Una gorda.

Decía antes que otro día hablaría de la movilidad en Madrid, de las bicicletas y de los coches; pues bien, según veo en la prensa, mi amada señora Carmena ( que bien estaría disfrutando de la jubilación como la gente normal) ya tiene preparada la escopeta con postas de estacionamientos y parquímetros

Anuncia esta señora que pretende llevar los parquímetros y las zonas de colorines al extrarradio madrileño. Ya lo intentó el zumbao de Gallardón, y en esa ocasión las llamadas izquierdas sociales y el resto de los vecinos tumbaron la iniciativa; ahora son las izquierdas de las izquierdas quienes, abogando por el cambio, quieren nuevamente implantar la inmovilidad y de paso ganarse unos cuantos euracos de vellón ( está visto que el concepto “crisis” es más manipulado que el puño de un futbolín)

Las maniobras ya se veían venir. Peatonización de calles, fiestas de bicicletas en el centro un día sí, otro también y el otro de atascos imposibles, subida de impuestos a los capitalistas poseedores de vehículos a motor, absorción del desastre ciclístico en Madrid a pagar de los impuestos a que nos condenan, y alguna cosilla más sin importancia que seguro se olvida.

Evidentemente hay que reconocer que esta señora acaba terminando con el problema circulatorio en Madrid: prohíbe circular… y too solucionao. ¡Hay que ver cómo le dan al tarro para buscar soluciones!

La bici. Esa es otra.

Recuerdo con nostalgia aquella película, creo de Fellini, titulada “El ladrón de bicicletas” en la que se criticaba la sociedad italiana de la postguerra. Pues a este paso terminaremos igual. Pasaremos del coche a la bicicleta y encima alabaremos el progresismo. Claro que lo haremos con velocípedos que cuestan un riñón, con cambios Shimano de 112 piñones, frenos de disco, ruedas alicatadas hasta el techo, y con ascensor de subida y bajada al sillín.

Lo que nadie dice es cómo nos apañaremos cuando tengamos que sudar la camiseta para subir las cuestas madrileñas o como se las apañarán toda esa horquilla de población que las bicicletas ya no sirven ni para el verano. Puede que aplicando la eutanasia se pueda acallar y solucionar la primera parte discordante de la segunda parte. Todo a su tiempo.

Otra que me dejaba en el tintero.

Os comunico que he sido agraciado por una bajada en el IBI de mi palacio vivienda. Resulta que mi amiga Carmena ha rebajado ese impuesto a aquellos barrios que ella considera de su cuerda. Yo, como vivo en “zona roja” he sido agraciado ( aunque si me cobra ahora por estacionar además de por circular sin poderlo hacer, la balanza queda equilibrada).

Sin embargo, uno de mis herederos, que están en el más absoluto paro, que viven gracias a su padre y a su abuelo, y al mismo tiempo están separados de mi humilde palacio por escasos cien metros, como viven en “zona nacional” pues les niega el beneplácito recaudatorio, es más…se lo sube. ¡Qué justa y democrática es mi querida señora alcaldesa y sus cuates!.

Ya lo dije una vez y me mantengo en lo dicho. En cuando me toque la lotería me largo al pueblo con las cabras.