosada” a la izquierda “civilizada”, vieron el cielo abierto para sus objetivos. Era fácil; solo había que hacer demagogia, decir lo que la generalidad quería oír, y alimentar el ego ancestral carpeto-vetónico. Si a eso unimos una parte de “desilusionados racionales” y esa masa de “lobotomizados” sociales e inadaptados que buscan siempre en los demás que solucionen sus propias carencias o ambiciones, llegaremos al Podemos primigenio. Ahora, visto y comprobado que las cosas comienzan a torcerse, tratarán de volverse a mimetizar nuevamente en esa democracia que sirve igual para un roto que para un descosido. Pero solo hay que levantar la capa con que se cubren para ver los rotos y zurcidos de su jubón.
Así lo ve un servidor….aunque susceptiblemente pudiera o pudiese estar equivocado.

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