Bien. Totalmente de acuerdo. Salvo en pequeños matices que dependerán de ciertos giros coyunturales, esa es la estrategia.

Pero todo esto pone en evidencia el sustrato político-social que nos ha conducido a este punto., y en el que la llamada izquierda progresista es la principal manipuladora a todos los niveles.

Todo, o casi todo, en lo que han basado su asentamiento social y su propaganda es más falso que aquellos duros de Cádiz. Todo ha sido un supremo engaño. Nunca han pensado en plural, nunca han tenido a España y a los españoles en general como objetivo. El objetivo ha sido exclusivamente el poder como grupo social con todo lo que eso conlleva (control social, enriquecimiento artificialmente legalizado, legislación acomodada a sus intereses, etc.)

Durante décadas han sabido manipular adecuadamente a los españoles ( con la adecuada colaboración de los pusilánimes tecnócratas y de un liberalismo egoísta), y sobre todo a las generaciones emergentes: División territorial acomodada a sus circunstancias, enaltecimiento de falsos orgullos localistas, control de medios de comunicación comprados o vendidos al mejor postor, campañas a medio y largo plazo para ir cambiando la ética y la estética social, eliminación paulatina de todo aquello que pudiera ser un obstáculo para sus fines, manipulación sistemática de la historia real de España para adecuarla a sus intereses, manipulación política de la justicia, encumbramiento de los movimientos obreros afines a su ideología, demonización de los grupos opositores que pudieran ser más radicales en contra de su estrategia social, acomodación y sustitución de la enseñanza por el adoctrinamiento, etc., más alguna cosilla que ahora mismo queda en el tintero. Todo un engaño y una enorme farsa social que ahora es aprovechada por los “emboscados radicales” y por los falsos demócratas.

Simplemente lobos con piel de cordero que han sabido camuflarse en el redil común y ahora enseñan los dientes y cambian el falso balido por e gruñido que siempre es previo a la dentellada.

Ya se ha dicho más de una vez: el comunismo, al que incluso han sabido disfrazar con eufemismos lingüísticos, soluciona el problema económico y el social rebajando a todos al nivel más bajo. Deja de haber “pobres” porque elimina la riqueza y convierte a todos en pobres y dependientes del padrecito estado; estado que son “ellos”, que se convierten en “los benefactores”. Promulgan la igualdad social desde abajo en vez de promocionar y ayudar a que sea el individuo el que, con sus esfuerzo y su voluntad, sea quien opte a mejorar su coyuntura social, y de esta forma, contribuir a la mejora del conjunto. Como ellos mismos dicen cuando les interesa: no dan cañas para pescar, reparten sardinas que nunca matan el hambre. Si alguien duda de esto, solo tiene que pedir opinión a aquellos que nos invaden y que han salido corriendo de los “paraísos socialistas” en cuando han podido. ¿Es ese el modelo que deseamos para España y para nuestras familias?

España ha vivido el que, me atrevería a decir, ha sido el mejor momento histórico de su larga andadura como nación. Desde el final de la contienda civil hasta nuestros días, hemos sabido vivir sin agredirnos unos con otros. Hemos sido capaces de ir arreglando como hemos podido nuestra sociedad para hacerla mucho mejor que la que vivieron nuestros padres. Sobre todo la cultura y la formación está al alcance de todo aquel que quiera y lo desee, y las leyes, con todos sus defectos, han sido capaces de articular un modo de convivencia bastante aceptable; mejorable en muchos aspectos, pero que nos ha servido como muleta para alcanzar un grado social de bienestar que era inalcanzable no hace tantos años.

Queda mucho camino por andar y mucha maleza por desbrozar, pero hay quienes quieren llevarnos por otros caminos que solo llevan al desmembramiento de España como unidad nacional y al abismo de la confrontación fratricida.