Y mira que no quería cabrearme con las estupideces de esta señora, en particular, ni de esta banda en general; pero es que hay cosas que superan todas las líneas rojas, azules y moradas; además de que la mayoría de los sufridos madrileños ya estamos hasta las calandracas de tanto infantilismo aditado con muchas gotas de mala leche.
Por supuesto me estoy refiriendo a la inefable y susodicha señora Karmena , excelentísima señora alcaldesa de la Villa y Corte de Madrid por la gracia de los embrolladores de siempre ((léase Partido Socialista de las Españas Plurinacionales y Naciones Adyacentes).
No se conforma esta señora con estrechar hasta límites insospechados los carriles de circulación madrileños (ahora comprendo la necesidad de los fabricantes de automóviles de colocar esos artefactos que impiden salirse de los carriles a los vehículos). De inventarse las “Bici-Aceras” (hace quince minutos he comprobado la realidad de esta incompatibilidad metafísica podemita. A ver si alguien es capaz de explicarme qué tipo de Código de Circulación hace referencia a esta incompatibilidad de ciclistas y peatones). Deshacer de un plumazo el gran avance que supuso la apertura de la Gran Vía madrileña para agilizar y descongestionar a una urbe encorsetada en su urbanización medieval. Bueno, pues ahora, rizando más el rizo de la estulticia derivada de la política de barra de bar, esta señora se ha sacado de la chistera el regular el sentido de circulación de los ciudadanos y ciudadanas madrileños y madrileñas, más todos aquellos y aquellas que se atreven a darse un garbeo por el centro central de nuestra querida ciudad.
Creo que ya conté en una ocasión el caso que se dio en Madrid, cuando uno de sus gobernantes, descontento con las declaraciones efectuadas en su país de origen por un visitante al que se le había concedido las “llaves de la ciudad”. Este lumbreras, dolido y humillado por aquellas declaraciones, no se ocurrió otra cosa que pedir que el susodicho devolviese las llaves. Pues algo parecido son las “soluciones soluciotorias “de mi amiga Karmena y de la kamareta (con k) de lumbreras que la rodean y viven del cuento.
Hace tiempo que ya no escribía la carta a los Reyes Magos, pero este año ya sé lo que les voy a pedir. ¿Se lo imaginan?

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