Evidentemente los de Podemos son el fiel reflejo de su gurú: Pablo Iglesias; y este señor es el que, ante el revuelo montado por la cantante Marta Sánchez y su particular invento sobre la posible letra del himno español, ha venido a decir que él no considera importante los himnos, las banderas y los símbolos. Para este señor lo importante y lo patriótico es el estado de la sanidad, los servicios públicos y esas cosas que, evidentemente y nadie puede decir lo contrario, son importantes para cada hijo de vecino. El problema y el retrato viene cuando miramos para atrás y vemos como el señor Iglesias aparece con el puño en alto, lo que, si no me equivoco, es un símbolo cómo la copa de un pino. También se retrata y sale lleno de arrugas, cuando se le observa cantando La Internacional en todas las reuniones que suele hacer. También queda cómo un hipócrita redomado cuando podemos ver las fotografían en que sostiene banderas tales como la llamada ikurriña, o la del colectivo de lesbianas y homosexuales, la de Venezuela, o más recientemente la bandera separatista catalana.
Señor Iglesias. Es usted un cara dura y un hipócrita. Claro que en el manual del revolucionario, en la página tres, segundo párrafo, ya se dice que la mentira y la manipulación de la verdad es de obligado cumplimiento para la consecución de los fines.
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