Debe ser debido a la bajada de las temperaturas. Hasta antes de ayer se podía uno pasar la noche a la luna de Madrid y no pasaba nada. Quizás algún susto con una de esas ratas que, debido a la enorme suciedad que nos adorna, pululan a sus anchas entre la porquería que los madrileños echan a la calle y el ayuntamiento “carmenita” no limpia. Pero han bajado las temperaturas y eso de pasar las noches al raso ya es complicado; así que la inefable y nunca bien ponderada señora Carmena, con ayuda del imprescindible PSOE, ha regalado por la patilla los pisos okupados del Instituto de la Vivienda.

Podríamos pensar que el regalo ha sido hecho a aquellas familias o personas que legalmente tratan de acceder a ellos y cumplen los requisitos demandados, pero no, qué va. Se lo ha regalado a aquellos que ni estaban apuntados, que no cumplen ningún requisito, y que han accedido con la progresista y democrática patada en la puerta.

Según sus declaraciones ( las de los “karmenitas”) no se trata de un llamamiento a la okupación, simplemente es que estos elementos representativos del impulso productivo y positivo de la sociedad, han demostrado que llevan más de un año realizando su ilegalidad ( ellos lo llaman arraigo), pagan la comunidad ( sí son okupantes ilegales, no sé qué comunidad y a quien se la pueden pagar), y además no son conflictivos ( se supone que la okupación no es sinónimo de conflicto para el resto de los mortales que sudan hasta el último céntimo de SU vivienda)

Pero no me preocupo. Estoy seguro que mañana mismo saldrán a las calles las mareas progresistas y garantes de la justicia social para protestar por esta cacicada y en defensa de aquellos que pagan religiosamente por sus propiedades y también de aquellos que cumplen los requisitos demandados y has sido chuleados por esta mafia del ayuntamiento.

En fin, que le voy a decir a las muchachas que dejen de pagar el alquiler de sus casas y que se dediquen a estudiar “el mercado”. Yo pongo la mandarria y la palanqueta.

Y no debemos olvidar que ha sido con la inestimable ayuda de los señores socialistas madrileños (que son iguales que los del resto de España, solo que un poco más chulos porque son de la capital)